jueves, 22 de octubre de 2020

MATEO XI - Señales del Fin del Mundo (Mt 24 y 25)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por el blogger respecto de esos textos. Los textos en café son citas bíblicas textuales, principalmente de la RVR60; si es otra versión, se especifica con las siglas correspondientes. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]


LAS SEÑALES DEL FIN


Cuando salían del templo, los discípulos señalaron a Jesús los edificios del templo; entonces Jesús les dijo: "¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada". Luego, habiéndose sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron, y le preguntaron: "¿cuándo sucederá todo esto, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?"  (24:1-3)

* Para no confundir la sucesión de eventos que Jesús comenzará a exponer, es importante poner atención en que los discípulos hicieron tres preguntas: 1) ¿cuándo sucederá la destrucción del templo?; 2) ¿qué señal habrá de Su segunda venida?; y 3) ¿qué señal marcará el fin del mundo?

Jesús comenzó a responder, advirtiéndoles que no se dejaran engañar, porque "vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán". Dijo también que habrá guerras y rumores de guerra, pero, les dijo: "no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin", porque, agregó, "se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores". También les advirtió: "entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre". Dijo también que muchos tropezarán, y comenzarán a entregarse unos a otros, y se aborrecerán unos a otros. Asimismo, dijo: "muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos", y que "por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará", mas, dijo: "el que persevere hasta el fin, este será salvo". Por último, les dijo "se predicará la Buena Noticia acerca del reino por todo el mundo, de manera que todas las naciones la oirán; y entonces vendrá el fin" (NTV)(24:4-14)

* En estas primeras palabras, Jesús entrega una visión general de lo que estaba por suceder, pero todavía no responde específicamente a cada pregunta. Todos estos eventos profetizados por el Señor comenzaron a suceder tan pronto Jesucristo ascendió a los cielos, y han seguido ocurriendo, y seguirán pasando durante todo el tiempo que transcurra entre la primera y segunda venida del Señor: persecución a la iglesia, con mayor o menor grado de agresividad; desastres naturales, falsos profetas, enfermedades (pestes, pandemias), hambrunas, maldad creciente, guerras, etc.

Los hijos de Dios, es decir, los que hemos renacidos del Espíritu Santo por la fe en Jesucristo, no estamos exentos de sufrir todo lo que Jesús anunció que sucederá antes de Su venida; sin embargo, "seremos salvos de la ira de Dios porque él nos aprobó por medio de la muerte de Cristo" (Ro 5:9 PDT), por cuanto Jesús ya pagó por nuestros pecados en la cruz, y nos limpió con su sangre. Por Su misericordia, la iglesia ya no estará en el mundo cuando empiecen a suceder los eventos terribles descritos en Apocalipsis 16, que habla de las copas que contienen las plagas de la ira de Dios, las cuales serán derramadas sobre todos los que no se arrepintieron de su rebelión contra el Creador. Estos son los que no recibieron el sello del Espíritu Santo, que es nuestra garantía de salvación y vida eterna, porque rechazaron la salvación que Dios proveyó en Cristo Jesús.

** ¿Por qué es necesario que ocurran todas estas cosas que nos producen tanta inquietud? Creo que Dios permite que estas cosas sucedan, para llamar la atención de los que no han renacido espiritualmente, a ver si reconocen su pequeñez, y buscan a Dios. 

En cuanto a los hijos del reino, Dios no nos libera de sufrirlas, porque a través de las pruebas y tribulaciones es que desarrollamos el fruto del Espíritu, que es "amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio" (Ga 5:22-23 PDT). Como dijo el Apóstol Pablo: "Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios(Hch 14:22). Esto no debe extrañarnos, ya que, desde los tiempos antiguos se anuncia que Jehová "es como fuego purificador, y como jabón de lavadores" (Mal 3:2), para quitar la inmundicia de los escogidos, para sacar a la luz toda la belleza que procede de la transformación que Cristo produce en nosotros. Además, las Escrituras dicen que Jehová disciplina a todo al que recibe como hijo"Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud" (He 12:11 DHH).

Lo anterior, no debe ser motivo de temor en los que están recién comenzando a caminar en Cristo, porque a la verdad, sin Cristo los sufrimientos son aún más profundos, porque no sólo pueden matar el cuerpo, sino también el alma; en cambio, los padecimientos en los hijos de Dios siempre obrarán para bien, porque ayudan a crecer espiritualmente, y a madurar en la fe. En el Sal 34:19, leemos que "Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová". Dijo el Señor, por medio del salmista: "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador..." (Sal 43:2-3). Con seguridad, cuando la vida eterna sea una realidad, y miremos atrás, daremos gracias a nuestro Señor, porque conoceremos que, tras cada sufrimiento, Dios cumplió un propósito superior

*** Jesús dijo que el fin vendrá cuando se haya predicado el evangelio del reino en todo el mundo (v.14). Pues, no podemos desconocer que los avances tecnológicos han hecho posible, como nunca antes, poder llegar masivamente con el evangelio a casi todos los rincones del mundo. Muchos de nosotros hemos compartido en nuestras redes las transmisiones que se hacen en nuestras congregaciones, y hemos sido bendecidos recibiendo enseñanzas desde el extranjero. Si bien es cierto que hay quienes las siguen ignorando, o las rechazan abiertamente, lo importante es que ninguno de ellos podrá decir que nunca fue expuesto a la posibilidad de alcanzar salvación.

 

LA DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO

Continuó Jesús su respuesta, diciendo que, por tanto, cuando vean "en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel", "el que esté en Judea, que huya a los montes. El que esté en la azotea, que no baje a hacer las maletas, y el que esté en el campo, que no regrese a buscar la capa" (NBV). También Jesús expresó su dolor por aquéllas que estén encinta o estén criando cuando esto ocurra, y exhortó a todos a orar para que esto no suceda en invierno, ni en un día de reposo. (24:15-20)

* Estas palabras de Jesús están dando respuesta a la pregunta de cuándo será la destrucción del templo. Tenemos esa convicción gracias al relato que Lucas hace de los hechos, quien, en vez de hablar de la "abominación desoladora", que suele confundirnos, dice: "cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado" (Lc 21:20), luego de lo cual, continúa con el mismo relato que hace Mateo de los eventos que estamos estudiando.

Según la profecía de Daniel, escrita alrededor del año 535 a.C., la abominación desoladora viene después de que se quita la vida al Mesías. Entonces el pueblo de un príncipe, que aún no nacía cuando la profecía fue dicha, vendría a destruir la ciudad y el santuario. La destrucción del segundo templo, anunciada por Jesús, ocurrió entre los meses de abril y septiembre del año 70 d.C., casi cuarenta años después de su muerte, cuando el santuario y la fortaleza fueron profanados y destruidos por el ejército romano, al mando del comandante Tito Flavio Vespasiano, hijo del emperador Vespasiano, en respuesta a la sublevación de los judíos, lo que culminó con el templo saqueado y destruido, la ciudad incendiada, y los judíos dispersos por todo el mundo.


LA GRAN TRIBULACIÓN  

El Señor continúa su respuesta, diciendo que "habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados". Luego, Jesús vuelve a decir que no hay que creer si alguien dice que Cristo vino, y que está en tal o cual lugar, "porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos". Sin embargo, cuando el Hijo del Hombre venga, no habrá aviso, "porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre". Por último, dijo: "así como los buitres, cuando se juntan, indican que hay un cadáver cerca, de la misma manera, esas señales revelan que el fin está cerca" (NTV).  (24:21-28)

* No es fácil llegar a acuerdo respecto a qué eventos y tiempos se refiere Jesús cuando dice que habrá gran tribulación; de si está hablando de los hechos ocurridos en torno a la destrucción del segundo templo, o si habla de eventos que sucederán antes del fin del mundo. Hay quienes piensan (como Agustín de Hipona - Epístola, 80. Fuente: Biblia de Estudio Patrística) que la gran tribulación aquí mencionada corresponde a la vivida por los judíos pocas décadas después de la muerte y resurrección de Jesús, cuando sus constantes revueltas internas, además de manifestaciones de rebelión contra el imperio, que fueron contenidas por los romanos con asedio a Jerusalén y gran violencia durante un largo tiempo, culminaron con la destrucción del santuario en el 70 d.C. No les falta razón a los que piensan así, pues, no se puede menos que llamar "una gran tribulación" a los acontecimientos descritos por el historiador judío Josefo en su obra "Las Guerras de los Judíos", donde es imposible no conmoverse con las atrocidades sufridas por los habitantes de Jerusalén y sus alrededores en aquel tiempo, donde miles de hombres, mujeres y niños, si no morían por la espada, morían de hambre, y a causa de otras tantas terribles formas de tormento. 

No cabe duda de que una "abominación desoladora" tomó lugar en aquel tiempo y lugar, pero no podemos asegurar que no haya sucedido algo peor unos siglos más tarde, por ejemplo, en el siglo XX, donde nuevamente dos guerras mundiales tomaron lugar, o la persecución que padeció la población judía, esta vez, bajo el régimen nazi, durante la Segunda Guerra Mundial. Tampoco vamos a ignorar las persecuciones a los cristianos, tanto a la iglesia naciente de los primeros siglos de la era cristiana, protagonistas de horribles tipos de muertes en los circos romanos o las que están padeciendo hermanos en la fe, en los últimos tiempos, en lugares donde el cristianismo está prohibido. Mucho menos podemos afirmar que algo peor no vaya a suceder en los tiempos que quedan por venir antes del fin, ya sea en formas de pandemias, como la recientemente vivida; contaminación del medio ambiente, con sus múltiples consecuencias; aumento de la violencia por doquier; guerras y amenazas de guerras con armas de destrucción masiva, etc.

Lo que sí es evidente es que los hechos que Jesús estaba profetizando iban a suceder en los "últimos tiempos" o "tiempos postreros", los cuales, según Juan, comenzaron a vivirse luego que Jesucristo ascendió a los cielos resucitado. Así dijo el Apóstol: "ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo" (1Jn 2:18).

Con todo, debido a que, después de hablar de la gran tribulación de aquellos días, el Señor comienza a hacer mención de Su segunda venida, no carece de sentido pensar que una gran tribulación, "cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" (v.21), está por vivirse; es decir, que debemos esperar padecer cosas peores a los eventos antes mencionados. Tampoco hay que ignorar que, conforme a las palabras de Jesús, los hijos de Dios aún estaremos en el mundo cuando esta gran tribulación suceda, pues, dijo que, por causa de los escogidos, esos días serán acortados. De hecho, en el Apocalipsis, se describe a los hijos de la fe como "los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Ap 7:13-14).

