jueves, 30 de diciembre de 2021

Nuestra Pascua y Nuestra Fiesta de Panes sin Levadura - Estudio de Marcos VI (Mr 14 - 16)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)


(Comenzar en el Estudio de Marcos I)


PREPARANDO LA PASCUA


Estaban a dos días de conmemorar la pascua y la fiesta de los panes sin levadura; y los líderes judíos buscaban la forma de prender de Jesús por medio de engaños, y matarle, pero acordaron que lo harían después de las fiestas para evitar el alboroto que eso provocaría. (14:1-2)

* La pascua era la conmemoración que recordaba el día en que Jehová liberó a Israel de la esclavitud en Egipto. En esa oportunidad, YHWH mandó a Israel sacrificar un cordero por familia, con cuya sangre debían pintar los dinteles de sus casas, a fin de que el ángel de la muerte, que mataría a todos los primogénitos de Egipto, no dañara los primogénitos de Israel. A partir de ese día, y por siete días, debían comer pan sin levadura. El que comiere pan leudado sería cortado de IsraelCada catorce del primer mes del año en el calendario hebreo (mes de nisán, que corresponde a marzo o abril en nuestro calendario), se debía conmemorar la pascua, y el inicio de la fiesta de los panes sin levadura, que duraba siete días.

Lo que ignoraban los líderes judíos, que asechaban a Jesús, era que ese año iban a llevar a cabo el último y definitivo sacrificio pascual demandado por el Señor; pues, estaban por sacrificar al perfecto Cordero que YHWH había provisto como propiciación por los pecados: Jesús el Mesías, el Hijo de Dioscon lo cual ponía fin a las ceremonias de sacrificio de animales para expiaciónporque la sangre impecable del Hijo del Hombre tiene el poder de quitar el pecado del pueblo santo de una vez y para siempre, a fin de que la muerte no tenga nada que cobrar a los que ponen su fe en la sangre

** En cuanto al significado de comer panes sin levadura, el Apóstol Pablo dijo: "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1Co 5:7). Puesto que nuestra Pascua ya fue sacrificada, ahora es tiempo de celebrar la fiesta de los panes sin levadura. Esto significa que es tiempo de despojarnos de todo peso de pecado, desvistiéndonos del viejo hombre, y revistiéndonos de Jesucristo, nuestro Señor, para comenzar a dar frutos de justicia. 


EL CORDERO SE APRESTABA PARA SU SACRIFICIO

Estando en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a la mesa donde estaba Jesús, una mujer que traía un vaso de alabastro, con un perfume de nardo puro, carísimo. Rompiendo el vaso, derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. Algunos de los presentes se enojaron mucho, y decían entre sí que lo que ella hacía era un derroche, pues, tal perfume podía haberse vendido por mucho dinero, el cual hubiera podido ser destinado a los pobres. Jesús les dijo que la dejaran tranquila, porque a los pobres siempre los tendrían para darles ayuda, pero que Él no iba a permanecer con ellos por siempre: y que lo que ella estaba haciendo era anticiparse a ungir su cuerpo para la sepultura. Agregó que, dondequiera que se predique este evangelio, se recordará lo que ella hizo. (14:3-9)

* Por el evangelio según san Juan (Jn 12:1-9), sabemos que la mujer es María, hermana de Marta y de Lázaro, a quien el Señor resucitó. También sabemos que Judas Iscariote era uno de los que criticaban a María por el derroche, pero Juan se encarga de aclarar que no es que Judas se preocupara por los pobres, sino que, estando a cargo de las finanzas del grupo, veía que iba a disponer de menos dinero para robar.

También sabemos que este hecho no es correlativo con lo que Marcos comenzó a narrar en este capítulo (Mr 14:1-2), pues el asedio de los líderes judíos a Jesús, que estudiamos previamente, ocurrió dos días antes de la pascua; y la unción de Jesús por María sucedió seis días antes. Pero es probable que Marcos lo haya insertado en este lugar, porque este evento es el que, quizás, provocó que Judas decidiera entregar a Jesús a los líderes judíos. Lo creemos así, porque Marcos continúa relatando:

"Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo." Los líderes judíos se alegraron de oír a Judas, y le prometieron dinero a cambio de entregarles a Jesús, así que, a partir de entonces, Judas comenzó a buscar el momento propicio para entregárselos. (14:10-11)


LA TRAICIÓN

El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se mata el cordero de la pascua, Jesús dio indicaciones a dos de sus discípulos para ir a Jerusalén, y preparar la pascua en un gran aposento alto, que se había dispuesto para que Jesús comiera la cena junto a los doce. Llegada la noche, estando sentados a la mesa, Jesús les dijo: "De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar". Todos se inquietaron, y comenzaron a preguntar ¿Seré Yo? Jesús respondió: "Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato". Aclaró que, si bien es cierto, todo debía ocurrir así en cumplimiento a la profecía, agregó: "¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido". (14:12-21)

* Hay muchos que piensan que Judas Iscariote fue una víctima en manos de Dios, para cumplir sus propósitos; pero Judas sólo fue víctima de su propia concupiscencia. Dios siempre da una salida, y deja en nuestras manos escoger vida o muerte, bendición o maldición. Judas escogió la peor parte.

De hecho, Judas tuvo el privilegio de formar parte del círculo más íntimo de Jesús. Él estaba entre los doce escogidos, a quienes Jesús les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, y para sanar enfermedades. Es muy probable que el autor de Hebreos tenía en mente el pecado de Judas, cuando dijo que "es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venideroy recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento" , pues, agregó: "la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada" (He 6:4-8) Judas es el primer apóstata de la era del cristianismo.

 

LA CENA EN EL APOSENTO ALTO

Mientras comían, Jesús tomó pan, bendijo, lo partió y se lo dio a los discípulos, mientras les decía: "Tomad, esto es mi cuerpo". En seguida, tomó la copa de vino, dio gracias, y la pasó a sus discípulos para que todos bebieran, y les dijo: "Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada". También dijo que no volvería a beber del fruto de la vid hasta que lo bebiera nuevo en el reino de Dios. (14:22-25)

* Dentro de los milagros de Jesús que más se recuerdan están aquellos en que alimentó a multitudes al multiplicar por miles un par de trozos de pan. Posteriormente, la gente lo buscaba para que les diera más pan, pero él les dijo: "me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre". Cuando ellos le preguntaron qué trabajos demandaba Dios, él les respondió que creyeran en Aquél que Dios había enviado, refiriéndose a sí mismo. Luego les explicó que el verdadero pan del cielo era Él, y que el que comiera del pan enviado por YHWH nunca moriría. Y dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él" (Jn 6:54-56). Por supuesto, ellos no entendieron el mensaje, y se escandalizaron. Hasta sus discípulos quedaron atónitos, y muchos se alejaron, porque no entendían que comer y beber significaba acatar el llamado que Jesús estaba haciendo a arrepentirse y creer que Él había venido a salvar a los que obedecen.

A pesar de considerar que sus palabras eran duras, los doce escogidos permanecieron con Jesús, porque habían entendido que nadie más tenía palabras de vida, y porque creían que Jesús era el Hijo de Dios. Ahora se encontraban en el aposento alto compartiendo la última cena con su Señor, aunque, probablemente, seguían sin entender de qué hablaba el Maestro, cuando les daba de comer y beber el pan y el vino, diciendo que eran su cuerpo y su sangre. 

** También Jesús dijo que el vino representaba la sangre del nuevo pacto. Probablemente, los discípulos tampoco imaginaban que hablaba de la sangre que, como el Cordero de Dios, estaba por derramar en la cruz, con la cual se instituía el pacto de la salvación por Gracia.

El antiguo pacto era el del Monte Sinaí, donde, por medio de Moisés, YHWH dio a Israel la ley escrita en tablas de piedra. Ese pacto, como hemos dicho, no tenía por finalidad salvar a Israel, sino guiarlo hasta su Mesías. Para que Israel fuera salvo necesitaba un pacto nuevo, uno en el cual no se les exigiera hacer las obras de la ley para estar en buena relación con Dios, porque no podían cumplirla, sino uno en que sólo bastara creer en su Mesías. YHWH anunció, por medio del profeta Jeremías, que habría un nuevo pacto, diciendo: "He aquí que vienen días... en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá" (Jer 31:31). En el nuevo pacto, la ley de Dios ya no iba a estar escrita en tablas de piedra, sino, como dijo el Señor: "daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo" (Jer 31:33). 

¿Pero cómo puede el Señor darnos su ley en nuestra mente, y escribirla en nuestro corazón? Todo es obra del Espíritu Santo. Primero, por medio de su Santo Espíritu, Jehová cambia el corazón de aquel al que está llamando, y despierta su oído para corrección. El que oye el llamado, y se arrepiente (come y bebe el cuerpo y la sangre de Cristo), recibe en su corazón el Espíritu Santo, quien lo sella para vida eterna, convirtiéndose en santo tempo del Espíritu de Dios. De este modo Jehová cumple la promesa que dijo por medio del profeta Ezequiel:  "Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra." (Ez 36:27).

