domingo, 12 de abril de 2020

De lo Terrenal a lo Espiritual - Estudio de MATEO V - (Mt 9 y 10)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por mí respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]


UN PARALÍTICO CAMINA


Volviendo a la barca, Jesús cruzó al otro lado del mar, y llegó a su ciudad. Allí unos hombres le trajeron un paralítico. Cuando Jesús vio la fe de aquellos que lo llevaron, dijo al enfermo: "Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados". Entre los que estaban presentes, había unos escribas, que en sus pensamientos decían: "Éste blasfema". Pero Jesús sabía lo que había en sus corazones, y les hizo ver que sus pensamientos eran errados, y les preguntó: "¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...", (dirigiéndose al paralítico), dijo: "Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa"; y el hombre se levantó y se fue a su casa. Todos los que presenciaron el milagro quedaron maravillados, y glorificaban a Dios porque había dado tal poder a los hombres. (9:1-8)

* Los tres evangelios que narran esta historia dicen que cuando Jesús vio la fe de los que traían al paralítico, sanó al enfermo. Como podemos ver, no sólo la fe del paralítico podía permitir que el milagro se llevara a cabo, sino la fe que otros tenían en que Jesús lo sanaría. La fe de los justos ante situaciones adversas, manifestada en oración por otros, es muy poderosa. El mismo Señor, en otra ocasión, dijo: "si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos" (Mt 18:19 RVR60).

** Los escribas eran eruditos en la ley de Moisés, sin embargo, su ceguera llegaba al punto de no reconocer que lo que estaban presenciando era el cumplimiento de las profecías que hablaban de que el Mesías anunciado sanaría a los enfermos; y aunque estas profecías también tendrían un cumplimiento en el ámbito espiritual, es decir, que cuando viniera el Mesías, la Verdad sería revelada a los hombres, entonces claramente podríamos ver, oír, caminar según ella, y hablarla, la arrogancia de estos fariseos no les permitía ser sanados espiritualmente para que pudieran ver, y oír; por el contrario, cuestionaron el mayor milagro de toda la historia de la humanidad, y lo que ellos mismos aguardaban desde que fue anunciado: la manifestación en carne del Hijo de Dios, enviado para redimir de la esclavitud al pueblo escogido, y edificar la casa de Dios en la tierra.  


RESCATANDO A LAS OVEJAS PERDIDAS


En seguida, Mateo nos relata cómo fue su llamado: dice que Jesús iba pasando y vio a este publicano sentado en su banco, y le dijo "sígueme", y Mateo se levantó y le siguió. Luego fueron a casa de Mateo, y se sentaron a la mesa, donde había otros publicanos y pecadores compartiendo con Jesús. Cuando los fariseos vieron esta escena, dijeron a los discípulos: "¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?". Oyendo esto, Jesús respondió: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos". Y agregó: "Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento". (9:9-13)

* Mateo, también conocido con el nombre de "Leví", era hijo de Alfeo, según nos revelan Marcos y Lucas en sus evangelios. Él trabajaba como publicano, es decir, prestaba servicios a Roma recolectando tributos de los judíos para César, por lo cual, él y todos los de su oficio eran considerados traidores entre los de Israel, pueblo que padecía bajo la opresión romana. Aquellos que compartían con Jesús en esa mesa eran todos judíos, y la mayoría se había desviado de la ley, y entregado a los placeres del mundo. Jesús había sido enviado a la tierra para hacer que las ovejas descarriadas de Israel volvieran al redil. Como Él lo expresó, los que verdaderamente necesitaban ser sanados eran los pecadores, pues los justos, es decir, las ovejas que aún seguían dentro del redil, no necesitaban ser rescatadas. Mateo era una de esas ovejas perdidas, y en cuanto oyó la voz de Jesús, reconoció que era su Pastor, y le siguió.

** La misericordia de que habla Jesús es a compadecerse de las ovejas extraviadas. Los escribas y fariseos estaban tan preocupados de sí mismos, de recibir honores y ser exaltados que, en su egocentrismo, no tenían la capacidad de ver que el pueblo que lideraban necesitaba ser rescatado del lodo cenagoso donde estaban atrapados, pero ellos los condenaban por haberse extraviado. Lamentablemente, los cristianos tenemos mucho de eso, y debemos avergonzarnos de creernos superiores a aquellos que no conocen a Cristo, y que viven en sus vanidades y delitos. En vez de apartarnos de ellos, y condenarlos, es nuestro deber intentar mostrarles la luz del Evangelio; si no nos atrevemos a hablarles, demos ejemplo, glorificando a Dios en nuestro andar, y oremos para que su entendimiento sea también iluminado. 