Es necesario aclarar esta confusión que ha hecho que muchos estudiosos saquen conclusiones erradas en cuanto a los tiempos escatológicos: la gran tribulación de que hablan las Escrituras no es lo mismo que la ira de Dios que se derramará sobre el mundo. De acuerdo al relato de Jesús en este capítulo, es claro que el primer evento, es decir, la gran tribulación, es antes de la resurrección de los muertos, y de lo que se conoce como "el arrebatamiento" o "el rapto". En cambio, como ya dijimos, las siete copas de la ira de Dios, destinadas a castigar la maldad en el mundo, se derramarán después que la iglesia sea sacada. 

Ahora bien, debido a los preocupantes eventos que han estado sucediendo de un tiempo a esta parte, no podemos descartar que ya estemos viviendo los primeros zarandeos que desencadenarán en la gran tribulación. Basta con mirar cuánta convulsión hay en todo el mundo en estos últimos años. No ha pasado mucho tiempo desde que, de un momento a otro, nos vimos golpeados por una pandemia que paralizó al mundo entero, la cual no sólo causó miles de muertes, sino que trajo como consecuencia una gran desestabilización económica a nivel global. En medio de todo, han estado sucediendo grandes desastres naturales, y otros provocados por el hombre, en tanto que día tras día se siguen desatando todo tipo de protestas y manifestaciones, donde se aprecia mucha violencia y odio; todo esto agravado por guerras y amenazas de guerra en todo el orbe. Como consecuencia, la ansiedad, la tensión y la incertidumbre están apoderándose de muchos, provocando grandes trastornos que están elevando los índices de enfermedades mentales en la población de la tierra. Y esto es sólo el comienzo.

** En cuanto a la proliferación de falsos mesías y engañadores (vv.24-26), en este tiempo es mucho más fácil para ellos llegar a gran cantidad de personas, debido a las crecientes novedades en tecnología que, en el ámbito de las comunicaciones de masas, se siguen desarrollando. En consecuencia, los que estamos siendo llamados al reino debemos velar y alimentarnos adecuadamente, cada día, de la Palabra de Dios, de modo de no ser arrastrados por los vientos huracanados de todo tipo de falsas doctrinas que se están desatando, que pueden poner en riesgo la salvación que Dios nos ofrece en Cristo, en caso de que alguno no haya aún recibido el Espíritu Santo que nos sella y preserva para vida eterna

 

LA PARUSÍA DEL SEÑOR

Jesús continuó diciendo que "inmediatamente después de la tribulación de aquellos días", el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria" y, al toque de la gran trompeta, enviará a sus ángeles para juntar a sus escogidos desde todos los rincones de la tierra. (24:29-31).

* Las palabras de Jesús "después de la tribulación de aquellos días" confirman lo que afirmábamos unos párrafos más arriba: la iglesia se salva de la ira de Dios, pero aún está en la tierra durante la gran tribulaciónAhora bien, una serie de eventos anormalesdonde habrá señales en el cielo y el mar, empezará a suceder inmediatamente después de la tribulación, que no sabemos cuánto durará (quizás días; quizás las mismas tres horas que duraron las tinieblas cuando Jesús fue crucificado; o quizás sólo minutos, no sabemos), y precederá a la parusía del Señor. Tal vez esa oscuridad, en que no brillan ni el sol ni la luna, signifique que la gran tribulación termina con un evento catastrófico, en que los cielos quedan cubiertos de humo y la atmósfera contaminada, comprometiéndose la calidad de vida en la tierra, como sería el resultado de una guerra nuclear. 

Lucas, en su versión de este pasaje, lo dice de esta manera: "habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria." (Lc 21:25-27). Luego, en el siguiente versículo, para tranquilidad de los escogidos, Lucas agrega: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca". (Lc 21:28). Por tanto, cuando veamos todas estas señales en el cielo (el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo), y se oiga el bramido del mar y las olas (podría tratarse del bullicio y alboroto que producen grandes multitudes de personas, que en las Escrituras a veces son comparadas con muchas aguas), los hijos de Dios, en vez de angustiarnos por el temor de lo que sobrevendrá, debemos estar tranquilos, porque ellas anuncian que Jesús está por llegar para rescatar a su novia, la iglesia, "antes que venga el día grande y espantoso de Jehová" (Jl 2:31); "Cruel, con furia y ardiente ira, para convertir en desolación la tierra y exterminar de ella a sus pecadores." (Is 13:9-10 NBLA). 

Como dijimos, no sabemos cuánto tiempo durarán estas señales en los cielos, lo que sí sabemos es que, "así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre" (Mt 24:27 NVI).

** Con respecto a la lamentación de todas las tribus de la tierra (v.30), parece poco probable que esté hablando de la lamentación de los hijos de Israel profetizada por Zacarías; más bien se refiere al "lloro y crujir de dientes" de todos los incrédulos (gentiles y judíos), quienes, viendo al Señor venir en las nubes, sabrán que efectivamente Jesucristo es el Señor, al cual rechazaron mientras era tiempo, por lo cual ya no les queda más que recibir la paga por su pecado. Porque nadie podrá decir que no oyó hablar de la buena noticia de la salvación por la fe en Jesucristo; mas se negaron a escuchar. 

Con todo, aún es tiempo, porque el Señor sigue llamando, por medio de la predicación del Evangelio, a que se arrepientan y sean salvos de la ira de Dios. 

En cuanto a la lamentación de los hijos de Israel, se trata de un lloro de arrepentimiento y dolor, pero no de desesperanza. De hecho, podemos ver en la Escritura que los judíos comenzaron a manifestar tales sentimientos a partir del mismo día de Pentecostés, cuando Pedro, lleno del Espíritu, se dirigió a los hijos de Israel, que atónitos observaban a los discípulos hablar en lenguas extranjeras la Palabra de Dios, a fin de que comprendieran cómo en Jesús se habían cumplido las Escrituras sobre el Mesías que Jehová había prometido enviar, pero a quien ellos habían matado en una cruz; luego de oír lo cual, éstos "se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?", a lo que Pedro respondió: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hch 2:37-38). Hechos como éstos están sucediendo todos los díasjudíos que, al enfrentarse a la Verdad, quedan devastados al reconocer que dieron muerte al Hijo de Dios, entonces se arrepienten para salvación; y seguirán sucediendo, hasta que entre la plenitud de los gentiles, pues, Jehová prometió que el Redentor vendrá a los que de Jacob se volvieren de la iniquidad.

Recordemos que, luego que Israel rechazó una y otra vez la buena noticia de que Jesús era el Mesías, fueron endurecidos y desechados parcialmente, y entonces se comenzó a predicar el evangelio a los gentiles para que también fueran salvos. Ahora es tiempo para que los gentiles entren al reino, pero, mientras entra la plenitud de ellos, muchos hijos de Israel también están oyendo que en Jesús se cumplieron las profecías sobre el Mesías; y es así cómo todo Israel (el Israel de la promesa) será salvoLa exclusión del reino de los endurecidos hijos de Israel no permanecerá si ellos se arrepienten de su incredulidad, pues, si se humillan y buscan a Jesús el Mesías, también son sellados para vida eterna.


Que no nos Tome por Sorpresa

Jesús dijo que hay que aprender a discernir los tiempos, pues, del mismo modo en que, al ver la higuera con sus ramas tiernas y sus primeras hojas, sabemos que el verano está por llegar, cuando veamos el cumplimiento de todas estas cosas significa que la venida del Señor está cerca. Incluso, advirtió que "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca", y que podrán desaparecer el cielo y la tierra, pero sus palabras no dejarán de cumplirse.  También dijo que "del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre", y que la venida del Hijo del Hombre será como en los tiempos de Noé, en que, antes del diluvio, todos estaban comiendo, bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta cuando Noé entró al arca, "y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos", "así será también la venida del Hijo del Hombre", dijo el Señor. (24:32-39)

* La palabra generación debe entenderse como un grupo de personas que, habiendo nacido en un tiempo específico, comparten cosas en común, y se comportan de manera afín. 

El versículo que la RVR60 traduce: "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca" (v.34), la Nueva Biblia Viva lo traduce: "Sólo entonces terminará esta era de maldad" (Mt 24:34 NBV); en otras palabras, el fin del mundo no llegará sin que todo lo que Jesús estaba anunciando se cumpla.

 

El Arrebatamiento

Entonces Jesús comenzó a decir: "estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada". Por tanto, advirtió: "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor". Dijo que, si el padre de familia supiera que el ladrón va a venir, se mantendría despierto; así mismo, dijo: "ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen" (NVI). Como ejemplo, contó una historia sobre un siervo fiel, a quien su amo puso al cuidado de su casa durante su ausencia, para que se encargara de que sus sirvientes recibieran su alimento a tiempo. "Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así", dijo. Pero, continuó diciendo, si el siervo no es leal, y creyendo que el amo tarda mucho en volver, comienza a maltratar a los que estaban a su cuidado, y él mismo se entrega a una vida desenfrenada, cuando su amo llegue sin previo aviso, lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los hipócritas. "Allí será el lloro y el crujir de dientes" sentenció el Señor(24:40-51)

En Mr 24:32, Jesús dice "Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre". Es decir, ni Jesús, en su humanidad, sabía cuándo será el fin de los tiempos. Por eso, el Señor nos manda velar; y no sólo debemos velar por que ese día no nos sorprenda, sino porque perseverando en hacer el bien, el fruto del Espíritu se desarrollará en nosotros, y cuando el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fe, la mansedumbre, y el dominio propio están en nosotros, estamos completos, por tanto, no necesitamos entretenernos con los banales distractores que el mundo nos ofrece.

** Con respecto al arrebatamiento, Pablo, en sus epístolas a las iglesias de Corinto y Tesalónica, nos da una visión más detallada:

El Apóstol explicó que, debido a que "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción(1Co 15:50), "no todos moriremos, pero todos seremos transformados" (1Co 15:51 NVI). Esto, dijo, ocurrirá "en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta" (1Co 15:52 (NVI) (probablemente esté hablando de la séptima trompeta del Apocalipsis). Entonces Jesús vendrá en las nubes, con sus arcángeles, y "descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que aún vivamos y hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para recibir en el aire al Señor, y así estaremos con el Señor siempre" (1Ts 4:16-17 RVC). 


¡Sed Llenos del Espíritu Santo!