 

LOS DISCÍPULOS EN PÁNICO

Luego de cantar el himno, salieron al monte de los Olivos, y Jesús anunció que todos se escandalizarían de él esa noche, porque escrito está: "Heriré al Pastor y las ovejas serán dispersadas". Con todo, les prometió que, una vez que resucitara, se les adelantaría para esperarlos en Galilea. Entonces Pedro dijo que, aun si todos se escandalizaran de él, él no lo haría. Y Jesús profetizó que, antes que el gallo cantara dos veces, Pedro lo habría negado tres veces. Pero Pedro insistió en que, si fuera preciso, él daría su vida por Jesús. Y todos afirmaron lo mismo. (14:26-31) 

* Aquí estamos ante la presencia de tres profecías anunciadas por el Señor: Primero, la dispersión de sus discípulos. Cuando capturaron al Maestro, todos temieron por sus vidas. De hecho, el único que estuvo presente en la crucifixión fue Juan. Del resto, no se dice nada en ninguno de los evangelios. Todos estaban aturdidos, pues no entendían lo que estaba pasando: aquél que se les había revelado como su Mesías, estaba siendo apresado violentamente, y ¡él no se había defendido! El pánico los embargó, y sintiéndose inseguros, y desprotegidos, huyeron a perderse.

La segunda profecía quizás pasó inadvertida por los discípulos: ¡Jesús les estaba anunciando que iba a resucitar! De hecho, Juan hace notar, en su versión del evangelio, que los discípulos no habían comprendido las Escrituras en la parte que decía que era necesario que el Mesías resucitase de los muertos

Y tercero: la negación de Pedro. Hasta ese momento, habían comprendido que algo terrible estaba por suceder, pero que después Jesús iría a Galilea, para esperarlos allá. Así que, sin importar qué iba a suceder, ellos saldrían con vida. Pero lo cierto es que estaban por vivir la peor de sus pesadillas: Aquél que creían iba a liberar a Israel estaba por ser condenado a morir de la forma más humillante, y la seguridad que tenían al lado de su Maestro iba a ser reemplazada por un gran desconcierto, y un profundo sentimiento de orfandad. La fe en que Jesús era el Mesías se desvanecía en sus corazones atribulados. Recordemos que cuando María Magdalena fue a anunciarles que Jesús había resucitado, ellos no creyeron. Tampoco creyeron a los discípulos que conversaron con Jesús resucitado cuando iban camino a EmaúsLa incredulidad perduró hasta cuando Jesús se apareció a diez de ellos el mismo día que resucitó. Tomás no se encontraba en el grupo, y no creyó hasta ocho días después, cuando el Señor volvió a aparecer ante ellos, y le hizo tocar las heridas de los clavos y la lanza en su cuerpo.

 

LA ANGUSTIA DE JESÚS

Luego se dirigieron a Getsemaní, (un jardín a los pies del Monte de los Olivos), y pidió a sus discípulos que se sentaran allí, mientras él oraba. Llevó aparte a Pedro, Jacobo y Juan, y comenzó a entristecerse y angustiarse, mientras les decía: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad". Él se alejó un poco, y postrándose en tierra, oró pidiendo al Padre que, si fuese posible, lo eximiera de vivir lo que estaba por acontecer, diciendo: "Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú". Cuando volvió a donde estaban los discípulos, los halló durmiendo, y les dijo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil".  Nuevamente se fue para orar de la misma forma. Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque no podían aguantarse el sueño, y ellos no sabían qué decirle. La tercera vez que regresó a ellos, les dijo que durmieran y descansaran. Llegado el momento, les dijo: "Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega". (14:32-42)

* En estos versículos, contrario a lo que algunos afirman, podemos ver que Jesús experimentó angustia ante su inminente captura, así como profundo dolor en su cuerpo cuando fue escarnecido y crucificado, lo que confirma que, aunque salió de Dios, Él era un ser humano de carne y hueso. Antes de venir al mundo, Jesús era igual a Dios, pero se despojó de su naturaleza divina, y se convirtió en un ser humano mortal, para poder liberar a los hombres, (a cuya semejanza se hizo), del poder que los condenaba a muerte, que es el pecado, por medio del cual Satanás los tenía bajo su control. Jesús, a pesar de que como hombre había vivido una vida sin pecado, se expuso a enfrentar el menosprecio y el horrible castigo que debió caer sobre nuestras cabezas, no sin angustia, ni sufrimiento, hasta morir en la cruz; mas todo eso era necesario para llegar a ser el salvador de la humanidad. Sólo así podía convertirse en el primer hombre, hasta ahora, en resucitar en un cuerpo glorificado, para vida eterna, porque venció al mundo con sus concupiscencias. Él era el perfecto Cordero sin manchas ni defectos, ofrendado ante Dios, para liberar de la muerte a todo el que cree.

 

LA TRAICIÓN DE JUDAS

Mientras Jesús estaba hablando, llegó Judas Iscariote acompañado de mucha gente que portaba palos y espadas, de parte de los principales sacerdotes, escribas y ancianos. Judas había acordado con los captores que identificaría a aquel que debían arrestar por medio de un beso. Entonces, se acercó a Jesús, diciendo: "Maestro, Maestro", y le besó. Viendo la señal, los hombres procedieron a prender a Jesús. En ese momento, uno de sus discípulos sacó una espada y cortó la oreja del siervo del Sumo Sacerdote. Jesús les preguntó por qué venían con palos y espadas a prenderle, como si fuera un ladrón, siendo que cada día que enseñó en el templo, nunca intentaron arrestarlo; pero agregó que todo estaba aconteciendo de esa manera en cumplimiento a las Escrituras. En seguida, todos los discípulos le abandonaron, y huyeron, excepto un joven que le seguía envuelto en una sábana, al cual los hombres intentaron capturar, pero que, soltándose de la sábana, logró huir desnudo. (14:43-52)

* Las Escrituras que hablaban sobre los padecimientos del Mesías comenzaban a cumplirse: "Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basán me han cercadoAbrieron sobre mí su boca como león rapaz y rugiente"; "perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos". (Sal 22:12-13, 16).

También Judas daba cumplimiento a la profecía de la traición: "Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar" (Sal 41:9) 

Así mismo, tal como el Señor había predicho, los discípulos lo abandonaron, dando cumplimiento a la profecía que dice: "Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas" (Zac 13:7)

** La mayoría de los estudiosos coinciden en creer que el joven que escapó desnudo de las manos de los hombres era el mismo Juan Marcos, autor de este evangelio, y también lo creemos así, porque, si nos remitimos a los otros evangelios, cuando Mateo y Juan hablan de sí mismos, también lo hacen en tercera persona: Mateo, al relatar el llamado de Jesús a seguirle cuando estaba en el banco de los publicanos, y Juan al referirse a sí mismo como el discípulos al que Jesús amaba.

 

JESÚS ANTE LOS LÍDERES JUDÍOS

Llevaron a Jesús a la presencia del Sumo Sacerdote, y se reunieron los principales sacerdotes, ancianos y escribas, buscando testimonios contra él para condenarle, pues había muchos que atestiguaban falsamente, y caían en contradicciones. Entonces unos se levantaron, diciendo que lo había oído decir que derribaría el templo hecho a mano, y que en tres días edificaría otro hecho sin manos, pero ni aún en eso concordaban. Entonces, el sumo sacerdote preguntó a Jesús "¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?", mas Jesús callaba. El sumo sacerdote insistió: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?", a lo que Jesús contestó: "Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo". Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo "¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece?"; y todos condenaron a Jesús, declarándole digno de muerte, y algunos comenzaron a escupirle, y cubriéndole el rostro, comenzaron a darle puñetazo, y a decirle: profetiza quién te golpeó, y los alguaciles lo abofeteaban. (14:53-65)

* Según el evangelio de san Juan, lo que Jesús dijo respecto del templo fue: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré", y aunque los testigos pensaron que Jesús hablaba del templo de Herodes, Él, aclara Juan, se estaba refiriendo a su cuerpo, el cual había sido destinado, desde la eternidad, al sacrificio, a fin de llevar a los escogidos a la gloria en el reino de Dios.

Aunque había contradicciones entre los falsos testigos, no estaban lejos de la verdad, pues, efectivamente, el templo no hecho a manos, espíritu vivificante, se iba a levantar tres días después de haber sido derribado el templo de carne y sangre en que el Verbo de Dios se había encarnado, a fin de abrir para los hombres el camino que conduce al trono de Dios, que por el pecado había sido sellado en el principio.

** La indignación del sumo sacerdote se debió a que Jesús, no sólo respondió a la pregunta del sumo sacerdote "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?", con un rotundo "Yo Soy", sino que, además, reforzó su respuesta identificándose a sí mismo con el Hijo del Hombre de la profecía de Daniel, que dice: "Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido" (Dn 7:13-14). Una vez más, Jesús les estaba diciendo que Él era el Mesías, pero ellos no tenían oídos para oír.