LA IGLESIA NACIENTE


Entonces vinieron los discípulos de Juan Bautista preguntando "¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?". Jesús les respondió con otra pregunta: "¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos?". Les dijo también que ya vendrían días en que el esposo les sería quitado, y entonces iban a ayunar. Por último, dijo esta parábola: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente"(9:14-17).

* Jesús es el novio; y su iglesia la novia que se prepara para ser entregada como una virgen pura a Cristo. Cuando este episodio ocurrió, Jesús estaba con sus discípulos, quienes eran los llamados a poner el fundamento de la iglesia, y lo que ellos necesitaban era aprender del novio, y escuchar todo lo que Él tenía que enseñarles. No había motivo para estar tristes, ni para hacer sacrificios como el ayuno, porque todo lo que su alma podía anhelar estaba con ellos.

El esposo fue quitado cuando los líderes judíos entregaron a Jesús a los gentiles para que lo mataran. Sin dudas el dolor y desilusión de esos discípulos fueron tan grandes, que no tuvieron la capacidad de caer en la cuenta de que se estaban cumpliendo las palabras que Jesús les había hablado mientras estuvo con ellos. Pero el desconsuelo de haber perdido a su Maestro duró sólo un par de días, porque el mismo Señor se presentó ante ellos vivo, en un cuerpo glorificado, demostrando que era efectivamente el Hijo de Dios, el Mesías anunciado. 

** El novio ya no está en cuerpo presente, pero si creemos todo lo que hizo por nosotros sin necesidad de verlo, Él nos envía su Espíritu para que permanezca en nosotros, y nos guíe por el camino de la santidad, la cual se perfecciona por medio del ayuno y las aflicciones. 

Ahora es tiempo de ayunar, sin embargo, el ayuno no sólo se trata de mortificar el cuerpo, como lo dice Jehová por boca de Isaías, pues, el ayuno de todo creyente, más bien, consiste en dejar de mirar hacia nosotros mismos, y comenzar a trabajar por el reino. Entre otras acciones, dicen las Escrituras que debemos terminar con todo tipo de abuso; dejar de condenar al perdido, y guiarlo a un encuentro con Cristo; ayudar al que está preso en sus banalidades a salir de sus prisionescompartir con los hambrientos no sólo el pan de nuestra mesa, sino el pan de vida que es la Palabra de Diossaciar al alma afligida llevándole al manantial de vidaenseñar a los errantes que hallarán su hogar en Cristo; dar abrigo al desnudo, no sólo vistiéndolo, sino mostrándole que pueden ser cubiertos por medio de la preciosa sangre de Jesús. Cualquiera que sólo aflige su cuerpo, pero no circuncida su corazón, no puede agradar a Dios, por tanto, nunca nos olvidemos de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque esos son los sacrificios que espera Dios.

*** La ley mosaica, o primer pacto, es el vestido viejo al cual no se le puede añadir trozos del vestido nuevo para que siga funcionando; en otras palabras, no se puede pretender mezclar la ley mosaica, que exige obras para estar en buena relación con Dios, con la ley del Espíritu, que salva sólo por la fe. La misma analogía aplica en cuanto a los odres viejos. La ley moral y ética que YHWH dio a los judíos no cambia, y se cumple cuando hacemos a los demás lo que queremos que nos hagan a nosotros; sin embargo, ya no se necesitan ceremonias purificadoras, ni circuncisión, ni hay alimentos puros o impuros, porque en Cristo todo es santificado. Ya no estamos bajo la ley dada a los hebreos en el Sinaí, sino bajo el nuevo Pacto, anunciado en los profetas, cuyo mediador es Jesucristo, por medio del cual, la salvación es recibida por la fe (no por obras, pues nadie puede alcanzar salvación por mucho que se esfuerce), porque sólo la fe dada a los creyentes permite que el Espíritu Santo de Dios sea derramado en abundancia sobre ellos, regenerando sus corazones, y sellándolos para que hereden la tierra, como es la promesa.

Para fundamentar lo expuesto en el párrafo precedente, resumiremos diciendo que, la ley de Moisés estaba destinada a guiar al pueblo de Dios a transitar desde el ámbito terrenal al espiritual. En toda la Escritura vemos esa transición: un tiempo para que lo terrenal tenga su desarrollo, que es de aprendizaje, luego de lo cual viene lo espiritual, esto es, porque lo terrenal no puede heredar las promesas, que son espiritualesTodas esas ceremonias de la ley que hablaban de lavarse antes de servir en el tabernáculo; de vestir ropas de lino fino, de alimentos puro e impuros, etc., tenían una profundidad mayor que simplemente el mantenerse pulcros, la higiene o atavío externo de la personas. Con la venida del Hijo del Dios al mundo, se estaba dando cumplimiento el propósito por el cual la ley había sido entregada al pueblo de Dios y, además, se puso en evidencia que nadie puede salvarse por sus obras, sino que todos necesitamos de un Redentor que nos rescate, sin pedirnos nada a cambio, excepto que creamos.

