lunes, 6 de julio de 2020

¡Cuidado con la Falsa Doctrina! - Estudio de MATEO VIII - (Mt 15-16-17)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por mí respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]


LA TRADICIÓN NUBLA LA DOCTRINA VERDADERA


Estando en Genesaret, se acercaron a ellos unos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, y preguntaron a Jesús por qué permitía que sus discípulos quebrantaran la tradición de los ancianos al no lavarse las manos antes de comer el pan. Jesús les respondió con otra pregunta: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?". Entonces les hizo ver que ellos quebrantaban los mandamientos que dicen honrarás padre y madre, y el que maldiga a padre y madre morirá irremisiblemente, cuando dejaban de dar sustento a sus padres, justificándose en que aquello con que pudieran ayudarles debía ser destinado a ofrenda a Dios. De ese modo, dijo Jesús: "habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición", y los llamó hipócritas, revelándoles que Isaías había profetizado sobre ellos, cuando dijo: "Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". En seguida, dirigiéndose a sus discípulos, les enseñó que lo que contamina al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella.  (15:1-11)

* Los líderes judíos habían cometido el pecado de añadir a la ley muchas doctrinas inventadas por ellos, pretendiendo "perfeccionar" lo que Dios les había mandado a través de Moisés, lo que, a la larga, provocaba que el mandamiento divino pasara inadvertido, o quedara invalidado. Un ejemplo era lo que ellos llamaban "Corbán", que quiere decir "mi ofrenda a Dios", la cual debían separar para el templo, pero muchos lo usaban como pretexto para no proveer para sus padres ancianos, con lo cual, dejaban de cumplir el mandamiento que dice que se debe honrar padre y madre. Lamentablemente, la tradición religiosa sigue opacando la Verdad de Dios. Muchas religiones autodenominadas "cristianas" basan sus enseñanzas en doctrinas inventadas por hombres y en la tradición, poniendo un velo en los ojos de las ovejas bajo su cuidado

Los discípulos comentaron con el Señor que esas palabras habían ofendido a los fariseos, y Jesús les respondió que Dios desarraigará toda planta que Él no plantó, y se refirió a los fariseos y escribas como "ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo". (15:12-14)


LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE


Pedro pidió al Maestro que explicara qué había querido decir con que lo que sale de la boca contamina al hombre, entonces Jesús dijo que lo que comemos entra por la boca, va al vientre  y luego va a dar a la letrina, pero lo que sale de la boca, proviene del corazón, donde nacen "los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias", y eso sí contamina al hombre. (15:15-20)

* El proverbio dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida" (Pr 4:23). También leemos en las Escrituras que "engañoso es el corazón más que todas las cosas" (Jer 17:9). Bíblicamente hablando, el corazón está en nuestra mente, y desde allí sale todo lo que hemos guardado; por eso es tan importante que sepamos escoger de qué llenamos nuestra mente. Jesús nos enseñó que "de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" (Mt 12:34-35). Como hijos de Dios debemos procurar llenarnos del conocimiento de Dios. Dejar de seguir la corriente de este mundo, y buscar las cosas de arriba, a fin de que podamos comprender el significado de la salvación de que fuimos objeto, y sepamos cuál es la Voluntad de Dios para nuestras vidas.

** En otro aspecto, Marcos, en su evangelio, agrega un comentario que no podemos pasar por alto. Él dijo: "lo de fuera que entra en el hombre no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos". (Mr 7:19-23). Sabemos que en la ley muchos alimentos eran considerados impuros. Por ejemplo, los judíos no comen cerdo, porque la ley lo declara inmundo; pero, a la luz de las revelaciones, hemos aprendido que todos los animales impuros eran símbolos de los pueblos gentiles, con sus costumbres paganas, de las cuales el pueblo hebreo debía escapar para no contaminarse de su pecado. Marcos era judío, y reparó en que Jesús estaba revelando que todo lo que Dios creó para sustento es digno de ser comido.