Aunque muchos intérpretes ubican la visión de Daniel en el futuro, (porque la confunden con el regreso de Jesús en las nubes, cuando venga a sacar su iglesia antes del derramamiento de las copas de la ira), ésta se habría cumplido poco después de la resurrección de Jesús, (probablemente después de su encuentro con María Magdalena; o quizás cuando fue arrebatado a los cielos en una nube, ante la mirada atónita de los discípulos, cuarenta días después de haber resucitado, luego de lo cual, sabemos, se sentó a la diestra de Dios). Jesús ya recibió en el cielo, de mano del que está sentado en el trono, el rollo que le da autoridad, gloria y eterno reinadopor haberse inmolado, y haber redimido con su sangre gente de todo linaje, lengua, pueblo y nación para servir a Dios en santidad. No sólo estamos citando el libro de Apocalipsis, cuando el Altísimo entrega el rollo con siete sellos a Jesús, sino que lo confirma el mismo Marcos, al final de su evangelio, cuando dice que Jesús fue recibido en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios, cumpliéndose el Salmo 110:1 que dice que desde allí pondrá a todos sus enemigos bajo sus pies, y que Pablo reafirma, diciendo que Jesús está reinando, y lo seguirá haciendo hasta que todo quede sujeto bajo sus pies, incluso la muerte, que es el último enemigo (es decir, cuando la resurrección se lleve a cabo), Y cuando todo haya sido sometido a Cristo, Él mismo se sujetará a Dios, para que Dios sea todo en todos. (1Co 15:25-28)

 

PEDRO NIEGA A JESÚS

Mientras los líderes acusaban a Jesús, Pedro se encontraba en el patio de la propiedad, calentándose al fuego junto a los alguaciles. Entonces una criada del sumo sacerdote se acercó, y reconociéndole, le dijo: "Tú también estabas con Jesús el nazareno", pero Pedro negó que le conocía, y se fue hacia la entrada. En ese momento el gallo cantó. La criada insistió en decir que Pedro era uno de los seguidores de Jesús, y él volvió a negarlo. Un rato después, los que estaban en el lugar, volvieron a decir a Pedro: "Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos", entonces, Pedro comenzó a maldecir y a jurar diciendo: "No conozco a este hombre de quien habláis", y el galló cantó por segunda vez. Fue cuando Pedro recordó las palabras de Jesús que decían: "Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces". Angustiado, Pedro comenzó a llorar. (14:66-72) 

* Pedro fue cobarde, y temió por su vida, sin embargo, no podemos juzgarlo, sino más bien preguntarnos ¿cuántas veces hemos negado nosotros mismos a Jesús, por temor a lo que opine la gente? 

En cuanto a Pedro, y a los demás discípulos que atemorizados huyeron, debemos considerar que, hasta ese momento, aún no habían sido bautizados en el Espíritu Santo, por tanto, estaban en la carne, aún luchando en sus propias fuerzas. Tanto los apóstoles, como los que esperaban en Jesús, fueron fortalecidos con el poder del Espíritu Santo el día de Pentecostés, y a partir de entonces, comenzaron a predicar el evangelio con denuedo, testificando y llamando al arrepentimiento, y a guardar las Palabras que ellos recibieron de Jesús.

 

JESÚS ANTE PILATO

A la mañana siguiente, muy temprano, luego de tener consejo, los líderes judíos llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato. (15:1) 

* El libro de Isaías registra un escrito de Ezequías, rey de Judá, a quien, luego de haber enfermado de muerte, y haber orado a Jehová para que le permitiera vivir, el Señor le concedió vivir por quince años más. Dentro de su relato, podemos ver algunos versículos que podrían estar referidos a los sufrimientos del Mesías durante esa noche de jueves a viernes: "Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás. Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma. Oh, Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva" (Is 38:13-16 RVR). El restablecimiento de la enfermedad de Ezequías, sin dudas, fue una buena noticia para los súbditos de Judá, pero sólo en el restablecimiento de la vida del Mesías los hombres pueden vivir.

Pilato preguntó a Jesús: "¿Eres tú el Rey de los judíos?"; y Jesús le respondió: "Tú lo dices". Viendo Pilato que los principales sacerdotes le acusaban con vehemencia, le preguntó a Jesús si no tenía nada que decir respecto a esas acusaciones, pero Jesús callaba, por lo cual Pilato se maravillaba. (15:2-5

* Isaías profetizó: "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca" (Is 53:7).

Era tradición que, durante esos días de fiesta, se dejara libre a un prisionero escogido por el pueblo. Pilato, sabiendo que Jesús había sido prendido por envidia, propuso que el pueblo escogiera si liberaban a Jesús o a Barrabás, un sedicioso culpado de homicidio en un motín. Incitados por los líderes judíos, el pueblo pidió que liberaran a Barrabás. Entonces Pilato preguntó: "¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?", a lo que todos respondieron con gritos: "¡Crucifícale! ". Aunque Pilato no veía ningún delito en Jesús, queriendo congraciarse con el pueblo, soltó a Barrabás, y entregó a Jesús para que le crucificaran después de azotarle. Los soldados tomaron a Jesús, y lo llevaron al pretorio, donde lo vistieron de púrpura, y le pusieron una corona de espinas,  y le decían: "¡Salve, Rey de los judíos!", en tanto que le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y se arrodillaban ante él haciendo reverencias. Luego de haberle escarnecido, le quitaron el manto púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, luego de lo cual lo llevaron fuera para crucificarle. (15:6-20)

* Jesús estaba siendo quebrantado, y padecería hasta dar su vida, a fin de hacer expiación definitiva por los pecados del pueblo, porque Él era tanto el carnero escogido de en medio del pueblo, para hacer ofrenda al Señor por los pecados del pueblo, como el macho cabrío escogido para llevar los pecados del pueblo a lugar inhabitado. Esa corona de espinas en su cabeza estaba simbolizando las manos de Aarón puestas sobre la cabeza del chivo expiatorio, en señal de que todos los pecados de la congregación estaban siendo traspasados sobre el Hijo del Hombre

** Las profecías anunciadas más de quinientos años antes, seguían cumpliéndose una por una: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curadosTodos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca" (Is 53:5-7): "Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva" (Job 30:10). "Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos" (Is 50:6). "Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel" (Mi 5:1).

 

LA CRUCIFIXIÓN

Camino al calvario, obligaron a un hombre que venía del campo, llamado Simón, que procedía de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, a que llevase la cruz de Jesús, quien fue conducido al lugar que llamaban "Gólgota", que quiere decir "lugar de la calavera". Entonces dieron a Jesús de beber vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó. (15:21-23) 

* Los hijos de Simón de Cirene eran conocidos en medio de la iglesia del primer siglo, lo cual se deduce por la familiaridad con que Marcos se refiere a ellos. Probablemente Rufo vivía en Roma, pues Pablo, en su epístola a los romanos, envía saludos a un escogido del Señor de nombre Rufo.

** En aquel tiempo, era común dar una mezcla de vino con mirra a los enfermos o moribundos, pues, se le atribuía un poder anestésico. El rechazo de este calmante es señal de que al Hijo de Dios nadie le quita la vida, sino que Él mismo escogió someterse a este padecimiento, por amor a los hombres, para que pudieran vivir.

Luego de crucificarlo, los soldados echaron suertes entre ellos sobre las ropas de Jesús, para ver quién se quedaría con qué prenda. La crucifixión se llevó a cabo a las nueve de la mañana (hora tercera), y titularon la causa de su condena como "EL REY DE LOS JUDÍOS". Junto a Él crucificaron a dos ladrones, uno a cada lado, cumpliéndose la Escritura que dice: "Y fue contado con los inicuos". Los que pasaban, le injuriaban y, meneando la cabeza, le decían: "¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz". También los principales sacerdotes le escarnecían, comentando con los escribas: "A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos". Incluso los que habían sido crucificados junto a él le injuriaban. (15:24-32)

* La profecía citada por Marcos es Is 53:12, que dice: "yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores". También se estaba cumpliendo el Sal 22:18, que profetizaba: "Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes". Sin embargo, lo más admirable es que, el salmo de David, escrito unos novecientos años antes de que estos hechos se cumplieran, profetizaba que la muerte del Mesías sería por crucifixión, cuando esas prácticas recién comenzaron a hacerse unos trescientos años antes que Jesús naciera. Dice el Salmo 22:16: "Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies".

Otras profecías que se estaban cumpliendo eran: "Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía" (Sal 22:7-8); y "Yo he sido para ellos objeto de oprobio; me miraban, y burlándose meneaban su cabeza" (Sal 109:25). 

 

LA MUERTE DEL HIJO DEL HOMBRE

Las tinieblas cubrieron la tierra entre el medio día y las tres de la tarde (desde la hora sexta a la hora novena). A esa hora Jesús clamó con fuerte voz: "Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?". Al oírlo, algunos creían que Jesús estaba llamando a Elías. Entonces, vino uno que, empapando una esponja en vinagre, la puso en una caña, y la acercó a Jesús para que bebiera, mientras decía: "Dejad, veamos si viene Elías a bajarle"; pero en ese momento Jesús dio un fuerte grito, y expiró. En ese instante, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión que estaba frente a Él, viendo que había expirado, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".  Había algunas mujeres que observaban todo desde lejos, entre las cuales, estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y Salomé, quienes seguían y habían servido a Jesús en Galilea, así como muchas otras que habían subido con Él a Jerusalén. (15:33-24)

* Jesús no estaba llamando a Elías. El Señor verdaderamente estaba declarando que no sentía la presencia de Dios en Él. Esto es porque Dios es Luz, y el pecado no tiene comunión con la luz. Nuestro amado sustituto, que se había convertido en el macho cabrío de la expiación, por primera y única vez, estaba experimentado en su humanidad el abismo que produce entre Dios y los hombres nuestro pecado, que Él ahora llevaba sobre sus hombros. Por eso clamó con angustia "Dios mío, ¿por qué me has desamparado?", dando cumplimiento a otra profecía mesiánica: el Salmo 22, que en su primer versículo dice: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?". 