A continuación, veremos cómo lo afirmado anteriormente se ilustra en dos milagros ocurridos casi simultáneamente.


TRANSITANDO DE LA LEY TERRENAL A LA LEY ESPIRITUAL


Mientras Jesús decía estas cosas, vino hasta Él un líder judío de nombre Jairo quien, postrándose ante él, le dijo que su hija acababa de morir, pero agregó: "mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá". Jesús se levantó inmediatamente, y fue con Jairo, pero en el camino, había una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, que pensó: "Si tocare solamente su manto, seré salva"; así que se acercó por detrás, y tocó el borde del manto de Jesús. En cuanto la mujer hizo esto, Jesús se volvió hacia ella, la miró, y le dijo: "Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado"; y la mujer sanó desde ese instante. Cuando Jesús llegó a la casa de Jairo, al ver a los endechadores, les dijo que se fueran, porque la niña no estaba muerta, sino que dormía, y todos se burlaron. Una vez que todos salieron, Jesús entró a la habitación, tomó a la niña de la mano, y ella se levantó. Este milagro se supo en toda esa región. (9:18-26)

* Primero que todo, me es necesario aclarar que los milagros relatados son hechos verídicos, escogidos para plasmarlos en el libro sagrado, de entre muchas maravillas ocurridas durante el ministerio terrenal del Señor, que el Espíritu Santo usa para darnos un mensaje espiritual.

No es casualidad que estos milagros se relaten de forma entrelazadaPor los evangelios de Marcos y Lucas, sabemos que la niña tenía alrededor de doce años, los mismos doce años que la mujer llevaba enferma. El número doce probablemente está simbolizando a Israel, con sus doce tribus; el pueblo al cual le fue confiado el pacto para guiar al hombre a su Salvador. Pues bien, ese Salvador ya estaba en la tierra, por tanto, la primera etapa estaba por concluir, para dar inicio a una nueva era, que hablaba de la salvación por la gracia de Dios. ¿Por qué creemos que estos milagros hablan de Israel y su Pacto?, porque la niña de doce años era la hija de uno de los líderes de la sinagoga, lo que simboliza un sistema religioso que llegaba a su fin, por cuanto su objetivo de enseñar justicia por obras se había cumplido. La niña había muerto, pero en cuanto oyó la voz de Jesús, volvió a la vida. En ese evento se ilustra el fin del sistema religioso judaico, sin embargo, no es el fin de Israel, porque los hijos de Israel serán salvos si se arrepienten de su rebelión, y creen en su Mesías. Muchos creyeron que Jesús había venido a abolir la ley, pero la verdad es que Él había sido enviado a cumplirla. Lo que concretamente llegaba a su fin con la venida del Mesías eran las ceremonias que hablaban de santificación

Lo anterior nos lleva al segundo milagro, pues, como podemos fácilmente deducir, el flujo de sangre que afectaba a la mujer simbolizaría esas ceremonias que año tras año debía celebrar Israel, sacrificando animales perfectos, a fin de expiar con la sangre el pecado de la nación. La mujer menstruosa, dice Lucas, había gastado todo cuanto tenía en médicos, y no había logrado sanarse, hasta que, por la fe en Jesús, fue librada de ese azote; lo que nos habla de que nadie puede ser salvo por cumplir las obras de la ley, porque, de hecho, nadie puede cumplir todo lo que manda; como tampoco nadie puede salvarse por sus ritos purificadores, ya que la sangre de animales no es suficiente para salvar al hombre; se necesitaba que un hombre perfecto, único en su clase, el Hijo de Dios, se ofrendara, pues sólo su Sangre impecable tiene la capacidad de expiar de una vez y para siempre los pecados de los hombres. El derramamiento de la sangre del Cordero de Dios puso fin a todas esas ceremonias de expiación, y así como la mujer menstruosa fue salva por la fe, el pueblo judío puede ser sanado (salvado) si cree que Jesús es el Hijo de Dios.