LA FE DE LOS LLAMADOS


Saliendo de allí, fueron a la región de Tiro y Sidón, al norte de la ribera noreste del Mediterráneo, desde donde salió una mujer cananea pidiendo a gritos a Jesús que sanara a su hija poseída por un demonio. Jesús no le respondió, y los discípulos comenzaron a inquietarse por el escándalo de la mujer, y pidieron a Jesús que la echara, pero Jesús se limitó a responder a la mujer que Él había sido enviado a buscar sólo a las ovejas perdidas de Israel. Pero la mujer se postró ante Jesús gritando: "¡Señor, socórreme!", a lo que Jesús respondió que no estaba bien dar el pan de los hijos a los perros. Ella respondió: " Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces, Jesús le respondió: "Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres". Y su hija fue sanada desde ese momento. (15:21-28)

* El ministerio de Jesús en la tierra consistía en reunir a las ovejas dispersas de Israel, para que se volvieran a los caminos de Jehová, y conocieran la buena noticia de la salvación por la fe en el Hijo. Esta mujer no era judía (Marcos señala que era una mujer griega, de nacionalidad sirofenicia), no obstante, la fe de ella fue puesta a prueba cuando Jesús parecía no querer oír su súplica. Ella, dice Marcos, "vino y se postró a sus pies... y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio". La mujer tenía una convicción tan grande de que Jesús era el único que podía liberar a su hija de ese demonio, que no se dejó amedrentar por la aparente indiferencia del Maestro, ni por las molestias de sus discípulos. Ella perseveró en pedir por un milagro, y lo recibió de Jesús, porque al que cree, todo le es posible.

** Como dijimos, Jesús vino para reconciliar con su Dios al pueblo judío. La misión de anunciar el evangelio a los gentiles fue dado al Apóstol Pablo después de la resurrección de Jesucristo. Un gentil es toda persona que no pertenece a la etnia hebrea. La nación de Israel fue escogida y apartada por Jehová para iniciar, a través de ellos, el proceso de la redención de la humanidad. Abraham fue el primero al que Jehová santificó, es decir, lo apartó, y lo probó diciéndole que saliera de la tierra donde estaba, y de su parentela, para ir a un lugar que Él le mostraría, y que haría de él una nación grande, y que sería bendito.  Abraham obedeció sin saber a dónde iba, sólo confiando en la palabra de Jehová. Entonces Dios le hizo la promesa de que a su descendencia daría esa tierra. Más tarde, le prometió un hijo de su esposa Sara, que fue estéril hasta los noventa años, y le dijo que de ese hijo saldría Aquél en quien todas las naciones serían benditas, refiriéndose a Jesús. Y Jehová hizo pacto con Abraham, cuya señal era la circuncisión al octavo día de nacidos, de todos los varones venidos al mundo bajo su techo. Más tarde, Jehová confirmó su pacto con Isaac, el hijo de Abraham y Sara, y con el hijo de éste, Jacob, al que después llamó Israel, cuyos doce hijos dan origen a la nación de Israel, pueblo con quien entró en pacto en el monte Sinaí, después de rescatarlos de la esclavitud de Egipto. A ellos, por medio del profeta Moisés, dio su ley, para que aprendieran a andar en sus caminos, hasta el tiempo en que viniera el Mesías Redentor. Pero sabemos que la salvación para vida eterna no se basa en las acciones de los hombres, sino en la fe. Sin embargo, la ley era necesaria para que los hombres conocieran la Voluntad de su Soberano Dios, y se arrepintieran de su vida alejada de esa perfecta Voluntad, y confiaran en Él para ser salvos, así como Abraham creyó y actuó en consecuencia. Porque, aun cuando Abraham, y todos los creyentes destacados en las Escrituras, nunca vieron en su vida terrenal concretarse la promesa, vivieron sabiendo que esa promesa era segura, porque conocían la fidelidad de Aquél que prometió. La promesa se dio a Israel, pero no era sólo para el pueblo de Israel; siempre estuvo en los planes de Dios que la redención alcanzaría a todas las naciones por la fe, porque Él dijo a Abraham: "En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra", lo que se cumplió cuando Jesús, el Cristo, dio su vida en la cruz a cambio de la nuestra, a fin de que todos fuésemos salvos por la fe, tanto judíos como gentiles.