* ¿Qué significaba que el velo del Lugar Santísimo se rasgara en dos de arriba abajo? La carta escrita a los hebreos nos enseña que las ordenanzas de culto que mandaba la ley, así como cada aspecto del santuario terrenal que Jehová había instruido construir, eran sombra de verdades espirituales. El tabernáculo, por ejemplo, estaba dividido en tres partes principales: el Atrio, el Lugar Santo, y el Lugar Santísimo. Este último era tan sagrado, que estaba separado del Lugar Santo por un grueso velo, pues, el Lugar Santísimo era una representación del cielo, donde está Dios sentado en su trono. Por este motivo, nadie podía entrar en Él, excepto el sumo sacerdote quien, sólo una vez al año, el día de la expiación, entraba con la sangre de animales puros, para hacer ofrendas por sus pecados y los pecados del pueblo. Cuando Jesús expiró, ese grueso velo se rasgó, en señal de que ya nada podría separar a Dios de los redimidos en Cristo, pues, la ofrenda de su cuerpo y sangre quitó el velo, y abrió el camino que permite a los que creen acceder directamente a la Majestad en las Alturas, por medio de la sangre de Jesús.  

Al acercarse la noche de ese viernes, como era la víspera y preparación del día de reposo (shabat), vino hasta Pilato José de Arimatea, miembro noble del concilio, que tenía su esperanza en el Reino de Dios, para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato, sorprendido que ya hubiese muerto, dispuso que le entregaran el cuerpo, y José lo envolvió en una sábana nueva, lo puso en un sepulcro cavado en una peña, e hizo rodar la piedra de entrada. María Magdalena y María madre de José observaban lo que sucedía. (15:42-47)


LA RESURRECCIÓN

Habiendo terminado el día de reposo, muy de mañana, ya salido el sol, el primer día de la semana, esto es,  el domingo, vinieron al sepulcro María Magdalena, María madre de Jacobo, y Salomé, con especias aromáticas para ungir el cuerpo del Señor. Al llegar, se sorprendieron al ver que la piedra que sellaba el sepulcro, que era enorme, había sido removida. Cuando entraron, se  espantaron de ver que, en el lado derecho del lugar donde había sido puesto Jesús, ahora se hallaba un joven sentado, vestido de una larga ropa blanca, quien les dijo: "No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron"; y agregó: "Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo". Ellas se fueron del lugar asustadas y temblorosas, y no comentaron esto con nadie. (16:1-8)


LA INCREDULIDAD DE LOS DISCÍPULOS

Pero María Magdalena, de quien Jesús había expulsado siete demonios, fue la primera en ver a Jesús resucitado esa misma mañana; entonces, se dirigió a donde estaban reunidos los discípulos del Señor, entristecidos y llorando, para darles la noticia de que Jesús vivía, pero ellos no le creyeronJesús también se apareció, con otro aspecto, a otros dos discípulos, que se dirigían al campo. Ellos también corrieron a contarlo al resto de los discípulos, pero tampoco les creyeron(16:9-13)

* Cuando Tomás dijo que no iba a creer, a menos que viera y tocara las heridas en las manos, pies, y costado de Jesús, probablemente estaba manifestando en voz alta lo mismo que los otros diez pensaron para sí cuando María Magdalena y los dos discípulos les dijeron que habían visto a Jesús resucitado. El día en que Tomás vio a Jesús, y constató que tenía las heridas de la crucifixión, se rindió ante Él, llamándolo: "¡Señor mío, y Dios mío!", a lo que Jesús respondió: "Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron", pues la salvación es por fe, no por vista. La fe verdadera no necesita ver, sólo le basta oír para creer, porque es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (He 11:1). 

 

LOS EMBAJADORES DE JESUCRISTO

Finalmente, Jesús se apareció a los once que estaban reunidos, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, "porque no habían creído a los que le habían visto resucitado". Luego, les mandó ir por todo el mundo, y predicar el evangelio a toda criatura: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado", dijo. Y Agregó: "estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán".  Después que Jesús les dijo esto, fue recibido en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Por su parte, los discípulos hicieron lo que el Señor les mandó, y predicaron en todas partes con la ayuda del Señor, quien confirmaba la palabra que predicaban con las señales que dijo que le seguirían. (16:14-20)

Los milagros eran para que la gente viera la gloria de Jehová manifestándose en la tierra, en señal de que el tiempo había llegado de dar cumplimiento a lo que Él había prometido a través de los profetas. Aquí Jesús estaba dirigiendo estas palabras a sus apóstoles, quienes sentarían los fundamentos de la iglesia. Aunque muchos se toman de estos versículos para afirmar que todo el que cree puede hacer los milagros que Jesús señala, no es exactamente así, pues, del contexto podemos desprender que los milagros que acompañaban la predicación de apóstoles y discípulos, principalmente tenían por objetivo dar testimonio de que los que predicaban eran embajadores del reino de los cielos, y que la palabra que anunciaban era verdadera, de modo que, mucha gente creía que Jesús era el Ungido de Dios, y la iglesia crecía. Hay muchos ejemplos en los relatos de los hechos de la iglesia naciente que muestran que, al mismo tiempo que los discípulos anunciaban las buenas nuevas, el Espíritu Santo iba haciendo grandes prodigios y milagros por medio de ellos. Pablo mismo llamó a los milagros: "señales de apóstol" (2Co 12:12).  

De hecho, aun los milagros que Jesús protagonizó estaban destinados a que la gente creyera que Él era el Ungido de Dios, pues, era sabido que nadie podría haber hecho los milagros que Jesús hizo si Dios no hubiera estado con Él (ver Jn 3:2, entre otros). Jesús dijo que los milagros que hacía testificaban que Él era el Ungido de Dios: "Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre" (Jn 10:37-38). Las Escrituras, en diversos textos, también afirman que las señales tenían ese propósito"Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él" (Hch 2:22); "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hch10:38); "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn 20:30-31). 

Después de la ascensión de Jesucristo, aparte de los apóstoles, los primeros creyentes de la iglesia fueron bendecidos con llamativos dones, que confirmaban la obra del Espíritu Santo en ellos, cuya finalidad era que el evangelio se esparciera rápidamente, y alcanzara a gran número de personas. El don de lenguas, por ejemplo, era para que los extranjeros pudieran escuchar en su propio idioma, las revelaciones del Señor a la iglesia, y creyeran, porque, sin duda, el impacto de escuchar a uno, que nunca estudió idiomas extranjeros, hablando perfectamente, en una lengua que no es la suya, la Palabra de Dios, es muy diferente a escucharlo de un traductor que se preparó para hacerlo. Ellos no hablaban palabras sin sentido, como algunos afirman; eran idiomas extranjerosAlgo tan grande sólo podía venir de Dios. 

** Para que nosotros, creyentes de este tiempo, pudiéramos hacer los milagros que Jesús y los apóstoles hacían, necesitaríamos estar profundamente lavados por la Palabra de Dioscomo los primeros discípulos, de modo que nuestro entendimiento hubiera sido transformado al punto de negarnos a nosotros mismos, y no correr el riesgo de querer robar la gloria a Dios. Lamentablemente, vivimos en tiempos en que es muy difícil abstraerse del bombardeo de estímulos que el mundo ofrece a nuestra carnalidad, o escapar de la influencia de las ideas predominantes que son contrarias a la ley de Dios, lo que atenta contra nuestra vida espiritualEs evidente que, si Dios hubiera permitido que nuestra generación hiciera los grandes milagros que se hicieron en la iglesia primitiva, nos envaneceríamos, y caeríamos en la tentación de creernos tan especiales, y olvidar que todo lo bueno que podemos hacer, no proviene de nuestra naturaleza, sino de Dios en nosotros.   

Es muy pretencioso de nuestra parte esperar hacer milagros, si, habiendo sido libertados del pecadoen vez de menguar a lo que éramos, y permitir al Espíritu de Dios dominar en nuestro corazón, seguimos dejándonos esclavizar por el mal residual que aún vive en nuestro cuerpo carnal Es cierto, estamos en proceso de santificación, y sólo seremos perfectos cuando Jesús se manifieste, sin embargo, nuestra esperanza es que, cada día, paso a paso, avanzamos un poco más, con la ayuda del Espíritu Santo, quien nos transforma por medio de las Escrituras, pero es nuestra responsabilidad comer diariamente el pan de vida que es la Palabra de Dios, para que la transformación se lleve a cabo.

En estos tiempos, la figura y obra de Jesucristo, a excepción de unos pocos pueblos que viven aislados, son conocidos en prácticamente todo el orbe, por tanto, más que hacer milagros, los creyentes de hoy necesitamos enseñar todas las maravillas que están escritas en la Biblia sobre el reino de los cielos, profundizando en la verdad del evangelio, de modo que muchos más sean salvos.

 

 CONCLUSIONES

Así como el evangelio según san Mateo enfatiza en la realeza de Jesús, el León de Judá; el evangelio de san Marcos nos muestra al Hijo de Dios hecho siervo, porque Él no vino para ser servido, sino para servir, dando su vida por aquellos que había venido a redimir.

Jesús, siendo de la misma sustancia que Dios, no se aferró a su origen divino, sino que salió de Dios, como una piedra que se desprende del monte principaldespojándose a sí mismo de toda esa riqueza, para venir a este mundo, nacer de una mujer, como nacemos los seres humanos, y ser hecho mortal, de carne y sangre como los hombres, a fin de poder dar su vida a cambio de la vida de los escogidos de Dios para vida eterna.