** Complementando lo anterior, diremos que, según la ley, una mujer menstruosa era considerada inmunda, y no podía tener relaciones íntimas con su marido. La sangre, dicen las Escrituras, no puede heredar el reino de los cielos, por eso, es necesario nacer espiritualmente para poder entrar en comunión con Jesucristo y ser salvos. Por ahora, por la fe en Jesucristo somos declarados justos, y se nos da la ciudadanía celestial, pero cuando se cumpla el tiempo por Dios dispuesto, y llegue el fin de las cosas pasajeras, lo inconmovible tomará lugar, y el cuerpo de carne y sangre que tenemos será mudado en un cuerpo que no se corrompe, glorificado como el de nuestro Señor Jesucristo, el primogénito de los muertos que resucitan para vida eterna. Por medio del libro de Ezequiel, Jehová recuerda el origen poco honroso de Jerusalén; diciendo: "yo pasé junto a ti,y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!"; "Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía. Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite..." (Ez 16:6, 8-9). En pocas palabras: la novia del Cordero debe purificarse antes de unirse a su esposo, por medio del agua de arrepentimiento; el lavamiento que produce el bautismo en Cristo, y la unción del Espíritu Santo.


LUZ A LOS QUE ANDABAN EN TINIEBLAS



Sucedió después que, yendo Jesús, le siguieron dos ciegos que gritaban: "¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!". Cuando llegaron a la casa, Jesús les preguntó: "¿Creéis que puedo hacer esto?", y ellos le contestaron que sí; entonces Él dijo: "Conforme a vuestra fe os sea hecho"; y en ese instante, sus ojos fueron abiertos, y podían ver. Jesús les encomendó no divulgar ese milagro, pero ellos no pudieron contenerse, y esparcieron la fama de Jesús por todas partes. Mientras ellos se iban, le trajeron un mudo que estaba endemoniado, y echando fuera el demonio, el mudo comenzó a hablar, y la gente se maravillaba, diciendo que nunca algo parecido se había hecho en Israel; sin embargo, los fariseos, decían: "Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios". (9:27-34)

* Todos estos milagros que Jesús hizo a los hombres, sanándoles de enfermedades físicas, simultáneamente comenzaban a producir sanidad espiritual, no sólo en los que recibían el milagro, sino en el resto de los que presenciaban esas sanidades; porque antes de venir a Cristo todos padecíamos en el ámbito espiritual el equivalente de estas enfermedades físicas, porque los ciegos espirituales son aquellos que no conocen el Evangelio de la salvación por gracia, por tanto, viven en las tinieblas de su ignorancia, pero cuyo entendimiento es alumbrado cuando oyen la Palabra, que tiene poder para abrirles los ojos para que vean la Verdad. Los mudos espirituales son aquellos que sólo hablan palabras vanas, descritos por Isaías como hombres de labios inmundos, porque desconocen la Verdad, pero cuando su corazón recibe la Palabra viva, sus lenguas se desatan, y comienzan a hablar con cordura, porque la Palabra de Dios vuelve sabios a los necios. Los sordos espirituales son aquellos que no entienden las cosas del Espíritu, y las consideran necedad, pero que son sanados cuando oyen la Palabra con un corazón transformado por el Señor. Los cojos o paralíticos espirituales son aquellos que tropiezan, resbalan y caen, porque han escogido caminos que los llevan a la perdición, pero cuando conocen al Señor, sus caminos se enderezan, y sus pies aprenden a transitar por sendas derechas.

**La envidia y ceguera de los fariseos era tal, que de su boca sólo podía salir blasfemia contra Jehová, atribuyendo a Beelzebú las maravillas que hacía Jesús. Más adelante, Mateo relata de qué manera Jesús condena esta grave blasfemia.

*** Profecías en cumplimiento (entre otras):
  • Is 35:3-6: "Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad."
  • Is 42:7, 16-20: "para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. (...)   Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?"  
  • Is 32:3-4: "No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente".
  • Is 29:18: "En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas". 
  • Sal 146:8 "Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos".
  • Is 50:4  "Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios".
  • Sal 102:18 "Se escribirá esto para la generación venidera; y el pueblo que está por nacer alabará a JAH".

LOS PRIMEROS OBREROS ENVIADOS A COSECHAR



Jesús iba recorriendo todas las ciudades y aldeas enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadeció, "porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor", entonces dijo a sus discípulos: "A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies" (9:35-38).