Jesús continuó diciendo que el reino de los cielos será semejante a la historia de las diez damas de honor que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes, y cinco eran insensatas; "las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas". El novio se demoró en regresar, entonces las jóvenes comenzaron a cabecear y a quedarse dormidas. A medianoche se oyó un clamor, anunciando que el prometido había llegado, y todas salieron a recibirle, pero las insensatas, al ver que sus lámparas se apagaban, pidieron aceite a las prudentes, pero éstas les dijeron que, si les daban, no tendrían suficiente para mantener sus propias lámparas encendidas, así que les dijeron que fueran a comprar. Mientras éstas iban a comprar, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. "Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco". Jesús concluyó su parábola, diciendo: "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir". (25:1-13)

* En las Escrituras, vemos que la prudencia es sinónimo de sabiduría, entendimiento, conocimiento, cordura. El hombre natural no posee ninguna de estas cualidades de manera correcta; al menos no con el verdadero significado que cada uno de estos atributos tiene en el reino de los cielos; por tanto, para llegar a ser prudentes, sabios, entendidos, tener juicio y conocimiento es necesario que el Espíritu Santo obre en el corazón del hombreConsecuentemente, el aceite de las lámparas podemos relacionarlo con ser llenos del Espíritu Santo, o crecer espiritualmente, lo que se hace evidente en el fruto de santificación que cada creyente desarrolla

La salvación no se puede perder, por tanto, las que quedaron fuera de la fiesta de bodas simbolizan a aquéllos que, aunque dicen creer, nunca han sido sellados con el Espíritu Santo, pues, una vez que se recibe el sello del Espíritu como garantía de salvaciónnada puede romperlo

Para entenderlo mejor, diremos que las vírgenes insensatas son como los que oyen la Palabra, la reciben, se sienten entusiasmados al principio, pero los afanes del mundo, las riquezas, las aflicciones, etc., los distraen; y como no dedican tiempo a buscar el reino de Dios y su justicia, quedan sin entendimiento, por tanto, no llegan a comprender que les sobran motivos para arrepentirse. Luego, al no haber arrepentimientoel Espíritu Santo no puede morar en ellos; y si el Espíritu no está en ellos, no son de Cristo, sino que siguen siendo hijos de las tinieblas, por lo cual siguen haciendo, sin incomodarse, las obras de las tinieblas. De hecho, un símbolo inequívoco de que la regeneración no se ha producido es cuando el pecado no incomoda. 

** En cambio, el verdadero cristiano aguarda con entusiasmo y temor reverente la segunda venida del Señor. Es una promesa que nos da gran esperanza, pero también nos hace estar alerta para no resbalarCuando un verdadero creyente, un hijo de Dios, peca, no tarda mucho en sentirse incómodo, y se arrepiente, porque el Espíritu Santo que mora dentro de él es el que lo constriñe para hacerlo volver al camino

La Palabra de Dios es espíritu; por eso, si queremos ser fuertes espiritualmente, debemos comerla a diario, y procurarla más que cualquier otra cosa en esta vida, porque es palabra viva. A través de ella el Espíritu Santo, que mora en cada creyente, va renovando nuestro entendimiento, y nos hace comprender la anchura, longitud, profundidad y altura del amor de Cristo que sobrepasa nuestro conocimiento, y nos llena de la plenitud de Dios.


Al que Tiene, se le Dará Más

También Jesús compara el reino de los cielos con un hombre que, yéndose lejos, entregó a sus siervos sus bienes para que los administraran.  A uno dio cinco talentos; a otro, dos; y a otro, uno, conforme a la capacidad de cada uno. El que recibió cinco, negoció y ganó cinco más; el que recibió dos, también ganó dos más; pero el que recibió uno, lo tomó, y lo escondió bajo tierra. Después de mucho tiempo, volvió su Señor, y quiso ver qué habían hecho con los talentos. El que recibió cinco, tenía cinco más, por tanto, fue felicitado por su Señor, quien le dijo: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor".  Lo mismo dijo a aquel que había ganado dos talentos sobre los dos recibidos. Llegando el turno del que había recibido un talento, éste le dijo: "Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo".  El señor se enojó, y le dijo que al menos debió darlo a los banqueros para haber recibido los intereses; así que hizo que le quitaran el único talento que tenía, y se lo diesen al que tenía diez, porque "al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado". El siervo inútil fue echado fuera a las tinieblas, donde será el lloro y crujir de dientes. (25:14-30)

* Cuando Jesús ascendió a la diestra del Padre, nos envió su Espíritu Santo por medio del cual repartió dones a los miembros de la iglesia, con el fin de perfeccionar a los santos para llevar a cabo la obra de Dios, y así edificar la casa de Dios en la tierra, la iglesia, el cuerpo de Cristo. "Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios, que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo" (Ef 4:13 NTV), el primogénito de la creación. Cada miembro de la iglesia es un importante eslabón en la cadena de formación y crecimiento de los hijos de Dios, y sólo trabajando unidos, unos por otros, según el don que cada uno ha recibido, lograremos crecer como un solo cuerpo, "así dejaremos de ser como niños que cambian de creencias cada vez que alguien les dice algo diferente o logra astutamente que sus mentiras parezcan verdades. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos y cada vez seremos más semejantes en todo a Cristo, que es nuestra Cabeza" (Ef 4:14-15 NBV). 

Cuando el Señor nos dio nueva vida, todos los creyentes recibimos dones para el perfecto funcionamiento del cuerpo de Cristo, y es nuestro deber ponerlos al servicio de la edificación de la iglesiano quedarnos con ellos como si fueran sólo para beneficio personal, sino ministrarlo con amor, para que cumpla el objetivo por el cual lo recibimosQuizá estimamos que nuestro don es muy insignificante, sin embargo, todo don es importante para el buen funcionamiento de todo el cuerpo. Haciendo esto, estamos dando gloria al Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Dijo el Señor que al que tiene, se le dará más, si lo administra correctamente (v.29). No menospreciemos lo que podemos hacer con nuestros dones. Cuando Pablo dijo que procuremos los dones mejores, probablemente, quiso decir que, en la medida que hagamos buen uso del don que nos fue dado, seguiremos recibiendo más gracia para administrar otros dones que parecen de mayor relevancia.


El Juicio

Jesús continuó diciendo a sus discípulos que, "cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él", se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones, y apartará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. A las ovejas las pondrá a su derecha, y a los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo", y les dirá: "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí". Y los justos se preguntarán cuándo hicieron todo aquello por el Señor, y el Rey les dirá: "De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis". Luego, dirigiéndose a los de su izquierda, les dirá: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles", y argumentará: "Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis". Y los impíos preguntarán, ¿cuándo no te servimos?; y el rey responderá: "De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis". Estos últimos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (25:31-46)

* Los hijos del reino no estamos en la tierra para juzgar, ni para rechazar a nadie, porque si lo hacemos, estamos rechazando a Jesús. El Señor dijo que no debemos menospreciar a los pequeños, "Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido" (Mt 18:11), y, después de su resurrección, "nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliaciónPor tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios!" (2Co 5:19-20 NBLA). Como ya hemos dicho, Jesús llama "pequeños" a los más necesitados; entre ellos, las personas que son nuevas en la fe, porque, al tener poco conocimiento, pueden ser fácilmente desviadas del camino; también se considera pequeños a los adictos, los rechazados y condenados por la sociedad; los despojados, los pobres, los enfermos, etc. Todos ellos, sin excepción, necesitan oír y conocer en profundidad el Evangelio de la salvación

** Jesús compara el día del juicio con el ejercicio que hace un pastor de separar las ovejas de los cabritos (vv.31-33). A las primeras las pondrá a su derecha, y a los otros, a su izquierda. A las ovejas dirá: ""Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (v.34); en cambio, a los cabritos, dirá: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (v.41).

Al respecto, en el capítulo 34 de Ezequiel, donde Jehová anuncia castigo a los pastores que abusan de las ovejas, según la versión Dios Habla Hoy (DHH), también hace diferencia entre ovejas y cabritos, y dedica algunas palabras a estos últimos, diciendo: "Yo, el Señor, digo: Escuchen, ovejas mías: Voy a hacer justicia entre los corderos y los cabritos. ¿No les basta con comerse el mejor pasto, sino que tienen que pisotear el que queda? Beben el agua clara, y la demás la enturbian con las patas. Y mis ovejas tienen que comer el pasto que ustedes han pisoteado y beber el agua que ustedes han enturbiado. Por eso yo, el Señor, les digo: Voy a hacer justicia entre las ovejas gordas y las flacas. Ustedes han alejado a empujones a las débiles, las han atacado a cornadas y las han hecho huir. Pero yo voy a salvar a mis ovejas. No dejaré que las sigan robando. Voy a hacer justicia entre las ovejas" (Ez 34:17-22 DHH).

*** En una ocasión, alguien me preguntó: ¿qué va a pasar con aquellos que nunca oyeron el evangelio? (como podría ser el caso de tribus que viven en condiciones muy primitivas, escondidas en medio de la nada, o esos pueblos cuyas autoridades les restringen absolutamente qué deben ver u oír), ¿se perderán sus almas por no haber estado expuestos a la Palabra de Dios? 

Lo primero que podemos decir es que, si Jesús dijo que, antes del fin, el evangelio será predicado en todas partes del mundo, así será, porque para Dios nada es imposible. Con todo, en el caso de que alguien no reciba la buena noticia (la promesa es que será predicado "en todo el mundo", no "a cada individuo"), esa persona será juzgada igual que aquéllos que perecieron antes de que Jesucristo se convirtiera en nuestro único Salvador, de lo cual nos da testimonio el capítulo 11 de la carta a los Hebreos: es decir, serán juzgados por su fe.

El argumento para que afirmemos esto, lo da el Apóstol Pablo, quien enseña que, "cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres" (Ro 2:14-16). Si a estas palabras agregamos las dichas por el mismo Apóstol, en el sentido de que, "lo que se puede conocer de Dios, ellos lo conocen, pues Dios mismo se los ha revelado", pues, "desde que el mundo fue creado, la humanidad ha contemplado toda la creación que le muestra el eterno poder de Dios y el hecho de que él es verdaderamente Dios". "Así, lo invisible de Dios se deja ver por medio de la creación visible, por lo que nadie podrá excusarse diciendo que no sabía si Dios existía o no" (Ro 1:19-21 NBV). En otras palabras, aquéllos que, contemplando la creación, y todo lo que sus ojos puedan ver, creen que es la obra de un Dios Todopoderoso, y no lo atribuyen a falsos ídolos, y además, por reverencia y temor a ese Dios, hacen por naturaleza lo que es conforme a la Voluntad perfecta del Creador, serán salvos, porque su fe en el Dios Omnipotente les hace andar en temor y reverencia, de acuerdo a lo que la ley escrita en sus corazones les dicta. 

Distinto será para aquellos que, habiendo oído el evangelio, lo rechazan, porque aman más las tinieblas que la luz, y no quieren venir a Jesús para que sus obras no sean cuestionadas. 