Jesús es nuestro sumo sacerdote, ahora sentado a la diestra de la Majestad en las Alturas, quien sigue trabajando, reuniendo todo lo creado en sí mismo, intercediendo por los hijos de los hombres llamados al reino, preparando morada eterna para ellos, para cuando llegue la hora de restaurar todo.

 


(Comenzar estudio del Evangelio según San Lucas



lunes, 1 de noviembre de 2021

Hosanna en las Alturas - Estudio del Evangelio de Marcos V (Mr 11 a 13)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)


(Comenzar en el Estudio de Marcos I)


ESTE ES EL DÍA QUE JEHOVÁ HIZO, REGOCIGÉMONOS EN ÉL


Aunque en las traducciones de la Biblia que usamos en estos días, todos los eventos que se narran vienen separados en capítulos, versículos, y bajo títulos y subtítulos, no es así en los escritos originales. De forma especial, mi recomendación es leer en su Biblia los textos que vamos a estudiar a continuación, como un solo relato, porque todos apuntan a mostrarnos la consumación de la principal tarea que el Hijo de Dios vino a hacer al mundo: la santificación de un pueblo para servir a Jehová, (que Jesús estaba por llevar a cabo en la cruz), y poner la piedra angular sobre la cual se edifica la morada de Dios en la tierra.



El Pollino es Atado a la Vid Verdadera


Cuando se acercaban a Jerusalén, estando cerca de Betfagé y Betania, frente al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos a que entraran en la aldea de enfrente, y desataran un pollino, en el cual ningún hombre había montado, y se lo trajeran. Los discípulos así hicieron, y pusieron sobre el animal sus mantos, y Jesús se sentó en él. Mientras avanzaba, muchos echaron sus mantos por el camino, y traían ramas de los árboles, y las tendían por el camino, gritando: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!". De esa forma entró en Jerusalén y en el templo. Mirando alrededor, viendo que la hora avanzaba, se retiró con sus doce discípulos a la ciudad de Betania. (11:1-11)

* La mayoría relaciona este evento sólo con la profecía de Zacarías, cuando dice: "he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" (Zac 9:9). Sin embargo, la primera vez que la Biblia habla de un pollino (cría de asna) es en el libro de Génesis, cuando el patriarca Jacob, antes de morir, bendice a sus doce hijos. Al referirse a Judá, antepasado de Jesús, entre otras profecías, dice: "Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto".

Tanto la asna, animal de carga, como el pollino sobre el cual nadie había montado simbolizan a los hijos de los dos pactos:

La asna representa a los hijos del pacto hecho en el Sinaí, que cargan sobre sus lomos todos los pecados que la ley les hizo evidente, y de los cuales nunca pudieron desprenderse, porque, por más que lo intentaran (y lo sigan intentando), el hombre carnal (que no tiene el Espíritu Santo) no puede someterse a la ley de Dios, por tanto, sigue bajo condenación. Sabiendo que la ley no puede salvar debido a la debilidad de la carne, Jehová dio la sangre para expiación de pecados. Pero la purificación hecha con la sangre de animales es pasajera, y no logra anular el poder que el pecado ejerce en los hombres. Se necesita un sacrificio superior: la sangre de un hombre sin pecado que muera en lugar de todos los pecadores.

Por su parte, el pollino no lleva carga, porque Jesús es ese hombre sin pecado que, habiéndose mantenido obediente al Dios y Padre durante toda su vida, cumplió toda la ley; y se ofreció como sustituto nuestro para llevar nuestra carga de iniquidad a lugar inhabitado. Su sangre preciosa no sólo hizo expiación una vez y para siempre de los pecados de los hombres que creen, sino también puso en vigencia el nuevo pacto de la salvación por graciaEs así cómo Jesucristo ata el pollino (el pueblo que nace bajo el nuevo pacto) a la vid verdadera, que es la Verdad de Dios, y lo conduce, bajo su suave yugo, al Lugar Santísimo, que es el cielo, por el camino que Él mismo abrió con su cuerpo y con su sangre. La asna sólo puede desprenderse de su carga cuando reconoce al que desató sus ligaduras para conducirla a la Ciudad celestial, e introducirla al templo.

** Betania significa "casa de frutos" o "casa de aflicción"; y Betfagé significa "casa de los higos". El monte de los olivos hace referencia a la ciudad Santa, cuyo rey es el Señor: es la Jerusalén celestial, que alberga los dos olivos: el olivo original (los hijos de Israel que recibieron a su Mesías) y el olivo silvestre (gentiles creyentes), que fue injertado al original, y hecho partícipe de la raíz y de la rica savia de la Verdad, por Cristo Jesús. Estos forman un solo pueblo, los hijos del nuevo pacto que están en la presencia del Señor, los cuales, en aflicción, son santificados y dan fruto. 

 

La Higuera Estéril 

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre, y vio una higuera que tenía hojas, y se acercó a ella esperando encontrar fruto. Al hallar sólo hojas, pues no era tiempo de higos, la maldijo diciendo: "Nunca jamás coma nadie fruto de ti". Sus discípulos escucharon esto. (11:12-14)

Israel es simbolizado, en muchos textos de las Escrituras, por la higuera. Ellos fueron escogidos por Jehová, entre todos los pueblos, para mostrar al resto del mundo que sólo Jehová es el Único Dios Verdadero, y dar a conocer su perfecta voluntad a través de ellos. Israel fue llamado a poner los cimientos de la casa de Dios; cuya piedra angular debía ser el Ungido que YHWH había prometido enviarles para su redención.

Como primogénito de Dios, Israel tenía la preeminencia en todo; por tanto, cuando se cumplió el tiempo de la venida del Mesías, la buena noticia fue anunciada, primeramente, a ellos. Jesús lo dijo: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel"; sin embargo, muchos gentiles, viendo las maravillas que hacía, y la autoridad con que Jesús hablaba, también comenzaron a creer. Gran número de judíos creyeron, y fueron sanados y acercados al reino, pero la mayoría de los líderes rechazaron al Señor. El evangelio a los gentiles fue una tarea encomendada por Jesucristo al apóstol Pablo, después de su resurrección. Sin embargo, Pablo también inició su ministerio yendo, en primer lugar, a las sinagogas, pues, también dijo que era necesario anunciar el evangelio primeramente a los judíos; mas cuando vio que rechazaban la palabra, volcó todos sus esfuerzos a llevar la luz del evangelio a los gentiles.  

Los escribas, fariseos y saduceos, responsables de mantener viva la llama de la Verdad, se volvieron arrogantes, y se jactaban de ser muy correctos y piadosos, pero, como dijo Jesús, no eran más que sepulcros blanqueados, llenos de putrefacción, por tanto, si bien de lejos el religioso pueblo judío lucía hermoso, como la higuera cubierta de hojas, no dio el fruto esperado, por tanto, ya no serían los hijos de Israel los encargados de producir los frutos del reino de Dios.

Continuando su camino a Jerusalén, entraron al templo, y Jesús empezó a echar de allí a los que vendían y compraban; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, y no permitía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno, y les decía: "¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". Los escribas y sacerdotes buscaban cómo matarle, pues le temían debido a que la gente lo admiraba. Al llegar la noche, Jesús salió de Jerusalén. (11:15-19)

* Cómo dijimos, los hijos de Israel fueron escogidos para edificar la casa de Dios, pero sus líderes habían convertido ese privilegio inmerecido en motivo de auto exaltación, perdiendo la capacidad de ver más allá de lo que sus ojos terrenales podía ver, tanto así que, aún los eruditos en la ley y textos proféticos no fueron capaces de discernir el cumplimiento de los tiempos, y cuando el Mesías vino, no lo reconocieron, siendo sorprendidos inmersos en corrupción y todo tipo de pecados; entre ellos, el haber convertido el templo de Dios en una suerte de mercado. El fuego purificador se estaba encendiendo, y el Señor comenzaba a usar su aventador para limpiar su era.

A la mañana siguiente, mientras pasaban, vieron que la higuera que Jesús había maldecido se había secado desde las raíces. Pedro, admirado, lo comentó con Jesús, quien le respondió: "Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". También dijo que, cuando oremos, perdonemos a quienes nos han ofendido, para que Dios nos perdone a nosotros nuestras ofensas, porque si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará. (11:20-26)

* La higuera seca mostraba que había llegado el tiempo de entregar la tarea de edificar la casa de Dios a otros obreros que realmente produjeran el fruto esperado. Jesús dijo: "al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado" (Mt 25:29-30), queriendo decir que el que ejerce los talentos recibidos, le serán dados otros, pero si desperdicia la oportunidad de hacer uso provechoso de los pocos talentos que posee, incluso éstos le serán quitados.

** Un monte puede entenderse como un obstáculo en el camino. Los líderes judíos se habían convertido en montes que debían ser bajados, removidos para que el Israel de Dios pudiera avanzar hacia su salvación. Pablo enseña en su segunda carta a los corintios que "aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Co 10:3-5). Las doctrinas de los religiosos judíos parecían fortalezas infranqueables; y lo mismo sucede con todo tipo de creencia engañosa, falsos profetas, falsos evangelios que se han levantado a través de los tiempos; todo será destruido, porque ninguna obra de las tinieblas puede prevalecer ante las armas de la luz.