* La mies es un cereal de cuya semilla se hace el pan. En el evangelio de Juan, está la historia de Jesús hablando con la mujer samaritana, es decir, una mujer gentil, proveniente de un pueblo de costumbres paganas. Luego que ella le hace ver que su gente esperaba al Mesías de Israel, para que les explicara todas las cosas, Él se le reveló diciendo: "Yo soy, el que habla contigo". Cuando ella pudo comprender que estaba hablando con Cristo, corrió a los de su pueblo para que vinieran a conocerle. Entonces, Jesús dijo a sus discípulos: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega". La mies representa a todos y cada uno de los escogidos desde antes de la fundación del mundo, destinados a ser redimidos por el Hijo de Dios, y heredar las promesas hechas a Abraham, pero, para que esa míes pueda ser usada en el reino, son necesarios muchos obreros que lleven el mensaje de la salvación, porque la fe viene por oír la Palabra. Los obreros son todos los que ya han recibido salvación, y que deben continuar la labor de llevar el mensaje a otros.

** Jesús es el Pastor que vino para reunir en su redil a las ovejas desamparadas y dispersas, y llevarlas a Dios. Lamentablemente, han transcurrido casi dos mil años desde que Jesús se ofrendó para que nosotros tuviéramos salvación eterna, sin embargo, podemos ver que aún hay tantos que siguen desorientados, dispersos como ovejas sin pastor, que son fácilmente engañados por toda clase de falsa doctrina, porque en sus corazones anhelan tener una esperanza que este mundo no ofrece, y se enredan en fábulas y filosofías humanistas, según las tradiciones de los hombres, desviándose de la Verdad que es en Cristo Jesús, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, y quien es la salvación de los hombres.


Entonces, dice Mateo, Jesús escogió a doce de entre los discípulos que le seguían, y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y dolencia. Los nombres de estos doce hombres eran: Simón, a quien Jesús llamó Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, que tenía por sobrenombre Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, que fue quien lo traicionó. (10:1-4)

* ¿Por qué eran doce? Porque dicen las Escrituras que los cimientos de la Jerusalén celestial son doceJesús es la piedra angular de la Casa de Dios, y los apóstoles son el fundamento del edificio, porque es sobre sus enseñanzas y la de los profetas que se erige el templo de Dios. Sobre esos doce cimientos, se levantan los muros de la ciudad celestial, la novia del Cordero, con piedras vivas, que son los convocados al reino (ekklesia). La iglesia no es un edificio terrenal, sino una congregación de personas que forman el templo celestial, las cuales, habiendo oído la Palabra de Dios, la creen, y son guiadas al arrepentimiento, porque esa Palabra tiene el poder de despertarlas de la embriaguez que les impide reconocer y obedecer la Verdad, que es la Voluntad perfecta de Dios, que sólo quiere el bien de sus criaturas

** Judas Iscariote nunca fue considerado entre estos cimientos, sin embargo, Jesús lo escogió para que se cumpliese el plan divino. Porque Jesús no ignoraba que Judas era hijo del mal; por el contrario, sabía que, a pesar de conocer la Verdad, y disfrutar de los dones del Espíritu Santo junto a los otros discípulos, su corazón siempre se iba a inclinar a seguir el consejo de su padre, el engañadorJudas no fue víctima de la Soberanía divina, sino de su propia concupiscencia, pues fue su propia maldad la que lo llevó a cometer el más despreciable pecado de la historia de la humanidad. Tras la muerte de Judas, su lugar fue ocupado por Matías, uno de los discípulos testigos del ministerio de Jesús y de su resurrección.

Las instrucciones dadas por Jesús a estos doce fue de anunciar a las ovejas perdidas que el reino de los cielos se había acercado. No debían ir por camino de gentiles ni a ciudad de samaritanos. A ellos les fue dado el don de sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar muertos, echar fuera demonios. Debían hacerlo gratuitamente, así como lo habían recibido ellos. Jesús les mandó no llevar dinero, ni muda de ropas, ni siquiera bastón, porque el obrero es digno de su alimento. Cada vez que llegaran a una ciudad, debían averiguar quién era digno en ese lugar, y pernoctar en su casa durante su permanencia. Al entrar en la casa, debían bendecirla, y si la casa era digna, la bendición permanecería allí; de lo contrario se devolvería a ellos. Si alguna ciudad no los acogía, ni recibía sus palabras, ellos debían sacudir el polvo de sus sandalias, y continuar su viaje. Sin dudas, dijo Jesús, en el día del juicio, el castigo para esa ciudad será peor que el de Sodoma y Gomorra. (10:5-15)