**** En los capítulos 24 y 25, que estamos estudiando, Jesús no ha mencionado la palabra "resurrección", sin embargo, por las palabras de Pablo en su epístola a los de Tesalónica, sabemos que los que serán arrebatados al cielo no precederán a los que resucitarán de la muerte; es decir, primero será la resurrección, y luego el arrebatamiento. En cuanto a la resurrección, la profecía de Daniel dice que, "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Dn 12:2). Por su parte, según el evangelio de Juan, Jesús dijo que "todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Jn 5:28-29). Es decir que habrá resurrección de todos los muertos, pero sólo los que murieron teniendo fe, lo harán para vida eterna, y ascenderán a la nube, donde está Cristo llamando; en cambio, los que rechazaron creer, irán a condenación perpetua. 

Poniendo todos los argumentos sobre la mesa: lo que dice Jesús en los versículos que estamos estudiando; las palabras del apóstol Pablo sobre el tema; la profecía de Daniel, y lo dicho por Jesús en el evangelio según san Juan, entendemos que la secuencia de estos eventos sería: primero, desde las nubessentado en su trono de gloria, el Señor hará oír su voz a los que están en los sepulcros, para resurrección; y apartará las ovejas de los cabritos; luego, llamará a sus escogidos que resucitaron en cuerpos de gloria, a reunirse con Él en el cielo, y enviará al resto (los cabritos) a condenación eterna. Luego, los que hayan quedado sin haber probado la muerte, serán arrebatados y transformados sus cuerpos en cuerpos celestiales, mientras ascienden a reunirse con Cristo. Es interesante que Daniel, cuando habla de la resurrección, dice que los escogidos, a los que llama "los sabios", "resplandecerán con el brillo del cielo; los que guían a muchos en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad" (Dn 12:3 NVI). Es maravilloso imaginar cómo será ver esas resplandecientes luminarias ascendiendo a reunirse con su Señor en el cielo.

En cuanto al juicio sobre los que no fueron sacados de la tierra, el primer evento será el derramamiento de las siete copas de la ira de Dios. Éstos, a pesar del gran tormento que recibirán al derramarse las copas, dice la Escritura que no se arrepentirán de su pecado, y continuarán blasfemando el Nombre de Dios. En medio de este atroz escenario, bajo el gobierno de la bestia, engañados por un falso profeta, se organizarán para pelear contra el Cordero, quien vendrá con sus miríadas de ángeles para herir a las naciones, y pisar el lagar del vino del furor de la ira de Dios sobre los inicuos. Esa batalla final será ganada por el Cordero, quien los vencerá con la espada que sale de su boca (la Palabra de Dios), y serán echados al lago de fuego que arde con azufre, donde padecerán tormento eterno. 

Así será el fin, la destrucción total del mundo como lo conocemos hoy; un día en que "los cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos serán destruidos por el fuego; y la tierra, con todo lo que hay en ella, será quemada" (2Pe 3:10 NVI). Entonces será el comienzo de la vida nueva, donde habrá "un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar" (Ap 21:1), y se verá descender desde el cielo, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, la esposa del Cordero, "procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido" (Ap 21:2 NVI), teniendo la gloria de Dios; y se oirá una potente voz decir: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir», (Ap 21:3-4 NVI). Entonces Dios será todo en todos. 


EXHORTACIÓN FINAL:


Esto es cosa de vida o muerte eterna, por eso, tú que lees, detente unos segundos, porque este mensaje es para ti

Si Cristo aún no está en tu corazón, no pierdas más el tiempo, y aprovecha la oportunidad que Jesucristo te está dando; pídele, en arrepentimiento y fe, que perdone tus pecados, y dile que lo reconoces como Señor de tu vida, y Él enviará Su Espíritu a morar en tu corazón, sellándote para vida eterna, porque Él no rechaza al que lo reconoce como su Salvador.

"La noche está muy avanzada y ya se acerca el día
Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz
Vivamos decentemente, como a la luz del día, no en orgías y borracheras, 
ni en inmoralidad sexual y libertinaje, ni en desacuerdos y envidias. 
Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo 
y no se preocupen por satisfacer los deseos de la carne.
(Ro 13:12-14 NVI)

¡Maranata!, el Señor viene.










lunes, 21 de septiembre de 2020

MATEO X - ¡Bendito el que viene en el nombre de Dios! (Mt 21a 23)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por el blogger respecto de esos textos. Los textos en café son citas bíblicas textuales, principalmente de la RVR60; si es otra versión, se especifica con las siglas correspondientes. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]



JESÚS ENTRA EN JERUSALÉN


Acercándose a Jerusalén, vinieron al monte de los Olivos, y Jesús envió dos de sus discípulos a una aldea cercana, diciéndoles: "hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos"; y si alguien les decía algo, ellos debían contestar: "El Señor los necesita; y luego los enviará". Todo esto lo hizo para que se cumpliera la profecía que dice: "Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga". Cuando los discípulos regresaron, pusieron sus mantos sobre los animales, y Jesús se sentó encima. Por el camino había una gran multitud que, a su paso, tendía sus mantos, cortaba ramas de los árboles, y las ponía en el camino, mientras clamaba: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!". Al entrar en Jerusalén, todos se conmovieron, preguntándose ¿Quién es éste?, y la gente decía: "Éste es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea". (21:1-11)

* En esta escena hay gran riqueza de símbolos, pues, Jesús no sólo entró al templo montado sobre el pollino para que se cumpliese la profecía de Zacarías, sino también para mostrar que en Él se estaba cumpliendo la bendición profética de Jacob que, en su lecho de muerte, dio a su hijo Judá, ancestro de Jesús, y a su descendencia. Así profetizó el patriarca: "No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto." (Gn 49:10-11)La profecía no sólo hablaba de la continuidad de los descendientes de Judá, raíz de David, en el trono de Jerusalén, hasta la llegada del Rey de reyes (Siloh), cuyo "reino no tendrá fin" (Lc 1:33), sino de cómo "a él se congregarán los pueblos" (Gn 49:10), no sólo gente de origen judío; y dice que Él lo hará amarrando el hijo de su asna a la vid escogida (Gn 49:11).
 
El asna es un animal de carga, que simboliza a los hijos de Israel, a quienes se les dio la ley de Dios, (un conjunto de mandamientos buenos y justos, destinados a enseñarles a andar en los caminos del Señor), la cual debían cumplir íntegramente para estar en buena relación con YHWH (Jehová), pero que, sin embargo, no tenía el poder de salvar; pues, su fin último era conducir a Israel hasta su Mesías que los iba a salvar por fe, no por obras. De hecho, la misma ley demostró que nadie podía cumplirla a cabalidad, "porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos" (Stg 2:10 NBLA). Como consecuencia, los hijos de Israel acumularon sobre sus lomos una gran carga de culpa por el pecado (el asna), pues la ley se había encargado de mostrarles cuánto pecado había en sus corazones, y cuán imposible era para ellos alcanzar salvación por medio de ella.

En cuanto al hijo de asna, éstos son los creyentes del nuevo pacto que conforman la iglesia de Jesucristo, porque la fe en el Hijo de Dios que profesa la iglesia, el cristianismo, tiene sus raíces en el judaísmo (el asna). Ésta es la congregación de los santos integrada por el remanente de judíos salvos por gracia y gentiles salvos por gracia, que no están bajo el viejo pacto de la Ley que condena, sino bajo el pacto eterno que se basa en la obra del Espíritu que da vida. La palabra "iglesia" viene del griego "Ekklesia", que es la traducción de la palabra hebrea "qâhâl" (קהל), que significa congregación o asamblea.
 
Tanto la profecía de Zacarías como las versiones de Marcos, Lucas y Juan dicen que Jesús entró montado, no sobre el asna, sino sobre el hijo de ésta; y dicen que se trata de un pollino, es decir, un asno joven, "en el cual ningún hombre ha montado jamás" (Lc 19:30); una cría que, antes de que la trajeran a Jesús, hubo que desatarla, representando así la necesidad del hombre natural de ser librado del yugo de esclavitud del pecado para llevar, en su lugar, el fácil yugo de Cristo, cuya carga es ligera, y en quien las almas angustiadas y afligidas hallan descanso. No está de más insistir en que la única forma de librar al ser humano de la esclavitud del pecado es por la fe en la sangre expiatoria que Jesús, el Hijo de Dios, derramó en la cruz. La sangre de Jesús tiene el poder de librar de una vez y para siempre del yugo del pecado, quedando, el que cree, limpio de culpa, como si nunca antes hubiera pecado; de hecho, ése es el motivo por el cual quedó expresado el comentario explicativo de que el pollino que Jesús mandó a buscar era un animal "en el que nadie antes se ha montado" (Lc 19:30 NBV). 
 
La profecía de Jacob (Gn 49:10-11dice que el Rey ata "a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna" (Gn 49:11); porque Jesús es la Vid escogida, que sujeta a sí mismo su iglesia, la cual es Su cuerpo. Él mismo declaró: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador" (Jn 15:1). La traducción de Ef 2: 15, de la Nueva Biblia Viva (NBV), dice que, tanto a judíos como a gentiles, Jesús "los hizo parte de sí mismo, creando una sola y nueva humanidad"; porque "el que está unido a Cristo es una nueva persona" (2Co 5:17 DHH), pues, Dios mora en ella por la fe, a través de SEspíritu Santo, tal como anunció por medio de Ezequiel diciendo: "pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Ez 36:27), milagro que sucede cuando nos humillamos ante Jesús, y lo reconocemos como Señor de nuestras vidas 
 
Como hemos podido ver, Jesús era Aquél a quien se congregarían los pueblos, "pues, por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu" (Ef 2:18 NVI). Ahora que Jesucristo nos hizo uno con Él, judíos y gentiles "somos un solo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu; además, hemos sido llamados a una misma esperanza" (Ef 4:4); "Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la Ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad." (Ef 2:14-16 NVI).  
 
Dice la Escritura que "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1Jn 5:12), pues, sólo estando en Cristo, Dios nos da entrada al reino de los cielos, que es lo que el Señor está simbolizando al ingresar al templo montado sobre el pollino 
  
** En otro sentido, es interesante ver la semejanza entre el versículo de Gn 49:11 citado anteriormente, y la ilustración que usa Pablo en su epístola a los romanos, para referirse a la incorporación de los gentiles, que no eran pueblo de Diosal pueblo de las promesas. En la ocasión, el Apóstol explica de qué manera unas simples ramas de olivo silvestre (los gentiles) llegaronn a ser parte del olivo cultivado. Dice Pablo a los gentiles: "Pues si algunas de las ramas (originales) fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivono te jactes contra las ramas (originales que fueron desgajadas); y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti" (Ro 11:17). 
  