** Jehová nunca hizo acepción de personas, y su Hijo tampoco. En este episodio, Jesús no negó el milagro a la mujer gentil, sino que esperaba que ella demostrara cuán grande era su fe. Si vamos atrás, al Antiguo Testamento, vemos que Jehová, por medio de sus siervos, bendijo a varios gentiles, de conformidad a la fe que ellos tenían: la viuda de Sidón, a la cual fue enviado Elías por orden de Jehová. Ella siendo gentil, creía en Jehová, e hizo todo lo que el profeta le dijo y, aunque ella había determinado que se dejaría morir, dada su condición de pobreza extrema, que no tenía para su sustento, cuando vino el profeta, obedeció a su palabra, y su bendición fue grande. También está el caso de la mujer sunamita, que daba alojamiento al profeta Eliseo cada vez que él iba a Sunam, pues sabía que era un hombre de Dios. Ella era estéril, y Eliseo, con el fin de agradecerle su hospitalidad, le prometió un hijo, y se cumplió su profecía. Después el hijo murió, y Eliseo lo resucitó, todo gracias a la fe de la mujer. Otro caso es el del general sirio Naamán, quien fue sanado de lepra por el profeta Eliseo, ya que confió en la palabra del profeta de Jehová, y se sumergió en las aguas del Jordán para ser limpiado. Otros casos son los de la prostituta de Jericó Rahab, quien ayudó a los espías hebreos, porque creía en el poder del Dios de Israel, y no pereció cuando Jericó fue destruido; y el de Rut la moabita, redimida por Boaz. Ambas mujeres no judías están en la genealogía de nuestro Señor Jesucristo.


GRACIA EN ABUNDANCIA


De allí, pasó al mar de Galilea, y se sentó en el monte, hasta donde llegó mucha gente, trayendo enfermos que padecían todo tipo de enfermedades. Cojos, ciegos, mudos, mancos fueron llevados a los pies de Jesús, y Él los sanó a todos. La multitud se maravillaba de ver tantos milagros. Después de tres días, Jesús llamó a sus discípulos para comentarles que sentía compasión por toda esa gente, pues no tenían qué comer, y no quería enviarlos de regreso en ayunas, por temor a que desfallecieran en el camino. Los discípulos le respondieron que ellos no tenían de dónde sacar alimento para todos, pero Jesús les pidió que trajeran los panes y los peces que les quedaban, y mandó que la gente se recostase en la hierba. Tomó "los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud". Los que comieron ese día fueron cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños. De lo repartido, se recogieron siete canastas llenas con lo que sobró. Una vez que despidió a la gente, entró en la barca, y fue hasta la región de Magdala. (15:29-39)

* El pan de vida, que es la Palabra de Dios, tiene el poder de alimentar a multitudes. Nosotros no sabemos el impacto que provocará el anuncio del Evangelio en el que oye, pero no está en nosotros escoger a quién llevar el mensaje. Nuestra tarea es sembrar, y Dios da el crecimiento. Sólo el Señor sabe cuánta hambre espiritual hay en cada persona. Las cestas llenas con lo sobrante, nos habla de la Gracia que Dios derrama en abundancia sobre los que le buscan para ser librados de la esclavitud del pecado.

LA CEGUERA DE LOS LÍDERES JUDÍOS


Entonces vinieron los fariseos y saduceos para tentar a Jesús, y le pidieron que les mostrase una señal del cielo, pero Jesús les hizo ver que, según el aspecto del cielo, ellos podían reconocer si iba a haber buen tiempo, o una tempestad, sin embargo, eran incapaces de reconocer las señales de los tiempos. Y antes de irse, les dijo: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás".  (16:1-4)

* La arrogancia de los líderes judíos les impedía ver cómo las Escrituras se cumplían en Jesucristo. Ellos tenían vasto conocimiento intelectual de los textos sagrados, pero no era suficiente para interpretar las señales de los tiempos, porque sólo el Espíritu Santo da ese privilegio. Un ejemplo es Juan Bautista, quien desde su gestación estaba lleno del Espíritu de Dios, y por eso profetizaba, y anunciaba que el Salvador del mundo estaba entre ellos, y llamaba al arrepentimiento. La generación mala y adúltera no tenía ni ojos, ni oídos para entender las verdades celestiales, por tanto, aunque los milagros y todo tipo de señales eran evidentes, ellos no pudieron ver ni oír, y de hecho, cuando presenciaron milagros, dijeron que Jesús los hacía por el poder de Beelzebú.