*** La oración con fe es una de esas armas poderosas, que podemos usar no sólo contra las falsas creencias religiosas. Durante nuestras vidas pasadas (antes de rendirnos a Jesucristo), en la medida que nos desarrollábamos como individuos, todo tipo de montes se fueron levantando en nuestro camino; a muchos de los cuales les atribuimos el poder de ser insuperables: desde pequeños permitimos que otros (padres, profesores, conocidos, etc.) nos definieran, y nos pusieran etiquetas sobre lo que éramos, las cuales aceptamos como la verdad. Tantas veces dijimos "yo soy de esta manera y nadie me va a cambiar", sin embargo, cuando Cristo nos recibe rendidos a sus pies, volvemos a nacer: somos nuevas criaturas, y nadie, sino el Señor, sabe para qué nos llamó. Si antes éramos esclavos de la ira, el desenfreno, la idolatría, el egoísmo, la falta de perdón, la cobardía, la lujuria, etc., ya no tiene que ser así, porque Cristo nos libertó de la esclavitud del pecado. Toda la miseria que cubría de tinieblas nuestros corazones puede ser removida o transformada en una virtud, si apelamos a la gracia de Dios por medio de la oraciónYa no vivimos para el mundo, sino para nuestro Señor, quien repartió dones entre sus hijos, y nos dio talentos para ponerlos al servicio de la edificación de la casa de Dios


Ser Religioso No Es Indicador de Ser un Hijo de Dios

Cuando volvieron a Jerusalén, estando en el templo, vinieron los líderes judíos y preguntaron a Jesús con qué autoridad hacía todas esas cosas. Jesús contestó que les iba a decir quién le dio esa autoridad, si ellos respondían la siguiente pregunta: "El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?". Ellos no se atrevieron a decir que era del cielo pues, entonces Jesús les preguntaría por qué no le habían creído; pero si decían que era de los hombres, la gente se les iría encima, pues, tenían a Juan como un verdadero profeta; así que resolvieron contestar que no sabían. Jesús respondió entonces: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas". (11:27-33)

* Hay un refrán que dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Los líderes judíos seguían a Jesús por todas partes, buscando encontrar en él cualquier falla que le hiciera tropezar, lo que los convirtió en testigos de primera línea de todos y cada uno de los milagros que Jesús hizo, y de cada palabra que el Maestro pronunció; sin embargo, no vieron ni oyeron lo que para el resto era evidente, y cayeron en pecados imperdonables: rechazaron a su Mesíasy lo entregaron a los gentiles para que lo asesinaran; y atribuyeron a Belzebú los milagros que Jesús hacia por el Espíritu Santo.  

Jesús dijo que ellos no le creían, porque no pertenecían a las ovejas que el Padre le dio, pues, sus ovejas reconocían la voz de su Pastor y le seguían, pero ellos no eran de Dios, sino del diablo. 

 

La Viña del Señor

Jesús entonces comenzó a hablarles en parábolas. Contó que un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores; y se fue lejos. A su tiempo, envió a uno de sus siervos para que le pagaran el fruto de su viña, pero los labradores golpearon al siervo, y lo despidieron con las manos vacías. El dueño envió varios otros siervos, pero todos sufrieron igual afrenta, y a unos incluso los mataron. Entonces, el hombre decidió enviar a su hijo amado, pensando que a él éstos malvados respetarían, sin embargo, los labradores dijeron: "Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra"; y lo mataron y echaron fuera de la viña. Jesús concluyó la parábola diciendo: "¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros". En seguida, les recordó las Escrituras que decían: "La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, es cosa maravillosa a nuestros ojos". Los líderes, comprendiendo que la parábola se refería a ellos, hubieran querido prender a Jesús, pero temían a la multitud. (12:1-12)

* Esta parábola de la viña es muy similar a la que dijo Isaías, donde cuenta que un hombre plantó una viña esperando recibir uvas dulces, pero recibió uvas silvestres, por lo cual, el hombre la desecha, y le quita las protecciones, dejándola expuesta a ser pisoteada y destruida. Isaías termina diciendo que la viña es Israel

La nación de Israel, hijos del pacto de la ley, no dieron el fruto esperado; se habían envanecido y ya no veían más allá de sus ojos: Había llegado la hora de entregar la viña del Señor a otros obreros que realmente rindieran el fruto deseable: el Israel de Dios, hijos del pacto de la Gracia 

Como el Apóstol Pablo explica, esto no significa que Dios se haya equivocado, porque lo cierto es que ley mosaica cumplió exactamente el motivo por el cual Jehová la dio a Israel: enseñar al pueblo escogido la voluntad de Jehová, de manera de prepararlo para la venida de su Mesías. La ley nunca tuvo la intención de salvar, porque la carne no puede sujetarse a ella, y eso Dios lo sabía, pero la ley tenía el poder de hacer consiente a Israel de su pecado; el punto es que, al ser conscientes de su pecado, eran condenados, porque "bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba". Para hacerlo más claro, si la ley no hubiera enseñado que codiciar es pecado, la codicia no hubiera sido motivo de condenación, pero una vez sabido que la codicia es pecado, actuar contra lo que la conciencia dicta nos condena. Por tanto, la ley fue dada como un maestro guía para conducir a Israel hacia la salvación que iba a ser por fe. 

** En cuanto a los siervos afrentados y asesinados de que habla la parábola, no sólo está señalando a los profetas que, desde tiempos antiguos fueron ignorados y maltratados por los líderes hebreos, (aunque los que discutían con Jesús argumentaban que nunca hubieran matado a los profetas si hubiesen vivido en la época de sus padres, por lo cual el Señor los llamó hipócritas), sino también a la persecución y matanza que estaban por comenzar contra los creyentes, después de matar al Hijo del Señor de la Viña; respecto de lo cual, el Señor declaró: "he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altarDe cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación" (Mt 23:34-36 RVR).

Después de estas palabras, Jesús se lamentaba por lo que estaba por ocurrir, diciendo: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desiertaPorque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (Mt 23:37-39) El tiempo para que Israel diera fruto se acababa, pero no todo estaba perdido para ellos, pues a todo judío que reconozca que Jesús es el Cristo, que vino en el nombre de Jehová, su fe le es contada por justicia.

*** Citando las Escrituras, el Apóstol Pedro dijo: "Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzadoPara vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados". (1 Pe 2:6-8)

Jesús es la piedra fundamental de la casa de Dios en la tierra, enviada por YHWH para salvación, que se convirtió en piedra de tropiezo para los judíos, que fueron los primeros en ser llamados a poner las bases del edificio, pero que ahora se levanta sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo la principal piedra del ángulo.

 

LA AUTORIDAD DE JESÚS


En el Mundo, Pero Bajo el Señorío de Cristo

Se acercaron a Jesús unos fariseos y algunos herodianos, con la intención de hacerle tropezar, y comenzaron alabando al Señor, diciéndole que Él no se dejaba influenciar por la apariencia de las personas, sino que a todos enseñaba honestamente el camino de Dios, para luego preguntarle: "¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?". Percibiendo la hipocresía de los que preguntaban, les pidió que le trajeran una moneda para verla, y les preguntó de quién era la imagen tallada en ella. Le respondieron que era de César. Entonces les dijo: "Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". La respuesta del Señor los dejó asombrados. (12:13-17)

* El pueblo judío estaba sometido a la opresión del imperio romano, y Roma les cobraba tributos a favor de César; incluso contrataba a judíos como publicanos para  hacer esta labor, razón por la cual, estos recaudadores eran tenidos por traidores de Israel. Israel tenía sus propias ordenanzas escritas en la ley, y allí se les mandaba pagar el diezmo al templo; por lo cual, ellos detestaban tener que tributar, además, al imperio que los subyugaba. Sin embargo, Jesús no había venido a liberar al pueblo judío de la opresión del dictador de turno; Él había venido para salvar al Israel de Dios, a los escogidos del reino.

Lo cierto es que, mientras estemos en este mundo, debemos hacer lo que las leyes del gobierno de turno dicten, a menos que sean contrarias a la ley de Dios. En todas las Escrituras vemos este mandato: cumplir, primeramente, la ley de Dios, sin dejar de hacer lo que nos mandan las autoridades humanas; incluso, debemos orar por ellas aunque no sean de nuestro agrado. En otras palabras: dar a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.


La Vida Después de la Resurrección

Vinieron también los saduceos, que no creían en la resurrección, y citaron la ley de Moisés, donde se manda que, si un hombre casado muere sin dejar descendencia, su hermano deberá casarse con la viuda y dar descendencia a su hermano fallecido. Al respecto, le relataron que había una familia de siete hermanos. El mayor se casó, y murió antes de tener descendencia. El hermano que seguía, se casó con la viuda, pero también murió antes de dejar descendencia, y lo mismo ocurrió con el resto de los hermanos: se casaron sucesivamente con la mujer, y murieron sin dejar descendencia. Luego de morir el séptimo hermano, murió también la mujer. Entonces, los saduceos preguntaron a Jesús: "en la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?". Jesús les hizo ver que erraban, porque ignoraban las Escrituras, y no tenían conocimiento del poder de Dios. Luego les explicó que en la resurrección serán como los ángeles, que no se casarán ni se darán en casamiento. Además, les recordó que Dios, cuando habló a Moisés, le dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?", esto es porque  "Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos", y volvió a decirles que estaban equivocados. (12:18-27)

* Muchas veces nos hemos preguntado ¿cómo va a ser la vida después de la resurrección? La Biblia no dice mucho al respecto. Sabemos, por ejemplo que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva; que el mar ya no existirá; que ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor ni dolor; que ya no habrá más maldición; que no habrá allí más noche, y no habrá "necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará". Pero con respecto a cómo será la vida en la tierra nueva; de qué manera serviremos y glorificaremos a Dios y al Cordero, cuyo trono estará en medio de la ciudad de Dios, no sabemos mucho, pero el Señor nos ha dado un pequeño dato: seremos como los ángeles, que no se casan ni se dan en casamiento.