*** Profecías en cumplimiento:
    • Gn 49:11 "Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto".
    • Zac 9:9 "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna".
    • Is 54:1- 3 "Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho JehováEnsancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas".


PURIFICACIÓN DEL TEMPLO


Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los comerciantes, volcando las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, mientras decía: "Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". Y estando aún en el templo, se acercaron a Jesús ciegos y cojos, y Él los sanó. Pero cuando los principales sacerdotes y escribas vieron los milagros que Jesús hacía, y cómo los jóvenes lo aclamaban diciendo: "¡Hosanna al Hijo de David!", se enfurecieron y le dijeron: "¿Oyes lo que éstos dicen?", a lo que Jesús contestó: "Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?". Habiendo dicho esto, se fue del lugar hacia Betania, y se quedó allí. (21:12-17)

Tal como se explica en Lv 16 que, antes de hacer expiación por los pecados del pueblo, se debe purificar el santuario, la tienda de reunión y el altarJesús entró en el templo terrenal para purificarlo antes de que se llevara a cabo el sacrificio expiatorio definitivo por los pecados del mundo, cuya ofrenda iba a ser el mismísimo Hijo de Dios.
 
La corrupción que se había apoderado del templo de Jerusalén en tiempos de Jesús no era algo nuevo. Había ocurrido en los tiempos del sacerdote Elí, mentor de Samuel, motivo por el cual Jehová permitió que Silo, el lugar donde el Señor había hecho morar su nombre por varios siglos (todo el período de los jueces), fuera arrasado, y que los filisteos se llevaran el arca de la alianza; y también ocurrió en tiempos de Jeremías, cuando el reino de Judá había caído en idolatría y todo tipo de abusos, por lo cual Jehová los entregó en manos de los caldeos, y permitió no sólo que la ciudad fuera devastada, sino que el templo, la casa de Dios en la tierra, que estaba destinada a ser "casa de oración para todos los pueblos" (Is 56:7), fuera destruido y saqueado, habiendo previamente dicho por boca de Jeremías: "¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por Mi nombre, en cueva de ladrones delante de sus ojos? Yo mismo lo he visto», declara el Señor." (Jer 7:11 NBLA), palabras que Jesús les recordó a los líderes, quienes, sin reconocer su corrupción, seguían cometiendo los mismos pecados que sus antepasados, y sólo vieron como una afrenta a su autoridad los dichos del Señor.

Pero, como hemos dicho en otros estudios, todo lo que relata la Escritura que ocurrió en lo terrenal, también tiene un cumplimiento en lo espiritual; es decir, cada evento acontecido en lo temporal es sombra de lo que ocurre en lo eterno; porque lo que verdaderamente Jesús había venido a purificar eran las vasijas de barro, defectuosas y sucias, que se iban a convertir en templo viviente, morada del Dios vivo en la tierra.

El mal del ser humano no va a cambiar, por más que se sigan construyendo templos con la intención de que sean casa de oración, pues, "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Sal 127:1). La transformación que se necesita es un cambio profundo desde el interior de cada ser humano, que sólo el Espíritu Santo de Dios puede producir. Por eso, cuando las Escrituras dicen que a Dios le ha agradado habitar en medio de su pueblo, no habla de un edificio hecho por hombres, sino de hacer que cada persona que oye el evangelio de la salvación y lo cree, se convierta en morada del Espíritu de Dios. Así es cómo se erige el templo de Dios en la tierra: todos los creyentes que se arrepienten (porque Dios manda "que todos procedan al arrepentimiento" - 2Pe 3:9), y son bautizados "en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados", reciben, por la fe, "el don del Espíritu Santo(Hch 2:38), los cuales, como piedras vivas, están siendo edificados como "un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios" (1Pe 2:5 DHH), siendo cada uno miembro del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, que se levanta "sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor(Ef 2:19-21). 

De esto hablaba Jehová cuando prometió por medio del profeta: "Y pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis instrucciones y hagan todo cuanto es justo y agradable para mí" (Ez 36:27 NBV); porque sólo cuando el Espíritu Santo está morando en el ser humano, el creyente puede hacer la Voluntad del Señor, porque es el Espíritu que mora en él, quien lo mueve a obedecer, ya que, el hombre natural (sin el Espíritu Santo) es enemigo de Dios, "porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede(Ro 8:7 RVA); es por eso que es necesario nacer de nuevo, pues, como está escrito: "los que viven según la carne no pueden agradar a Dios" (Ro 8:7-8 RVA). 

** Ya hablamos sobre el significado de su entrada a Jerusalén montado en un pollino, y de la purificación del templo. Ahora vemos que ciegos y cojos vinieron a Jesús en el templo, y Él los sanó (v.14). No pensemos que Jesús llevó a estos necesitados con la intención de mostrar sus poderes, sino, más bien, todo obedecía a un plan orquestado por Dios, con el fin de señalar a los presentes que Jesús era Su siervo escogido, en quien Su alma se deleita, el cual traería justicia a las naciones, según anunció por Isaías, diciendo: "Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las nacionespara que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas"; "Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé" (Is 42:6-7, 16).

Mas no sólo se trataba de milagros que daban testimonio de qué Él era el Mesías, eran también señales que hablaban de lo que Dios estaba por hacer en el ámbito espiritual por medio de su Espíritu, el cual iba a ser dado a los que creyeran en Jesús, cuando éste fuera glorificado, una vez que diera su vida en la cruz para rescate de muchos. Es decir, el Señor no sólo iba a purificar de sus pecados a los hombres; también, por obra de Su Espíritu, los iba a curar de la ceguera espiritual que les impedía conocer la Verdad (los ciegos), y enseñaría a caminar por sendas de rectitud a todos los que se habían extraviado (los cojos) por causa de los engaños de maligno (v.14).  

*** Aún hay más en esta única escena; también encontramos señales dadas por el Espíritu Santo con la intención de mostrar, tanto a los que fueron testigos de estos hechos en aquel entonces; y a los que leemos este relato en este tiempo, cómo en Jesús se iban cumpliendo una tras otra las Escrituras relativas al Mesías:

La exclamación de los jóvenes "¡Hosanna al Hijo de David!", significa "sálvanos ahora", y está haciendo alusión al Sal 118, cuyos versículos del 21 al 27 hablan de la llegada del Mesías salvador, en respuesta al pueblo que clama: "Te rogamos, oh, Señor, sálvanos ahora; te rogamos, oh, Señor, prospéranos ahora. Bendito el que viene en el nombre del Señor..." (Sal 118:25-26 NBLA). También en el citado Salmo leemos que: "La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo" (Sal 118:22). Tales "edificadores" son los mismos judíos liderados por hombres cegados por la ambición y el poder, los maestros de la Ley, que carecieron de entendimiento para reconocer a su Mesías, y en vez de alabar a YHWH, azuzaron al pueblo para que pidieran la muerte de Su Salvador. En cuanto a la piedra que llegó a ser cabeza del ángulo, las Escrituras afirman una y otra vez, que se trata de Jesucristo, la Palabra de Dios hecha hombre, el fundamento sobre el cual se edifica la ciudad de Dios 

Además, los que aclamaban a Jesús en el templo, lo llaman "Hijo de David", que es la expresión con la cual confirmaban que creían que Él era el descendiente de David, ungido por YHWH, cuyo reinado no tendrá finEsto motivó la furia de los líderes, pues, pensaron que era palabra demasiado sagrada la que proferían hacia un hombre que ellos despreciaban.

**** Cuando los líderes manifestaron a Jesús su malestar por la declaración que hacían los jóvenes (vv.15-16), el Señor les respondió citando el Sal 8:2 "De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo"; más también, estaba implícita la palabra de Isaías, quien dijo: "¿A quién enseñará conocimiento, o a quién hará entender el mensaje? ¿A los que recién han sido destetados? ¿A los que recién han sido quitados de los pechos?" (Is 28:9 RVA).

La iglesia de Jesucristo es la casa de Dios en la tierra, donde moran los que han sido adoptados en la familia de Dios, judíos y gentiles creyentes, salvados por Gracia, quienes están unidos a Dios por medio del Espíritu Santo que les fue dado cuando creyeron el evangelio, se arrepintieron, y se humillaron ante el Señorío de Jesucristo. No es un edificio físico, sino el cuerpo de Cristo, quien es la cabeza.

Si bien es cierto, los profetas y escritos del Tanaj, el libro sagrado de los judíos, que corresponde a nuestro Antiguo Testamento, es parte del fundamento sobre el cual se edifica la iglesia, también lo son las enseñanzas de los apóstoles, quienes eran menospreciados por los líderes judíos. Los escogidos por Jesús para fundar su iglesia eran gente sencilla; no eran sabios, poderosos o nobles, según los criterios humanos, sino eran como niños que están aprendiendo a hablar; porque, para fundar la fortaleza, "lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia" (1Co 1:26-29). "Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1Co 1:25).

Mas Isaías no sólo anuncia que los que el Señor iba a usar para fundar su iglesia serían tan simples como niños recién destetados, (judíos considerados lo más bajo en la escala social de su nación, y también gentiles incircuncisos, que poco y nada conocían de las tradiciones judías, pero que habían creído el evangelio de Jesucristo), sino que lo haría en un idioma diferente al hebreo: "¡Ciertamente, con balbuceo de labios y en otro idioma hablará Dios a este pueblo!" (Is 28:11 RVA), y sabemos que  nuestro Nuevo Testamento fue escrito en griego koiné, (no en hebreo), que era el lenguaje común usado por trabajadores y campesinos, herencia del imperio griego que había dominado largamente en esa región, antes de ser conquistados por los romanos. 
 
***** Hagamos un pequeño resumen sobre QUIÉN ES JESÚS: 
 
Él es el Hijo de Dios que vino desde la eternidad para habitar en medio de nosotros en un cuerpo de carne y huesopues, debía ser un mortal, igual a los que venía a rescatar de la muerte eternaesto es, a los descendientes de Adán, "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Ro 3:23). Él vino para ser ofrendado en expiación, porque la sangre de animales (corderos, becerros, macho cabrío, etc.) no es suficiente para purificar eternamente a las únicas criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios. En otras palabras, sólo la vida de un ser humano perfecto, la imagen misma del Dios vivo, podía ser aceptada como propiciación, en rescate de la humanidad, y sólo el Hijo de Dios, que fue concebido sin pecado y vivió toda su vida sin cometer pecado, podía hacerlo.
 
Jesús ofrendó su vida en la cruz como sustituto nuestro. Al tomar nuestro lugar, recibió sobre sí la ira de Dios que nosotros merecíamos por nuestras rebeliones; por tanto, habiendo cumplido la justicia de Dios por nosotros, quedamos libres de culpa. Con su sangre derramada en la cruz, entró en el lugar Santísimo, que es el cielo, rompiendo el velo que separaba a los hombres del Santo Creador, abriendo, de esa manera, un camino nuevo para los hombres que, desde el pecado de Adán, no era accesible a la humanidad. 
 