Jesús dijo a sus discípulos: "guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos". Pero ellos pensaron que Jesús decía esto, porque se habían olvidado de traer pan, mas Jesús entendía sus pensamientos, y les recriminó su poca fe, haciéndoles ver que el pan no era el problema, recordándoles cómo, de unos pocos panes y peces, Él había alimentado multitudes. Entonces, ellos comprendieron que Jesús les estaba advirtiendo que debían cuidarse de la falsa doctrina de los fariseos y saduceos. (16:8-12)

* La levadura se refiere a toda doctrina no bíblica que se agrega a la Palabra de Dios, que no hace más que poner un velo sobre ella. La advertencia que hace Jesús está totalmente vigente en estos tiempos también. No son pocas las religiones que han hecho de sus doctrinas inventadas la doctrina que prima en sus instituciones. Muchos se hacen llamar cristianos, pero no tienen a Cristo como centro, y hacen mal uso de los textos sagrados para respaldar sus erradas interpretaciones, las cuales son enseñadas en lugar de la Verdad. ¿Cómo detectar si en mi congregación se habla la Verdad de Dios? Sólo conociendo la Palabra escrita en la Biblia. No hay peor sordo que el que no quiere oír, porque hay muchos que se niegan a aceptar que la doctrina que aprendieron es errada, y como no  tienen hábito de leer la Biblia, siguen en el error, arriesgando la vida de sus almas.


EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA


Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?". Ellos respondieron que algunos decían que era Juan Bautista o Elías, o Jeremías, u otros profetas. Entonces les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Simón Pedro contestó: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Y Jesús dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos"; y agregó: "tú eres Pedro [Petros], y sobre esta roca [petra] edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos". Y mandó a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era "Jesús el Cristo". (16:13-20)

* YHWH reveló a Pedro la verdadera identidad de Jesús, y al confesarlo, Jesús le dijo que ésa sería la piedra sobre la que iba a edificar su iglesia. Muchos comentaristas, en el intento por hacer coincidir estas palabras con el hecho de que Jesucristo es la piedra de fundamento de la iglesia, dicen que Jesús se señaló a sí mismo cuando dijo "sobre esta roca edificaré mi iglesia", pero eso no está especificado. Si bien es cierto, el fundamento de la iglesia no es otro que Jesucristo, creo que las palabras de Jesús no están dirigidas a Pedro, sino a la revelación que Dios le hizo, y que él declaró con su boca, respecto de quién es Jesús: "el Cristo, el Hijo del Dios viviente", porque los hijos de Dios (es decir, la iglesia) nacen a partir de reconocer que Jesucristo es el Hijo de Dios, y esa convicción la pone Dios mismo en el corazón de los que oyen, a través de la fe. Ninguno que rechace a Jesús como salvador puede entrar al reino de los cielos. Juan dice que "a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Jn 1:12). También dicen las Escrituras que, "si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Ro 10:9).

** "...edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" significa que la muerte no tiene poder sobre los renacidos del Espíritu. "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo no tiene la vida". Si bien es cierto, casi todos experimentaremos la primera muerte, es decir la de nuestros cuerpos terrenales, los que somos de Cristo iremos a vida eterna después de la resurrección, pues, la segunda muerte, es decir, la condenación eterna, sólo está destinada para los que rechazan a Jesús como Salvador. Si interpretamos correctamente las Escrituras, en Ap 20:6, cuando dice: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos", y tomando como base las mismas Escrituras, la expresión "primera resurrección" se refiere al renacimiento espiritual que experimentamos al confesar a Jesucristo como nuestro Señor. Por lo tanto, la resurrección que experimentaremos en la segunda venida de Jesús correspondería a la "segunda resurrección", que es para vida eterna.

*** Jesús también dijo que daría a Pedro las llaves del cielo, "y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos". La expresión "atar" o "desatar" en hebreo conlleva la idea de "prohibir" y "permitir", o "cerrar" y "abrir", respectivamente. Cuando se entrega poder a alguien, se le dice que podrá "atar" y "desatar". Tener las llaves del reino de los cielos significa tener la autoridad para cerrar o abrir las puertas que conducen a él. En otras palabras, todo juicio en la iglesia, que condene o absuelva de conformidad a las Escrituras, se tendrá por confirmado en el cielo.


PONER LA MIRA EN LAS COSAS DE DIOS


Desde entonces Jesús comenzó a decir a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén, donde padecería mucho en manos de los líderes judíos. Que sería matado y que resucitaría al tercer día. Al oír esto, Pedro intentó convencerlo de que evitara que semejantes cosas le acontecieran. Pero Jesús se volvió hacia Pedro, diciendo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres". Y entonces, se dirigió a todos los discípulos diciendo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará". Y preguntaba ¿de qué le sirve al hombre ganar las cosas del mundo, si pierde su alma? o ¿tiene el hombre el poder de recompensar a su alma? La respuesta es no, porque será el Hijo del Hombre, cuando venga con sus ángeles en la gloria de su Padre, quien dará pago al hombre por lo que haga durante su vida. Y les anunció que algunos de los presentes no morirían hasta haber visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino. (16:21-28)