**  Jesús dice que Dios es Dios de vivos y no de muertos. Cada ser humano que viene al mundo ha sido concebido en pecado, por tanto, aunque es un ser vivo, espiritualmente está muerto. Mientras no seamos justificados por la fe en Jesucristo, seguiremos estando muertos, sirviendo al príncipe de las tinieblas. Pero, por la fe en el Hijo, Dios nos da vida eterna.

Antes de la venida del Mesías (Antiguo Testamento), la fe se demostraba con obediencia a Jehová. Abraham fue declarado justo por la fe; pues, lo que Jehová le mandó, él lo hizo, porque creyó que Jehová es fiel, y que cumple sus promesas. Lo mismo ocurrió con todos los patriarcas, y aquellos hombres y mujeres que actuaron en obediencia al Señor, de lo cual hay amplio testimonio en las Escrituras (un resumen de lo cual se presenta en la epístola escrita a los Hebreos). Todos ellos, si bien es cierto, murieron en la carne, tienen vida eterna, igual que el resto de los santos que estamos siendo redimidos por la fe en Jesucristo, en quien Dios se propuso reunir todas las cosas, tanto las que están en el cielo como las de la tierraAquel que es justificado por Dios, por medio de la fe en Jesucristo, ha pasado de muerte a vida, y aunque muera, vivirá, pues, la segunda muerte no tiene poder sobre los renacidos por la fe. 


Cómo Amar a Dios 

Un escriba que había visto a Jesús disputar con los saduceos, y que reconoció que el Señor les había respondido bien, preguntó al Señor: "¿Cuál es el primer mandamiento de todos?". Jesús contestó: "El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Continuó diciendo: "el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos". En seguida, el escriba agregó que, amar a Dios con  todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo es más que todos los holocaustos y sacrificios; y que uno es Dios, y no hay otro fuera de Él. Entonces Jesús, viendo que había respondido con sabiduría, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios". (12:28-34)

* ¿Qué significa amar a Dios con todo el corazón, y con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas? Algunas de las acepciones que el diccionario Strong da a estas palabras son las siguientes: Corazón, (que también se traduce como alma, espíritu, mente) puede definirse como ánimo, ardor, deseo, entendimiento, inteligencia, voluntad, propósito. La palabra alma se relaciona con la condición de ser vivo; criatura que respira, vitalidad; la palabra mente se relaciona con el pensamiento, el entendimiento, la razón, la inteligencia. La fuerza hace referencia al poder del cuerpo y de la mente, potencia, hacer algo con vehemencia, totalmente, de gran manera, muy alto, etc. 

En definitiva, amar a Dios debe involucrar todo nuestro ser, lo que somos, cómo vivimos, lo que hacemos, todo debe ser apasionadamente consagrado al Señor. ¿Cómo logramos hacer eso? Reconociendo nuestra debilidad, y humillándonos ante Él, sin dejar ningún espacio para que nuestra naturaleza pretenda dominar, ni buscar ídolos en los cuales apoyarnos, sino depender total y absolutamente de nuestro amoroso Señor. En otras palabras, menguar para que Cristo sea formado en nosotros, de manera que conozcamos cuál es el verdadero amor, y comencemos a amar a nuestro Dios y al Cordero de la perfecta manera que ellos nos aman.

** Según Mateo, el interés del escriba era poner a prueba a Jesús, pero cuando el fariseo, reconociendo la sabiduría del Señor, en un intento por mostrarse superior, dio su aprobación a lo dicho por Jesús, y complementó a sus dichos, el Señor le respondió: "No estás lejos del reino de Dios", evidenciándose que Jesús era la autoridad, y no el pretencioso intérprete de la ley.


¿Es Jesucristo Simplemente un Descendiente de David?

Estaba Jesús enseñando en el templo, y  preguntaba cómo es que los escribas llegaron a llamar "hijo de David" al Cristo, si el mismo salmista se dirigió al Mesías como "Señor", cuando, inspirado por el Espíritu Santo, dijo: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies". Si David lo llama "Señor", ¿cómo podría ser su hijo?. Y la gente le escuchaba con entusiasmo. (12:35-37)

* En otras palabras, Jesús les estaba haciendo ver que el descendiente de David, Ungido por Jehová como rey eterno, no era un hombre común, sino único en su tipo, investido de mayor autoridad que cualquier rey procedente del linaje David. Sin dudas, la pregunta dejó pensando a los líderes del templo. 

Al final de Apocalipsis, Jesús dice de sí mismo "Yo soy la raíz y el linaje de David", porque aunque según la carne nació de María, descendiente de David, su origen viene de la eternidad.


También Jesús advirtió a la gente que desconfiara de los escribas, pues su deleite estaba en vestir esas largas túnicas, y ser reconocidos en las plazas; ocupar asientos de honor en las sinagogas, y sentarse en los lugares de honor en las cenas; que devoraban las casas de las viudas, y como pretexto hacían largas oraciones. La condenación para ellos, dijo, será mayor. (12:38-40) 

* Al que más se le da, más se le exigirá. La hipocresía de los líderes judíos de esa época, y de todo aquel que se aprovecha de la grey del Señor el día de hoy, no quedará sin castigo. Estos son, probablemente, los que, llegada la hora del juicio, dirán a Jesús: "Señor, Señor...", y Jesús les dirá "no los conozco". Esos falsos pastores no están ocupados en las ovejas, ni en los asuntos del reino, sino que aman al mundo, y viven ocupados en satisfacer los deseos de la carne, de los ojos, la vanagloria de la vida, cosas que no son de Dios.


Dar lo Mejor con Corazón Alegre

Estaba Jesús sentado cerca del cofre de las ofrendas, viendo cómo todos echaban dinero. Muchos ricos echaban grandes cantidades dinero. Luego se acercó una viuda pobre que echó sólo dos monedas de poco valor. Entonces Jesús comentó a sus discípulos que quien más había dado era aquella viuda, porque todos echaron de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo su sustento. (12:41-44) 

* La profundidad del concepto de la ofrenda es algo muy difícil de comprender y de interiorizar por el creyente. La primera ofrenda hecha a Jehová fue la de los primeros hijos de Adán y Eva, los hermanos Caín y Abel. Abel era pastor; Caín, labrador. Y sus ofrendas consistieron en dar cada uno de lo mejor de los primeros frutos de su trabajo, y ponerlo sobre el fuego, para que el humo de lo que el fuego consumía subiera hasta Dios. Sabemos que Jehová vio con buenos ojos la ofrenda de Abel, pero no la de Caín. Aunque las Escrituras no son específicas en lo que motivó el rechazo de la ofrenda de Caín, entendemos que la ofrenda de Caín, incluso si hubiera sido de lo mejor de su cosecha, no fue hecha con un corazón gozoso, sino que, probablemente, le pesó ofrendar lo mejor de sus primeras cosechas.

La ofrenda es una forma de adoración al Señor, y debe ir acompañada de fe. Si lo que damos no lo hacemos con el corazón postrado ante Dios, será una ofrenda como la de Caín. Por eso, el Apóstol Pablo dijo que debemos dar no con tristeza, ni por necesidad, ni como una exigencia de los líderes, sino como un acto de generosidad, conforme a lo que cada uno haya propuesto en su corazón; en resumen, ser un dador alegre


EL FIN DE LAS OBRAS HUMANAS


Salían del templo, cuando uno de los discípulos comentó a Jesús sobre la magnificencia del templo, y Jesús le dijo: "¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada". (13:1-2)

* Efectivamente la profecía se cumplió en el año 70 d.C., casi cuarenta años después que Jesús resucitó de entre los muertos, y ascendió al cielo, para sentarse a la diestra del Padre. El imperio romano, en manos del ejército comandado por Tito, destruyó el edificio del templo durante la primera guerra judía contra el poderío romano, ocurrida entre los años 66 y 73 d.C. El templo fue saqueado y quemado. Su principal vestigio es el muro de las lamentaciones, correspondiente al muro occidental del que otrora fuera un magnífico edificio de grandes bloques de piedra.

Estando Jesús sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, se le acercaron Pedro, Jacobo, Juan y Andrés para preguntarle cuándo sucederían estas cosas, y qué señales habría previamente. Jesús les advirtió que no se dejaran engañar por nadie, porque habrá muchos que dirán que son el Cristo, y harán tropezar a muchos; que habrá guerras y rumores de guerra, pero que aún no será el fin; que se levantará nación contra nación, y reino contra reino, que habrá terremotos; hambres y alborotos, pero que no serán más que el principio de dolores. También les advirtió que ellos iban a ser entregados a los concilios y sinagogas; que iban a ser azotados; llevados ante reyes y gobernadores para dar testimonio del evangelio a ellos. Agregó que, antes del fin, es necesario que el evangelio sea predicado a todas las naciones. Les consoló diciendo que no necesitaban preocuparse por qué decir, pues no iban a ser ellos, sino el Espíritu Santo quien hablaría a través de ellos. Además, les dijo que, por causa de su Nombre, ellos iban a ser aborrecidos de todos; que el hermano entregará a muerte a su hermano; y el padre, al hijo; que los hijos se van a levantar contra los padres y los matarán; pero aseguró que el que persevere hasta el fin será salvo. (13:3-13)

* La respuesta de Jesús no sólo se refiere a la destrucción del magnífico templo de piedra de Jerusalén. El Señor, en un breve resumen, hace un recorrido por todo lo que estaba por comenzar en el período que abarca desde su exaltación en los cielos, por haber obedecido a su Dios y Padre, y morir en la cruz, a fin de llevar al reino a la congregación de los escogidos, hasta cuando regrese, en gloria y majestad, para sacar su iglesia antes de la destrucción del mundo; período que se conoce como "los últimos tiempos" o "los tiempos postreros".