Es por medio de la fe en Jesucristo que los creyentes recibimos el regalo de adopción en la familia de Dios; tenemos acceso al Padre, y la vida eterna. "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios"; "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él(Jn 3:17-18, 36).  
 
Pero Jesús no quedó en la tumba; Él ahora vive, está sentado a la diestra de Dios en los lugares celestiales, en tanto somete a todos sus enemigos bajo sus piesÉl es el primogénito de los que resucitan para vida eterna, porque a todos los que Dios escogió para salvación, "también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Ro 8:28-39), y resucitaremos para vida eterna cuando Él venga a buscar su iglesia.
 
Jesús es el Señor de señores y Rey de reyes de la tierra, cuyo reinado no tendrá fin. El que rechaza su Señorío, sigue estando bajo condenación; y si no se arrepiente de haber rechazado tan grande salvación, cuando llegue la hora del juicio final sobre los hombres, será arrojado al lago de fuego, destinado para el diablo y los que no estén inscritos en el libro de la vida. "Este lago de fuego es la segunda muerte" (Ap 20:14). "Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Ap 20:10). 
 

****** Profecías en cumplimiento:

    • Jer 7:11 "¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová".
    • Sal 8:2 "De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo".
    • Is 56:4-7 "A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca pereceráY a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".


LAS FALSAS DOCTRINAS NO PUEDEN DAR FRUTO


A la mañana siguiente, volviendo a la ciudad, Jesús tuvo hambre, y se acercó a una higuera, pero no halló fruto en ella, sólo hojas, y le dijo: "Nunca jamás nazca de ti fruto", luego de lo cual, la higuera se secó. Los discípulos, maravillados, se preguntaban cómo había sido eso posible. Jesús respondiendo, les dijo: "De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho". "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis". (21:18-22)

* La higuera simboliza al pueblo de Israel. Sin embargo, si profundizamos en las Escrituras, veremos que hay versículos que dan a entender que la higuera también representa aquello en lo que creemos, lo que nos da seguridad; la verdad bajo cuya sombra nos amparamos, descansamos y según la cual vivimos. Este pasaje puede usarse para ambas interpretaciones.
 
Si se trata de Israel, es necesario aclarar que, por las Escrituras, sabemos que "no ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció" (Ro 11:1-2). Lo que sucedió es que "parte de Israel se ha endurecido" (Ro 11:25 RVC), cumpliendo la profecía anunciada por Isaías, que decía: "Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado" (Is 6:10 NBLA). Sin embargo, como también dice la Escritura, se trata de un endurecimiento parcial, no de todo Israel, pues, lo cierto es que "hay en la actualidad un remanente (de judíos) escogido por gracia. Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia" (Ro 11:5-6 NVI) 
 
El punto es que, este remanente de judíos, igual que los gentiles, necesita creer el evangelio de Jesucristo, y arrepentirse de sus pecados para salvación, ya que, una vez que proveyó la salvación por medio de la fe en Jesucristo, "Dios sujetó a todos (judíos y gentiles) en desobediencia, para tener misericordia de todos" (Ro 11:32), porque, si alguien pudiera ser salvo por la ley, no habría sido necesaria la fe, sin embargo, nadie puede ser salvo por hacer las obras que exige la ley, porque nadie que no haya recibido el Espíritu Santo puede cumplirla. De modo que la ley fue el tutor que guio a Israel hacia su Salvador para que fuera justificado por la fe. Dijo Pablo: "la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes" (Ga 3:22); léase, creyentes judíos y gentiles. 
 
El evangelio de Lucas incluye una parábola que habla sobre una higuera que no da frutos, muy similar a los hechos que aquí se relatan: "Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después" (Lc 13:6-9). 

Jesús llevaba unos cuantos años (se estima, aunque la Biblia no lo dice, que su ministerio terrenal duró a lo menos tres años) anunciando el evangelio, y predicando arrepentimiento para perdón de pecados a Israel, pero los líderes del viejo pacto, que habían dejado de servir a Dios y no hacían más que servirse a sí mismos, no se daban por aludidos, y, por el contrario, se habían convertido en ciegos guías de ciegos, poniendo en riesgo la salvación de aquéllos que Dios había puesto bajo su cuidado, por lo cual, como ya había anunciado el Señor "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada" (Mt 15:12-14), porque, lo cierto es que esta higuera (Israel) que el Señor había plantado y cuidado, la cual había obtenido de la Ley (la savia) sus nutrientes, para poder crecer fuerte y dar mucho fruto, no había llegado a cumplir el propósito para el cual fue plantada, y sólo había dado hojas, que le daban aspecto de estar bien, pero que disfrazaban su incapacidad de ser fuente de alimento para el resto de las criaturas del campo (las naciones), que era lo que esperaba el Señor que la plantó. 

En el libro de Jeremías, Jehová habla de la abominación de Judá y sus líderes, que habían alterado la Palabra del Señor, y se movían según sus propias doctrinasigual que los líderes judíos en tiempos de Jesús, y decían: "Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros"; a lo que Jehová contestó: "Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas(Jer 8:8). Como no se habían arrepentido de lo que hicieron, el Señor dijo: "Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos" (Jer 8:11), anunciando que los que se creían sabios según su necia sabiduría serían cortados de la Higuera.

En otro sentido, si por la higuera, Jesús se refería a la fe que Israel profesaba, probablemente, el Señor estaba anunciando el fin del sistema religioso judío, que basaba sus creencias en hacer obras para agradar a Dios, cuyos líderes, si bien predicaban la palabra de Dios, no llevaban a la práctica lo que predicaban. Lo que está claro es que Jesús no estaba anunciando el fin de la Ley o los profetas, pues, Él no vino para abrogar, sino para cumplir sus propósitos.  
  
Lo ocurrido con la higuera está muy conectado con el desenlace que tuvo otra parábola; la de los labradores malvados, que veremos más adelante (Mt 21:33-46).   
 
** Con respecto a los montes que pueden ser movidos, nuevamente, yendo a las Escrituras, vemos que, en ocasiones, los montes simbolizan a los que tienen autoridad, que gobiernan o ejercen poder sobre otros. No podemos asegurarlo, pero, basándonos en el contexto en que Jesús dijo esto, es posible que Jesús haya estado refiriéndose al liderazgo de los que estaban a la cabeza del pueblo judío, que no obedecían a Dios, sino a su padre Satanás, tal como el mismo Señor les enrostró en una ocasión, diciendo: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer"; "El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios" (Jn 8:44, 47).  
 
Satanás no pierde el tiempo, y sin duda ha levantado falsos pastores y maestroscon mensajes que se parecen a la Verdad, pero que maliciosamente son sacados de contexto, con la intención de cautivar a los incautos (o simples, como los llama la Biblia) que son seducidos, porque no tienen conocimiento, y que nunca llegan a ser sabios, debido a que tienen pereza de leer o escuchar la Palabra de Dios de manera personal, y se conforman con lo que cualquiera viene a contarles.

Pablo advirtió que "no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Ef 6:12). Esos altos montes del ámbito espiritual tienen gran influencia en las personas, y debemos orar para que sean removidos (vv. 21-22), y sean puestos bajo los pies de Cristo y de sus santos para ser hollados, y para que los que están viviendo bajo su influencia miren a Jesús, y que su entendimiento sea alumbrado para salvación 

Nuestras oraciones deben ser permanentes, tanto por nuestros líderes espirituales en la iglesia, para que el Señor les dé sabiduría al predicar y al conducir al rebaño que el Señor les ha confiado, y por cada miembro del cuerpo de Cristo, para que sean disciplinados y sientan necesidad de adquirir conocimiento bíblico, y no se conformen sólo con lo que oyen decir a otros.

La Escritura también nos manda orar para que el Señor dé entendimiento y sabiduría de lo alto a los que están en cargos de autoridad en nuestras ciudades y países, porque si ellos hacen bien su trabajo, el pueblo puede vivir en paz

 

LOS QUE ENTRAN AL REINO


Cuando Jesús volvió al templo, los principales sacerdotes y ancianos se acercaron, y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?". Jesús, en vez de darles una respuesta, propuso hacerles una pregunta, y si la respondían, Él les diría quién le había dado la autoridad para hacer todo lo que hacía. Entonces preguntó: "El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?". Los líderes comenzaron a discutir entre sí, diciendo que, si respondían que era del cielo, Jesús les preguntaría por qué no le creyeron; y si decían que era de los hombres, el pueblo se iría en su contra, porque tenían a Juan por profeta. Así que resolvieron responder que no sabían. Entonces Jesús les dijo: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas". (21:23-27)

* Hubo una ocasión en que los fariseos enviaron a unos sacerdotes y levitas a preguntar a Juan si él era el Mesías, o Elías, el que el Señor había prometido enviar a la tierra "antes que venga el día de Jehová, grande y terrible" (Mal 4:5), o el profeta anunciado por Moisés en Deuteronomio 18:15, 18, al cual debían oíra lo que Juan respondió: "Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor..." (Jn 1:23), haciendo alusión a Isaías 4:3, quien anunció la venida del Bautista, diciendo: "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios".

En otras palabras, los lideres judíos no ignoraban que Juan tenía algún tipo de unción, sin embargo, su obstinación y ambición les impedía aceptar lo que era evidente para cualquier observador, por lo cual, Jesús se limitó a darles la respuesta que su tozudez merecía, ya que, si no habían reconocido al precursor del Mesías, tampoco serían capaces de reconocerlo a Él.  


Luego, Jesús les contó una parábola que hablaba sobre un hombre que tenía dos hijos, y dijo a uno que fuera a trabajar a la viña, y éste contestó que no quería hacerlo, pero luego se arrepintió y fue. Vino al segundo, y le dijo que fuera a trabajar a la viña, y éste dijo que iría, pero no fue. Entonces preguntó Jesús a los líderes judíos: "¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?", y ellos contestaron que el primero. Entonces Jesús les replicó: "En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes. Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle" (NBLA). (21:28-32)

* Como ya hemos dicho en otras intervenciones, los publicanos eran judíos con fama de corruptos, porque servían al imperio romano a costa de sus conciudadanos, y obtenían sus ganancias a través de malas prácticas, pero muchos de ellos, cuando oyeron el llamado de Juan al arrepentimiento, y la buena noticia que traía Jesús, se arrepintieron y fueron bautizados. Así lo hicieron también muchos de los que eran considerados la escoria del pueblo, entre ellos, las prostitutas y todo tipo de pecadores que, a los ojos de los "perfectos" líderes judíos, no tenían ninguna posibilidad de entrar al reino de Dios, sin embargo, estos menospreciados, por creer, tenían entrada asegurada al Reino de los cielos, en cambio, los que se creían justos, que tenían apariencia de servir a Jehová, como rehusaron creer en el Redentor de Israel, estaban condenados a recibir la santa ira de Dios.