* Como podemos ver, la lucha espiritual se estaba llevando a cabo fuertemente. Pedro, presa del miedo que sentía  de tan sólo pensar en la ausencia de su Maestro, estaba siendo usado por Satanás para convencer a Jesús de no exponerse a padecer todo lo que estaba escrito que debía sufrir el Mesías. Por medio de Pedro, Satanás quería tentar a Jesús, igual como lo hizo con Eva en el Jardín de Edén, para que desobedeciera al Dios y Padre que lo había enviado a ofrendarse para salvar a los pecadores. Las Escrituras dicen que Jesús hombre se angustiaba de pensar en todo el dolor y el escarnio que iba a enfrentar, y los requerimientos de Pedro eran un intento por debilitar la determinación de Jesús.

** La expresión "cargar la cruz" no significa cargar con tribulaciones o pesares terrenales. Significa llevar a la muerte todo lo que nos aferra a la vida terrenal. Es sacrificar lo que somos en nuestra naturaleza carnal, y disponernos a vivir una vida para Dios. No se debe confundir con renunciar a todo, y comenzar a vivir en pobreza, como algunos creen, ni tampoco dejar de disfrutar lo que Dios nos da por medio de nuestro trabajo, pero sí significa que no debemos aferrarnos a las cosas del mundo, ni siquiera a nuestra vida en la tierraEl verdadero cristiano es el que todo lo hace para Dios, guiado por la fe, sabiendo que, ya sea que vivamos o que muramos, somos de Cristo, y que nada podrá separarnos de su amor.

*** Las palabras de Jesús cuando dijo que "hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino", han hecho pensar a muchos que, de entre los que estaban reunidos, habría algunos que seguirían vivos hasta la segunda venida de Cristo, pero eso no tiene sentido. También hay quienes piensan que es muy posible que Jesús estaba hablando de su transfiguración, que ocurrió pocos días después. Sin embargo, me parece más probable que Jesús quería decir que, entre los que oían, había quienes necesitarían verlo venir en su gloria, para creer que Él era el Hijo de Dios. Sólo entonces iban a decidir morir a sí mismos, para comenzar a vivir para el Señor, como es el caso del escéptico Tomás que necesitó tocar sus heridas para convencerse de que Jesús había resucitado.

LA TRANSFIGURACIÓN DEL HIJO DEL HOMBRE


Seis días después de que Jesús habló de estas cosas, tomó consigo a Pedro, Jacobo y a Juan, y los llevó a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Junto a Él aparecieron Moisés y Elías hablando con Jesús. Pedro, impresionado por lo que veían sus ojos, comenzó a hablar de lo que estaba presenciando, y ofreció hacer una enramada para cada uno de ellos, pero no terminó de decirlo, cuando vino una nube de luz que los cubrió, y se oyó una voz proveniente de ella que dijo: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd". Al oír la voz, los discípulos se postraron en sus rostros, y sintieron mucho temor, entonces Jesús se acercó, los tocó y les dijo que se pusieran de pie, que no temieran. Cuando levantaron la mirada, vieron que Jesús estaba solo. Entonces Él les dijo que no contaran a nadie lo que habían presenciado, sino hasta después de su resurrección. (17:1-9)

* Pedro hace memoria de este episodio en su segunda epístola, diciendo que vieron con sus propios ojos la majestad del Señor: "Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia", y ellos oyeron esa voz, estando con Jesús en el monte santo.

Entonces le preguntaron por qué decían los escribas que Elías tenía que venir primero. Jesús respondió que efectivamente Elías debía venir antes a restaurar las cosas, sin embargo, agregó que, de hecho, Elías ya había venido, y no lo reconocieron, sino que lo maltrataron igual como iban a hacer con el Hijo del Hombre. Entonces los discípulos comprendieron que Juan Bautista era el Elías que había de venir. (17:10-13)

* Juan Bautista había sido anunciado por el profeta Malaquías, quien dijo: "He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición" (Mal 4:5-6); y por Isaías, quien dijo: "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado" (Is 40:3-5). Juan Bautista había sido enviado para hacer volver a Israel a su Dios, antes de la venida del Cristo. Durante todo su ministerio, estuvo llamando al arrepentimiento al pueblo de Dios, a fin de que, cuando el Ungido de Dios viniera al mundo, encontrara un campo listo para ser sembrado.