* Me parece oportuno destacar aquí el hecho de que los primeros llamados al reino fueron los hijos de Israel, no los gentiles. Luego de estudiar muchos pasajes bíblicos, estimo que es un error interpretar que la salvación de los judíos será después que la iglesia sea sacada del mundo. Aparentemente, la traducción de la RVR, que dice: "que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo", se ha prestado para ese error, y aunque no es un error de traducción, sino de interpretación, la RVA (Reina Valera Actualizada 2015) introdujo una modificación al versículo, reemplazando la conjunción "luego", por "así", quedando de esta manera: "que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Y así todo Israel será salvo..." (Ro 11:25-26), pues Pablo está hablando del Israel espiritual, no de la nación. Cualquier teoría que hable de la salvación del pueblo israelita después de la venida de Jesús se choca estrepitosamente contra la doctrina de la salvación por fe, ya que, la Palabra dice que todo ojo verá al Señor viniendo en las nubes. ¿Acaso no dicen las Escrituras que bendito es aquel que cree sin haber visto? La nación de Israel ya tuvo su oportunidad cuando Jesús estuvo en la tierra, pero luego que Jesús ascendió, tanto el pueblo judío como los gentiles tienen la misma oportunidad de ser salvos por fe ahora. No olvidemos que la iglesia (el Israel espiritual) no es sólo de gentiles; son ambos pueblos, judíos y gentiles, hechos uno en Cristo.

** En cuanto a las palabras de Jesús, de que el obrero es digno de su alimento, está queriendo decir que, cuando alguien dedica su vida a enseñar el evangelio, tiene derecho a recibir para su sustento; era el caso de los apóstoles, y ahora es el caso de los pastores de iglesias. Puede ser discutible el diezmo, pero la ofrenda generosa (no limosna) es un deber cristiano. El Apóstol Pablo, debido a las críticas que sus adversarios estaban haciendo circular, había escogido no recibir nada de los corintios, y más bien hacer uso de lo que otras iglesias habían ofrendado para su sustento mientras ministraba en Corinto; no obstante, hace presente que los que siembran la Palabra tienen derecho a recibir para su alimento, porque está escrito en la ley que no hay que poner bozal al buey mientras trilla, lo que quiere decir que, mientras el buey va haciendo los surcos para la siembra, debe tener también la posibilidad de alimentarse de lo que cae en la tierra, porque si el buey no trilla no va a haber trigo en los graneros; en otras palabras, si el pastor no dedica su vida a predicar la Palabra, ¿cómo podrán tener fe los que no han oído?


COMO OVEJAS EN MEDIO DE LOBOS


Luego, Jesús advirtió a sus discípulos que serían enviados como ovejas en medio de lobos, por lo cual, les recomendó ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Que se cuidaran de los hombres, porque éstos los entregarían a los concilios, y los azotarían en las sinagogas. Que incluso serían llevados ante gobernadores y reyes por causa de Jesús, pero que todo aquello permitiría dar testimonio a ellos y a los gentiles sobre el evangelio de la salvación por gracia. Pero cuando eso aconteciera, no debían preocuparse por cómo o qué hablar, porque en aquella hora sería el Espíritu de Dios el que hablaría a través de ellos (10:16-20)

* Aun cuando estos mensajes de Jesús a sus discípulos están en el mismo capítulo en el libro de Mateo, me parece que no corresponden a la misma misión, sino que este último aludía a lo que ocurriría después de la crucifixión y glorificación de Jesucristo, cuando el pueblo de Dios sería perseguido para evitar que el evangelio se esparciera, pues, cuando Jesús escogió a los doce, y les encomendó anunciar el evangelio (Mt 10:5-15), los envió sólo a los hijos de Israel, advirtiéndoles que no fueran por caminos de gentiles; sin embargo, en esta oportunidad Jesús señala que cuando fueran apresados, y llevados ante las autoridades, sería ocasión para que dieran testimonio a ellas y a los gentiles, sobre el evangelio de la salvación por la gracia de Dios.

Aquí aprendemos sobre la soberanía de Dios, quien hace que todo obre a favor de sus perfectos propósitos. Los apóstoles y primeros discípulos tuvieron vidas realmente difíciles cumpliendo la misión de anunciar la salvación por fe, después de la glorificación de Jesucristo. Todos los apóstoles, excepto Juan, murieron martirizados, así como gran número de los primeros cristianos; y aunque Juan no fue asesinado, sí padeció grandemente por causa del evangelio; de hecho, el Apocalipsis le fue revelado estando prisionero por causa del evangelio, en la isla de Patmos. Sin embargo, cada vez que ellos fueron tomados presos, efectivamente, tuvieron la oportunidad de dar testimonio, tanto a autoridades judías, que se resistían a Cristo, como a los paganos, de que la salvación es por la fe en Cristo Jesús. Incluso en las cárceles, muchos fueron alcanzados y salvados gracias a sus testimonios.  El mismo Apóstol Pablo reconoce que sus prisiones en Roma sirvieron para testificar a los guardias romanos que lo custodiaban, y muchos fueron salvos gracias a ese sacrificioEl testimonio de los primeros cristianos fue realmente elocuente, y muchos fueron salvos al ver su fe inquebrantable en medio de las peores adversidades, porque no echaron pie atrás, y estaban dispuestos a ser llevados como ovejas al matadero, porque estaban convencidos de que era su cuerpo el que moría, pero no su alma, que pertenecía al Señor y, porque tenían una esperanza cierta e inmarcesible en el reino de Dios, lo que los situaba en la perspectiva correcta de que no vale la pena aferrarse a las cosas temporales de este mundo, y ni siquiera a la propia vida terrenal.