La Viña del Señor es Quitada de Manos de los Judíos


Jesús contó otra parábola, sobre un padre de familia que plantó una viña, la cercó, puso un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Cuando llegó el tiempo de cosecha, envió a sus siervos para recibir los frutos, pero los labradores mataron a uno, apedrearon a otro, y golpearon al tercero. Envió, entonces, más siervos, e hicieron lo mismo con ellos. Finalmente, envió a su hijo, pensando que lo respetarían, pero los labradores, viendo que era el heredero, lo sacaron de la viña, y lo mataron para apoderarse de la heredad. Entonces, Jesús preguntó a los líderes: "Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?". Los líderes contestaron: "A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo". A lo que Jesús respondió: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?". Entonces, les anunció: "el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.". Los líderes judíos se dieron cuenta que estaba hablando de ellos, pero no se atrevían a arrestarlo, porque temían al pueblo que tenía a Jesús por profeta. (21:33-46).

* El Padre es Dios; los labradores malvados son los líderes judíos; los siervos enviados por el Padre son los profetas; el Hijo es Jesús, a quien los líderes judíos despreciaron y mandaron matar. Jehová puso a los hijos de Israel como cuidadores de la viña, pero en vez de obtener de ella buenos frutos para el Reino, muchos, en especial sus líderes, se hicieron arrogantes, y se vanagloriaban creyéndose superiores al resto de la gente. Ellos fueron escogidos por YHWH para edificar la Casa del Señor en la tierra, sin embargo, cada vez que Jehová les enviaba profetas para que enderezaran sus sendas, los mataron, y cuando Dios envió a su Hijo, quien era la piedra de ángulo sobre la cual se iba a levantar el templo de Dios, la rechazaron y se deshicieron de ella. 
 
 
Ahora la Casa de Dios se levanta, con gente de todas las naciones que se someten al Señorío de Jesucristo, el Hijo de Dios, "sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor" (Ef 2:20-21).

 

Son Muchos los Llamados, Pero Pocos los Escogidos


Continuando con su respuesta, Jesús les contó otra parábola, diciendo que el reino de los cielos es semejante a un rey que hizo la fiesta de bodas de su hijo, y mandó llamar a los convidados, pero éstos no quisieron venir. El rey insistió, contando cuántas cosas había preparado para la ocasión, pero los convidados, ignorando la invitación, siguieron cada uno en sus ocupaciones; incluso hubo quienes mataron a los siervos enviados por el rey. Al saberlo, el rey se enojó e hizo destruir a los homicidas, y quemó la ciudad. Luego dijo a sus siervos que las bodas estaban preparadas, pero los convidados no habían sido dignos, así que los envió para que llamaran por los caminos a todos cuantos hallaran para asistir a las bodas, buenos y malos. Entonces, el rey salió para ver a los que habían venido a las bodas, y entre ellos había uno que no estaba vestido para la ocasión, y el rey le preguntó: "Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?", y el hombre quedó sin palabras, entonces, el rey mandó que lo atasen de manos y pies, y lo echaran en las tinieblas, afuera, donde será el lloro y crujir de dientes, "porque muchos son llamados, y pocos escogidos", dijo el Señor. (22:1-14)

* El rey es YHWH; las bodas de su Hijo son las bodas del Cordero de que habla el Apocalipsis; los primeros convidados que rechazaron la invitación son el pueblo hebreo; los siervos son los profetas; los de afuera son las naciones gentiles. A Israel Jehová escogió y apartó, de entre todos los pueblos de la tierra, para darles su ley y entrar en pacto con ellos, pues, el Señor había dispuesto que, del pueblo judío vendría la salvación para la humanidad. Ellos tendrían el privilegio de ser los primeros convidados a entrar al reino. Pero Israel siempre fue rebelde y, a pesar de que Jehová les mandó muchos profetas para que los hicieran volverse de sus caminos, ellos los mataron a todos, y terminaron desechando el pacto. Se desviaron del camino, y cayeron en idolatría, provocando la ira de Dios, quien permitió que sus enemigos los atacaran y llevaran cautivosprimero, en el 722 a.C., Asiria arremetió contra el reino del norte (las diez tribus que formaban el reino de Israel); y un par de siglos más tarde, Babilonia atacó al reino de Judá (o reino del sur, conformado por las tribus de Judá y Benjamín), cuyos habitantes fueron llevados cautivos a Babilonia, luego de lo cual, la ciudad de Jerusalén fue arrasada por el fuego, y el primer templo fue destruido. 
 
De esto hablaba Jesús en su parábola, cuando dijo que "el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad". En el 70 d.C., ocurrió algo similar, cuando Jerusalén fue atacada por los romanos, quienes destruyeron el segundo templo, y los judíos debieron huir, quedando dispersos por el mundo. 

La rebelión de Israel era constante. Hubo algunos períodos en que se volvían a Jehová luego de haber sido disciplinados, pero no se demoraban mucho en volver a la idolatría. Cuando Jesús vino a llamar a las ovejas de Israel, muchos le oyeron, pero la mayoría no tuvo la capacidad de ver a su Mesías, y lo rechazaron, y luego de la partida de Jesús, continuaron rechazando y persiguiendo a los apóstoles y discípulos. Fue así que se dio entrada a los gentiles, mas estaba escrito que sería de ese modo, pues, por medio del profeta Moisés, Jehová dijo: "Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata." (Dt 32:21). 

** Para ser salvos no basta con decir que uno cree en Dios, sino que hay que arrepentirse, y estar dispuesto a someterse al Señorío de Jesús. Por eso el rey de la parábola dice que salgan a llamar a bueno y malos (vv. 9-10), porque efectivamente, Dios no quiere "la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva" (Ez 33:11). Lamentablemente no todos se arrepienten para salvación. Hay personas que creen que hay un Dios, pero no tienen intención de someterse al Señorío de Su Hijo, porque su amor por las cosas mundanas es mayor que su amor por Dios. Lo que estas personas ignoran es que la Palabra de Dios dice que "El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano" (Jn 3:35), y que, "Cuando llegue el tiempo preciso, Dios reunirá todas las cosas —las que están en el cielo y en la tierra— bajo una cabeza, Cristo" (Ef 1:10 NBV). Esto quiere decir que, "El que cree en el Hijo tiene vida eterna. En cambio, el que lo rechaza nunca tendrá esa vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él" (Jn 3:36 PDT). En consecuencia, los que no se arrepienten de su incredulidad, siguen bajo condena, y serán echados al lago de fuego preparado para Satanás y los que le sirven, porque "la Luz vino al mundo y la gente prefirió las tinieblas a la luz, pues las cosas que hacía eran malas" (Jn 3:19 NBV). El que se niega a creer, debe saber que, fuera de Cristo no hay salvación. 
 
Como venimos diciendo, sin arrepentimiento, no hay salvación, pues, la voluntad de Dios es que seamos transformados, y que llevemos una vida santapor eso, cuando el rey vio que uno de los que estaban en las fiestas no se había vestido para la ocasión, lo echó fuera (vv. 11-14), pues, Dios llama a muchos al reino, pero sólo los que "han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Ap 7:14) podrán participar de las bodas del Cordero. Por eso, la Escritura manda: "deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad" (Ef 4:22-24 DHH).
 
Si alguien no experimenta transformación es porque, quizás, el Espíritu de Cristo no está en él; y si no está en él, la causa más probable es que no se ha arrepentido de su vana manera de vivir. 

**** Profecías en cumplimiento:
    • Sal 118:22 "La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo".
    • Is 8:14-15 "Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén. Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados".
    • Is 5:1-2 "Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres".


CIUDADANOS DEL CIELO, PEREGRINOS EN EL MUNDO


Con la intención de hacerle decir algo que lo comprometiera, los fariseos enviaron a sus discípulos junto a algunos herodianos a preguntar a Jesús si era lícito dar tributo al César. Jesús, conociendo sus intenciones, pidió que le mostraran una moneda, y preguntó: "¿De quién es esta imagen, y la inscripción?", y le respondieron "de César"; a lo que Jesús contestó: "Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Sorprendidos con la respuesta, se fueron del lugar. (22:15-22)

*  Nosotros, los que hemos renacido del Espíritu, ya no somos del mundo, porque nuestra ciudadanía está en los cielos, sin embargo, vivimos en el mundo. Jehová, por medio de Jeremías, mandó carta a los cautivos en Babilonia diciéndoles que, mientras permanecieran allí, edificaran casas, y las habitaran; que plantaran huertos, y comieran del fruto de ellos; que se casaran, engendraran hijos, y procuraran la paz del lugar a donde habían sido enviados, porque en su paz, tendrían ellos paz. Así debemos hacer los hijos de Dios mientras estamos en el mundo: bendecir el lugar donde vivimos, procurar un trabajo digno, y hacerlo como para Dios, plantar, comer, cuidar nuestro medio ambiente, respetar a las autoridades y la legislación vigente en el lugar donde habitamos, tener buena convivencia con nuestros vecinos, etc. Pero esto no significa que debamos adaptarnos a las costumbres del mundo, ni atarnos a los bienes materiales, porque lo cierto es que el llamado que Dios nos hace es a huir de todo eso, y a no contaminarnos de nada inmundo, ni traicionar los principios de Dios, ni dejar de cumplir con el ministerio que Él nos ha encomendado. De esa forma estamos dando al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.


DIOS ES DIOS DE VIVOS, NO DE MUERTOS


Ese día, se acercaron a Jesús los saduceos, que no creían en la resurrección, para plantearle una situación y hacerle una pregunta. Comenzaron argumentando que, de acuerdo con la ley de Moisés, si uno muere sin dejar hijos, el hermano del difunto debe casarse con su cuñada y darle descendencia a su hermano muerto (Ley de Levirato). Pues, bien, había una familia de siete hermanos; el mayor se casó con una mujer, y murió sin dejar descendencia. Se casó el segundo hermano con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia; y esto se repitió con cada uno de los siete hermanos. Resumiendo: los siete murieron sin descendencia, y después murió la mujer. Entonces, preguntaron a Jesús: "En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?"; a lo que Jesús respondió: "Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo". Y agrego Jesús: "Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos". Al oír esto la gente, se admiraba de las enseñanzas de Jesús. (22:23-33)

* Abraham, Isaac y Jacob, así como todos los héroes de la fefueron justificados por la fe, por tanto, aunque murieron físicamente, su fe les dio entrada a la vida eterna; por eso Jesús dice que "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos" (v.32). 
 