Estamos viviendo en los últimos tiempos, y el Espíritu Santo está siendo derramado sobre los hombres que confiesan a Cristo como su Señor y Redentor, sellándolos para vida eterna. Junto con esta salvación masiva, también comenzaron tiempos violentos, de los cuales todos estamos siendo testigos. El Señor retornará por su iglesia el día menos pensado; por eso, debemos velar, y estar atentos para no caer en los engaños del enemigo de nuestras almas, que anda como león rugiente, buscando a quien devorar.

** Luego de la última cena, en el aposento alto, Jesús oró al Padre por sus discípulos, para que fueran guardados del mal. Si consideramos las palabras que les dijo el Señor en este capítulo, la oración del aposento alto no era para que Dios los librara de la persecución que estaba por comenzar contra ellos, sino más bien para que Dios guardara sus almas de no caer en apostasía por la persecución y otras pruebas que debían padecer por causa del Nombre. De hecho, casi todos sus apóstoles murieron martirizados, excepto Juan, que probablemente murió de muerte natural, pero que no se eximió de sufrir en su carne por el evangelio, pues, las últimas revelaciones (Apocalipsis) de parte de Jesucristo las recibió estando preso en la isla de Patmos, en Grecia. Todos estuvieron no sólo dispuestos, sino gozosos de morir por el Redentor, pues, su fe les aseguraba que ningún sufrimiento en esta vida es comparable a la dicha de la vida eterna junto al Rey de Reyes y Señor de Señores

*** En el libro de los Hechos podemos ver también el cumplimiento de la profecía de que sus discípulos serían entregados a las sinagogas, y ante autoridades y reyes, lo cual daría pie para que el evangelio también les fuera anunciado a ellos. En la vida de los apóstoles podemos ver el poder de la Gracia del Señor obrando a través de ellos. Luego de ser sellados con el Espíritu Santo en Pentecostés, ellos comenzaron a predicar el Evangelio con valentía ante todos los que se les ponían por delante, no importando su rango o condición, pues, ya no temían a lo que pudieran sufrir en la carne, ya que tenían los ojos puestos en el gozo de la gloria eterna.

También les dijo que, cuando vieran la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar, los de Judea deben huir, y no volverse atrás para tomar nada. Dijo también que será especialmente lamentable para las que estén encinta en aquellos días; y les pidió que oraran para que esos días no ocurran en invierno. (13:14-18)

* Aquí Jesús vuelve a referirse a la destrucción del templo. Lo creemos así, porque Lucas, en su versión de estos hechos, en vez de usar la expresión "la abominación desoladora", que usan Mateo y Marcos, utiliza las siguientes palabras: "cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado" (Lc 21:20 RVR), lo que coincide con los hechos ocurridos el año 70 d.C., a los cuales ya nos referimos.

 

La Segunda Venida del Hijo del Hombre

Jesús dijo que serán días de gran tribulación, como nunca ha habido ni habrá. Agregó que "si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días". Reiteró que no debemos creer si nos dicen que Cristo vino y anda por tal o cual lugar, porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, que harán señales y prodigios, y que engañarán incluso a los escogidos, pero nosotros ya estamos avisados. (13:19-23)

* Los últimos tiempos comenzaron a correr desde la entrada en vigencia del segundo pacto, el pacto de la salvación por gracia, instituido con la sangre de Jesús.

Jehová había dicho al Hijo: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones", lo cual se cumplió cuando Jesús derramó su impecable sangre en la cruz, permitiendo la redención de gente de todo linaje, lengua, pueblo y nación para servir al Dios vivo. Entonces fue hallado digno de recibir, de la mano del Todopoderoso, el rollo escrito por ambos lados, sellado con siete sellos, que da plena autoridad al Hijo del Hombre sobre toda la creación, por lo cual tiene poder para suprimir todo dominio, autoridad y potencia, y dar vida eterna a los que creen en Él.

Aunque es evidente que el libro del Apocalipsis es de muy difícil interpretación, creo que, a partir de la exaltación de Jesús, esos siete sellos empezaron a abrirse. Comenzó la persecución de la iglesia, y son muchos los que han muerto, y siguen siendo asesinados por causa del evangelio; hay guerras, muertes, pueblos que padecen hambre, pestes, desastres naturales en todas partes. Falsos profetas y falsos mesías se han levantado por todo el mundo, y la maldad y apostasía van en aumento; sin embargo, también es el tiempo en que el Espíritu Santo está sellando en la frente a los escogidos para vida eterna

Luego dijo el Señor que, después de esa gran tribulación, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas; "entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo." El Señor dijo que debemos aprender de la higuera,  la cual nos indica que el verano está cerca cuando su rama está tierna y brotan sus hojas. Asimismo, cuando veamos que todas estas cosas acontecen, significa que el tiempo está cerca. También agregó que "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca", y que se acabarán el cielo y la tierra, pero sus palabras perdurarán. Por último, aclaró que sobre el día y hora del fin nadie sabe, ni los ángeles, ni siquiera el Hijo del Hombre, sólo Dios. (13:24-32)

* Sólo Dios sabe cuándo se completará la entrada de los gentiles a la ciudad de Dios, de modo que todo Israel sea salvo, como dice el libro de Romanos. Porque el final de todo lo que conocemos vendrá, como está escrito, pero el Señor es paciente para con nosotros, y no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento, por tanto, sigue llamando, de diversas formas, para que se vuelvan a Él

** Jesús fue engendrado* por Dios, pero, aunque salió de Dios, se despojó de su divinidad cuando se encarnó. Él nació de una mujer, y creció y vivió como cualquier ser humano de su época, sólo que no era esclavo del pecado, como el resto de la humanidad, porque no fue engendrado de un hijo de hombre, que trae el pecado heredado de Adán, sino de la simiente divina. Jesús, como Adán, era susceptible de ser tentado, pero a diferencia del primero, no cedió a las presiones de Satanás, sino que se mantuvo fiel a la ley de su Dios y Padre. Cuando Jesús inició su ministerio, a la edad de treinta años, fue bautizado en agua, y también en Espíritu Santo, y sólo cuando el Espíritu de Dios llenó todo su ser, comenzó a  anunciar al mundo que el tiempo se había cumplido, y que el Reino de Dios se había acercado, por lo cual, llamó a todos al arrepentimiento, y a creer la buena noticia. Hasta antes de su exaltación, después de dar su vida, Jesús era el Hijo del Hombre, lleno del Espíritu Santo, pero no glorificado, pues, su glorificación estaba sujeta al total cumplimiento de lo que Dios le había enviado a hacer, por tanto, aunque Dios y el Hijo son Uno, el Hijo del Hombre sólo sabía lo que el Espíritu le comunicaba, y hablaba lo que el Espíritu le decía que hablara, pero había información que Dios había reservado sólo para Él, como por ejemplo, el día en que se cumplan los eventos finales.

(* engendrar: propagar la propia especie) 

** ¿A qué se refería Jesús cuando dijo: "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca"? Esto puede tener dos significados: primero, que Jesús dijo estas palabras para referirse sólo a la destrucción del templo, evento que, como dijimos, ocurrió en el año 70 d.C., de lo cual esa generación (probablemente no todos los presentes, pues muchos murieron antes por causa de la persecución) fue testigo. O, segundo, que, al decir "generación" hacía alusión a los engendrados de la Palabra de Dios, a los renacidos para ser glorificados. En otras palabras, quizás el Señor estaba diciendo que, la generación de los santos no se exime de la gran tribulación, (que no es lo mismo que el derramamiento de las siete copas de la irapues, fueron libertados de recibir la ira de Dios, cuando Cristo pagó en su lugar), y permanecerá en la tierra hasta que Jesús venga por su iglesia, antes de la ira (amilenialismo). 

Por tanto, el Señor llamó a sus discípulos a velar y permanecer en oración, pues nadie sabe cuándo se cumplirá el tiempo. Lo ejemplificó diciendo que será como un hombre que se fue lejos, pero antes de partir, dio autoridad e instrucciones a sus siervos, y ordenó al portero que estuviera velando. Jesús, entonces, les volvió a decir que debían velar, porque nadie sabe cuándo volverá el Señor, a fin de que no los sorprenda durmiendo. Agregó que este mandato no sólo estaba dirigido a quiénes compartían con él en ese momento, sino a todos. (13:33-37)

* Jesús dio instrucciones antes de ascender a la diestra del Padre: "id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado", y es lo que esta generación, el pueblo nacido del Espíritu, debe estar haciendo, velando en todo momento para no distraernos de esa misión, ni ser arrastrados por las corrientes que dominan al mundo. 


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