EL QUE MUERA POR SU CAUSA, VIVIRÁ


El Señor continuó diciendo que iba a llegar el momento en que el hermano entregaría a la muerte a su hermano; el padre, al hijo, etc., que sus discípulos iban a ser aborrecidos por causa de Su Nombre, pero que el que perseverara, sería salvo. Les dijo que iban a ser perseguidos, pero cuando eso ocurriera, debían huir de aquella ciudad e ir a otra, anunciando el evangelio; sin embargo, les dijo, el Hijo del Hombre retornará antes de que alcancen a recorrer todas las ciudades de Israel. Jesús argumentó que el discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su Señor, por tanto, "Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?" (10:21-25)

* Aunque nos parezcan duras las palabras de Jesús, efectivamente, la proliferación del evangelio, durante los primeros años de la iglesia, tiene mucho que ver con la persecución de que fueron objeto los cristianos. Ellos, huyendo de sus acosadores, llegaban a las ciudades vecinas, donde seguían predicando el evangelio de la resurrección de Jesucristo. Los que convivieron con Jesús, y oyeron sus palabras, más todos aquéllos que, aun sin haberlo conocido, creyeron que Él era el Cristo gracias al testimonio de los apóstoles, no dejaron de hablar del evangelio por causa de la persecución, sino que perseveraron hasta el final. Todo ellos serán recompensados en la nueva vida, porque no estimaron su vida terrenal como algo a qué aferrarse, porque sabían que en los cielos les aguarda una vida plena, donde la paz reinará por siempre.


Jesús los llamó a no temer, y a proclamar todo lo que se les había enseñado, "porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse". Les dijo que no debían tener miedo de aquellos que puedan matar el cuerpo, porque ellos no pueden matar el alma; mas bien, les llamó a someterse a Dios, pues Él tiene el poder de destruir el cuerpo y el alma en el infierno. Dios es Soberano y sabe exactamente lo que sucede aquí en la tierra: ni siquiera los pajarillos, que no tienen el valor de una vida humana, mueren sin que Dios lo disponga así. Él sabe incluso cuántos cabellos tiene cada uno de nosotros. Jesús les dijo que todo el que confiese ser su discípulo delante de los hombres, Él también lo reconocerá delante de su Padre. Asimismo, todo aquél que niegue ser su discípulo, Él también lo negará delante de Dios. (Mt 10:26-33)

* En el libro de los Hechos veremos cómo, después de recibir el Espíritu Santo, los discípulos recibieron poder de lo alto, y comenzaron a declarar el evangelio abiertamente, por todas partes, con una valentía que ellos no habían conocido antes, y estaban dispuestos a ser torturados, incluso a perder la vida, si era necesario, a fin de cumplir con la misión dada, porque ellos amaban a Jesucristo más que a sus propias vidas y, porque sabían que la salvación de muchas almas dependía de que recibieran el mensaje que ellos tenían que llevarles. Dios ha sido paciente, y no ha puesto fin al mundo como lo conocemos, porque Él no quiere la muerte del impío, sino que espera que muchos reciban la buena noticia y se arrepientan, para que sean salvos y tengan vida eterna en el reino de los cielos. La urgencia de dar a conocer que la salvación de nuestras almas está en Jesucristo sigue siendo la misma.