** No podemos dejar pasar las palabras usadas por los profetas cuando anunciaron la venida de Juan Bautista para preparar la venida del Jesús. Ellos dijeron, que él venía a preparar camino a Jehová; a enderezar calzada... a nuestro Dios; ... y de Jesús dijeron: se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne ... la verá. Los profetas estaban hablando de que el Espíritu de Elías estaría en Juan Bautista, para preparar la venida de la Gloria de Dios manifestada en Jesús.

EL AYUNO DE LOS SANTOS


Cuando llegaron al gentío, un hombre se arrodilló ante Jesús para rogarle que sanara a su hijo lunático, que estaba muy mal, debido a que en sus crisis, muchas veces había caído al fuego, otras, al agua. Contó que lo había traído a los discípulos, pero que ellos no habían podido sanarlo. Entonces Jesús dijo: "¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?", y pidió que le trajeran al enfermo. Tan sólo bastó que reprendiera al demonio, para que éste saliera del muchacho. Los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron por qué ellos no habían podido echar al demonio, y él les contestó: "Por vuestra poca fe", y les dijo que "si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible". Sin embargo, aclaró: "... este género no sale sino con oración y ayuno". (17:14-21)

* En una ocasión, Jesús dijo que los que creyeran en Él iban a hacer mejores obras que las que Él hizo, porque Él iba a reunirse con el Padre. Si Jesús lo dijo, es verdad; entonces ¿Por qué no podemos hacer los milagros que Él hizo? La clave estaría en el último versículo de esta historia, es decir, necesitamos perseverar en la oración y ayuno. Ambas acciones nos conducen a la perfección de Cristo. Pero el ayuno no debe entenderse como la privación de alimentos solamente, sino como la negación a nosotros mismos. El verdadero ayunador es aquel que hace la Voluntad del Señor: actúa con justicia; no abusa del prójimo; ayuda a los afligidos; comparte el pan con el que lo necesita; acoge al desvalido; porque ama al prójimo como a sí mismo, y trata a los demás como desea ser tratado. Dicho de otra manera: ayunar es menguar a lo que somos por naturaleza, para ser llenos de Cristo. Cuando aprendamos a andar bajo la influencia del amor, como Cristo anduvo, nuestra luz alumbrará como el alba, y nuestras buenas obras irán delante de nosotros, y permaneceremos bajo la protección de Dios, entonces, cuando clamemos al Padre, Él responderá: "Heme aquí"

Estando en Galilea, Jesús volvió a anunciar que sería entregado en manos de los hombres, y que estos le matarían, pero que resucitaría al tercer día, por lo que sus discípulos se entristecieron mucho. (17:22-23)


LA DEUDA DE LOS HIJOS DE DIOS YA FUE PAGADA


Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a casa de Pedro los cobradores de impuestos. Ellos preguntaron a Pedro si Jesús pagaba las dos dracmas, y él les contestó que sí, pero cuando entró a la casa, antes que Pedro dijera nada, Jesús le preguntó: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?". Pedro contestó que de los extraños; entonces Jesús dijo que eso significaba que los hijos estaban exentos. Sin embargo, a fin de no ofenderles, pidió a Pedro que fuera al mar, y que, al primer pez que pescara, le abriera la boca, y allí encontraría un estatero (moneda que corresponde a 4 dracmas), y que se los diera para pagar el impuesto de ambos. (17:24-27)

* Este impuesto estaba escrito en la ley, y correspondía al pago de medio ciclo por cada hombre mayor de veinte añosJehová dijo a Moisés que este dinero lo debía dar cada uno como rescate por su persona. Lo recaudado era destinado para el servicio del tabernáculo. La palabra "rescate" habla de redención. Cada uno ofrendaba por su propia vida anualmente, pero eso también era un símbolo que nos guiaba al Mesías, nuestro Redentor. Si bien es cierto la salvación depende de Dios, cada uno de los llamados tiene la responsabilidad de venir a Cristo y ofrendar su vida a Él. Jehová guía al arrepentimiento por medio de su Palabra, y da la fe por medio de su Palabra, pero la decisión de arrepentirse es una decisión individual. Cuando nos ofrendamos a Cristo, somos adoptados como hijos de Dios en el Reino. Todo el que no es de Cristo, es deudor ante la Justicia de Dios, y pagará por su pecado con su vida el día en que el mundo sea juzgado, pero los hijos del Reino ya fueron eximidos por Cristo Jesús