De hecho, cuando Pablo habla de los creyentes que han muerto, se refiere a ellos como "los que duermen", porque para los que murieron físicamente siendo del Señor, la muerte es como un sueño, que durará hasta que seamos despertados a su semejanza, el día en que El Señor venga en toda su gloria a buscar a los suyos, antes del derramamiento de las copas de la ira de Dios, que caerá sobre los que rechazaron la salvación que Él nos dio en Jesucristo.

** En las Escrituras no vemos mucha información de cómo va a ser la vida después de la resurrección de los muertos, cuando lo temporal haya terminado, y haya "cielo nuevo y una tierra nueva" (Ap 21:1); pero aquí Jesús nos da una información, por decir lo menos, interesante: "... en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo" (v.30). 

 

Entonces los fariseos, al ver que Jesús había dejado callados a los saduceos, le preguntaron: "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?". Jesús respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento". "Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Y terminó diciendo: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". (22:34-40)

* Profundizando más en el segundo mandamiento, Pablo dijo que, "el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Ro 13:8-10).

Sobre el amor, el Apóstol también enseñó cómo se ama según la Verdad: "El amor es paciente, es benigno; el amor no es envidioso; el amor no es presumido ni orgulloso; no se comporta con rudeza ni es egoísta ni se enoja fácilmente ni guarda rencor; al amor no le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad. El amor disculpa todos los errores, siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y todo lo soporta." (1Co 13:4-7 NBV). 


EL HIJO DE DIOS


Y estando reunidos los fariseos, Jesús les preguntó: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?", a lo que respondieron: "De David". Entonces Jesús les dijo, si el Mesías es hijo de David, "¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?" (cita del Sal 110:1). Si es su hijo, como afirmaron ellos, ¿por qué David lo llamaba "Señor"? Ninguno se atrevió hacer otro comentario al respecto, y no le preguntaron más. (22:41-46)

* Jesús estaba haciendo ver a los fariseos que el Cristo era mayor que David; y que, aunque procedía, según la carne, de él, era Hijo de alguien superiorPedro lo había dicho: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", confesión sobre la cual se funda la iglesia de Jesucristo. 
 
En el libro de Revelaciones, Jesús dijo: "Yo soy la raíz y el linaje de David" (Ap 22:16), es decir, Él no sólo procedía de la simiente de David, sino que, antes que David naciera, Jesús existía en la eternidad.


JESÚS EXPONE LA VERDAD SOBRE LOS LÍDERES JUDÍOS


Entonces Jesús, dirigiéndose a la gente y a sus discípulos, les dijo: "Los maestros de la ley y los fariseos enseñan con la autoridad que viene de Moisés. Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra" (DHH). Además, dijo que ellos "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (NVI), antes bien, agregó, "todo lo hacen para que la gente los vea: Usan en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas cintas y ponen en sus ropas adornos llamativos. Les encanta el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas. Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Rabí" (NVI). También el Señor dijo a los que oían que no permitieran que les llamaran "Rabí" o "maestro", "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos".  También dijo que no se debe llamar "padre nuestro" a nadie en la tierra, "porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos". Les dijo que el que quiera ser el mayor, debe aprender a servir, porque todo el que se enaltezca a sí mismo será humillado. (23:1-12)

* La humildad es un fruto espiritual que sólo se hace evidente cuando el orgullo, que es propio del ser no regenerado, es sometido al Señorío de Cristo. Un siervo de Dios debe aprender a sujetar su carne, a fin de no caer en la tentación de exaltarse a sí mismo por las obras que el Espíritu Santo hace en él. El Apóstol Pablo dijo que, a fin de que no se volviera presumido, por causa de las sublimes revelaciones que había recibido del Señor, le fue dado, lo que él llama, "un aguijón en su carne", respecto del cual pidió tres veces a Jesús que se lo quitara, a lo cual, el Señor respondió: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2Co 12:9). Pablo, conociendo el poder de la Gracia de Dios en su vida y en las de todos los creyentes, concluye diciendo: "Así que prefiero gloriarme de ser débil, para que repose sobre mí el poder de Cristo." (2Co 12:9 DHH).

Luego, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les dijo: "Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos; ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo partidario, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes". "¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el Templo, no significa nada; pero si jura por el oro del Templo, queda obligado por su juramento”. ¡Ciegos tontos! ¿Qué es más importante: el oro o el Templo que hace sagrado al oro?". "También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento”. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda o el altar que hace sagrada la ofrenda?", y agregó: "Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él. El que jura por el Templo jura no solo por el Templo, sino por quien habita en él. Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa". Y continuó diciendo: "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.  ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello"; "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están llenos de robo y falta de dominio propio. ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, así quedará limpio también por fuera". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas.  Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”. Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!". Y los llamó: "¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?". Entonces, les advirtió: "Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra. Sí, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías. A este, ustedes lo asesinaron entre el santuario y el altar. Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación(NVI) (23:13-36)

* Con el fin de evitar cualquier error de interpretación en los versículos estudiados, no quise parafrasear las palabras de Jesús, sino que las transcribí tal cual fueron traducidas en la Nueva Versión Internacional (NVI).

Al respecto, cabe hacer algunas observaciones sobre los versículos estudiados:  
  • La Biblia Textual (BTX), que es una traducción literal de los manuscritos bíblicos más confiables en hebreo, arameo y griego hallados hasta ahoraomite, (igual como traducciones posteriores a la RVR60, como la NVI que estamos usando en este pasaje), el versículo 14 que aparece en la RVR60, que dice: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación". La explicación que da la BTX al pie de página del capítulo 23, es que el Nuevo Testamento Griego omite ese versículo, el cual fue inserto en manuscritos inferiores (menos confiables), quizás, debido a que el mencionado versículo sí aparece en los pasajes paralelos de los evangelios de Mr 12:40 y Lc 20:47. 

** En otro sentido, como Jesús había dicho previamente, los judíos enseñaban la Ley de Moisés al pueblo, y también a los prosélitos (nuevos convertidos al judaísmo), pero ellos no hacían lo que enseñaban, por tanto, no eran dignos de ser imitados (v.3), de modo que, aunque tenían éxito haciendo nuevos adeptos, el ejemplo de sus acciones (abusar de los que estaban bajo su cuidado, su soberbia y orgullo) no hacía más que cerrar las puertas del cielo a los que les seguían (vv.13-15). Enseñaban que más importante era el oro o la ofrenda que el mismo altar y el templo, cuando lo cierto es que es el altar el que hace sagrada la ofrenda, y el templo, al oro (vv.16-22). Se ocupaban de diezmar lo más insignificante, pero nada hacían por la justicia, la misericordia y la fe que es lo más importante (vv.23-24). Eran unos hipócritas preocupados de guardar las apariencias, pero por dentro estaban llenos de maldad (vv.25-28). Se ocupaban de mantener en perfectas condiciones los sepulcros de los profetas y los justos, diciendo que ellos nunca los hubieran matado, pero Jesús les enrostró que no sólo eran culpables de la sangre de los justos asesinados por sus antepasados, sino que, además, iban a convertirse en los verdugos de los profetas, sabios y maestros que Él mismo les iba a enviar, de modo que no escaparían de la condenación en el infierno (vv. 29-36). Estos escribas y fariseos no sólo llevaron en sus consciencias la sangre de generaciones de cristianos asesinados por seguir a Jesucristo, sino que su mayor crimen fue hacer matar al autor de la vida, el Hijo de Dios, Jesús, el Salvador enviado por Jehová a su pueblo Israel.

 

EL MESIAS SE LAMENTA POR JERUSALÉN 


Luego de condenar públicamente a los escribas y fariseos, Jesús, comenzó a lamentarse sobre Jerusalén, diciendo: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!", "¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!". Finalmente, el Señor sentenció: "He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (23:37-39)

Con esta sentencia a la ciudad de Jerusalén, entre cuyas paredes se levantaba el segundo templo que, bajo el reinado de Herodes el Grande, había llegado a ser un edificio magnífico, lleno de riquezas y hermosa fachada, Jesús anunciaba el final de su ministerio terrenal. Con ello, se daba inicio a los últimos tiempos, que comenzarían a contarse luego de su crucifixión y resurrección, con la venida del Espíritu Santo que da vida a la iglesia, la hasta entonces estéril Jerusalén celestial, quien comenzaría a dar a luz a los hijos de Dios, que son hombres y mujeres que han renacido del Espíritu de Dios por la fe en el Hijo de Dios resucitado. 
 
Como ya dijimos, esto no significa que los hijos de Israel hayan quedado definitivamente fuera del reino. Si bien es cierto, el evangelio se anunció primeramente a Israel, lamentablemente, por su excesiva religiosidad, muchos lo rechazaron; sin embargo, como dice la Escritura, ha quedado un remanente que, como los gentiles, está siendo salvado por gracia, pues, la promesa es que, si los hijos de Israel se vuelven de su incredulidad, volverán a ser injertados en el olivo original del cual habían sido desgajados por rechazar a su Mesías. Pero ellos necesitan disponer su corazón a escuchar el Evangelio, de modo que puedan ver cómo las Escrituras se cumplen en Jesús, quien es el Mesías, y se arrepientan de haberle dado muerte, y crean y sean salvos, porque todo el que confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, tiene la vida eterna, sea judío o gentil. Así podrán decir, junto al resto de la congregación de los santos: "Bendito el que viene en el nombre del Señor".
 
** La historia ha confirmado las palabras de Jesús, demostrando que Jerusalén ha quedado desierta de la presencia de YHWH. La ciudad israelita ha sido mancillada una y otra vez por los gentiles. Como ya dijimos, en el 70 d.C. los romanos destruyeron el segundo templo, quedando sólo el muro occidental, conocido como el muro de los lamentos, y la comunidad judía fue dispersada por todo el mundo. 
 
Entre los siglos I y II d.C., los romanos destruyeron la ciudad. Desde 637 Jerusalén fue gobernada por varias dinastías musulmanas, salvo cortos períodos durante las cruzadas. El dominio del imperio otomano concluyó en 1917, y la ciudad se convirtió en capital del mandato británico de Palestina. Israel la proclamó como capital después de la guerra árabe-israelí de 1948, y se apoderó de ella durante la guerra de los seis días, en 1967. Pero su condición de capital de Israel no es reconocida por toda la comunidad internacional, mientras no se alcance un acuerdo definitivo sobre los derechos del territorio. Actualmente, el lugar en el monte Moriah donde se erigía el templo, está ocupado por una mezquita musulmana muy llamativa, conocida como la Cúpula de la Roca, porque está construida sobre la roca conocida como la Roca de la Fundación. (Fuente: Enciclopedia Universal Británica)