Jesús les dijo que no vino a traer paz, sino espada; porque por su causa habrá división en las familias, se levantará el hombre contra su padre, la hija, contra su madre, y la nuera contra su suegra. Agregó que el que ama a padre o a madre, o a hijo o hija más que a Él, no es digno de Él. Tampoco aquél que no esté dispuesto a tomar su cruz y morir es digno de Él. Dijo: "El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará". (10:34-39)

Imaginemos cómo habrá sido en el seno de una familia judía, en aquellos primeros años de la iglesia, cuando uno de sus miembros comenzaba a confesar que creían que en Jesús estaba la salvación de sus almas. Sin dudas debe haber habido división, y muchos judíos deben haber entregado a sus familiares a las autoridades judías para que los lapidaran, porque los creían blasfemos. En estos tiempos, hay culturas donde el cristianismo está prohibido, por tanto, requiere de mucha valentía confesar la fe en Cristo, pues literalmente, ponen en riesgo su integridad física. En occidente, probablemente, confesarse cristiano no reviste mayor peligro, pero seguirá habiendo división en los hogares cuando un miembro de una familia en la que el evangelio es ignorado, confiesa su decisión de seguir a Cristo, porque el verdadero cristiano cambia sus hábitos, debido al Espíritu Santo que mora en él, y sus nuevas costumbres probablemente estarán reñidas con las del resto de su familia. Si alguno ha sido atraído por el evangelio, pero escoge rechazar el Señorío de Jesucristo, a fin de no provocar diferencias con su padre, madre, cónyuge, hijos, etc., no es digno de que Cristo lo reciba en su reino, aunque haya creído el evangelio.

** Estar dispuesto a tomar la cruz y morir significa dejar de vivir para nosotros mismos, porque en lo natural, nosotros estamos lleno de egoísmo, y durante nuestra vida pasada no hacíamos más que satisfacer nuestros deseos desordenados, pero ahora, como nueva criatura nacida del Espíritu Santo, debemos comenzar a vivir una vida con sentido, procurando nuestra santificación para la gloria de Dios.

*** Tener apego a la vida que llevamos en este mundo es idolatrar lo que no es de Dios. Los que hemos sido redimidos por Jesucristo hemos cambiado nuestra ciudadanía: Ya no somos de este mundo, sino que somos del Reino de los cielos. Seguimos en este mundo, porque es aquí y ahora que debemos anunciar el evangelio a otros, para que también sean redimidos de las tinieblas del pecado, y llevados a la luz del reino de Jesucristo. Si dejamos de hacerlo por miedo a perder nuestra vida, quizás significa que estamos dando mayor importancia a la vida terrenal que conocemos, que a la vida eterna que nos ofrece Dios por medio de Jesucristo.


Por último, dijo que todo el que recibe a sus mensajeros, lo recibe a Él, y el que recibe a Jesús, recibe a Dios que fue quien lo envió. El que recibe a un profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo, recompensa de justo recibirá. Cualquiera que dé un vaso de agua a los que van en su nombre recibirán recompensa. (10:40-42)

* Los creyentes debemos ser cautelosos, y no aceptar de buenas a primeras a cualquiera que usa el nombre de Jesucristo, porque no todos son verdaderos mensajeros de Dios. Hay mucha responsabilidad en los que predican, pero también en los que reciben a los mensajeros. Si queremos saber si un predicador es verdaderamente un mensajero de Dios, éste debe llevar un mensaje basado en las Escrituras, y hablar del Evangelio de la salvación por la fe. En otras palabras, el mensajero debe anunciar las buenas nuevas de que Dios salva gratuitamente, sin pedir nada a cambio, excepto que se arrepientan de haber estado alejados de Él, y crean que Jesús es el Cristo enviado para redimir un pueblo para Dios. Cualquier otro mensaje que no tenga a Jesucristo como centro no sirve, por muy bien intencionado que sea, porque Dios puso a Jesucristo como el único camino que lleva al Reino. Nadie puede saltar por la reja del lado, sino que tiene que entrar por la puerta que Dios dispuso, y Jesús es la puerta de las ovejas por la cual se ingresa al redil del reino celestial. 

Cuando recibimos a alguien que dice hablar la Palabra de Dios, debemos ser como los de Berea, quienes escuchaban a Pablo predicar, pero no se quedaban con sus palabras, sino que iban a las Escrituras para verificar si lo que oían era Palabra de Dios. Si no somos diligentes como los bereanos, corremos el riesgo de caer fácilmente en manos inescrupulosas que, predicando un evangelio tergiversadoponen en riesgo nuestra salvación, porque falsas promesas llevan a la decepción, y de allí sólo se está a un paso de la apostasía. La Voluntad de Dios es nuestra santificación, y muchos que se llaman pastores, en vez de guiar las ovejas por caminos de santidad, no hacen más que alimentar en ellas la codicia, la avaricia y el amor por las cosas de este mundo,  y citan la Biblia con versículos sacados de contexto para apoyar sus falsas doctrinas. Es deber de los creyentes tomar sus Biblias y revisar si lo que estamos oyendo es la Palabra de Dios en su contexto.