lunes, 21 de septiembre de 2020

MATEO X - ¡Bendito el que viene en el nombre de Dios! (Mt 21a 23)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por mí respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]



JESÚS ENTRA EN JERUSALÉN


Acercándose a Jerusalén, vinieron al monte de los Olivos, y Jesús envió dos de sus discípulos a una aldea cercana, diciéndoles: "hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos"; y si alguien les decía algo, ellos debían contestar: "El Señor los necesita; y luego los enviará". Todo esto lo hizo para que se cumpliera la profecía que dice: "Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga". Cuando los discípulos regresaron, pusieron sus mantos sobre los animales, y Jesús se sentó encima. Por el camino había una gran multitud que, a su paso, tendía sus mantos, cortaba ramas de los árboles, y las ponía en el camino, mientras clamaba: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!". Al entrar en Jerusalén, todos se conmovieron, preguntándose ¿Quién es éste?, y la gente decía: "Éste es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea". (21:1-11)

* En esta escena hay gran riqueza de símbolos, pues, Jesús no sólo entró al templo montado sobre el pollino para que se cumpliese la profecía de Zacarías, sino también para mostrar que en Él se estaba cumpliendo la bendición profética de Jacob que, en su lecho de muerte, dio a su hijo Judá, ancestro de Jesús, y a su descendencia. Así profetizó el patriarca: "No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto." (Gn 49:10-11)La profecía no sólo hablaba de la continuidad de los descendientes de Judá, raíz de David, en el trono de Jerusalén, hasta la llegada del Rey de reyes (Siloh), cuyo "reino no tendrá fin" (Lc 1:33), sino de cómo "a él se congregarán los pueblos" (Gn 49:10), no sólo gente de origen judío; y dice que Él lo hará amarrando el hijo de su asna a la vid escogida (Gn 49:11).
 
El asna es un animal de carga, que simboliza a los hijos de Israel, a quienes se les dio la ley de Dios, (un conjunto de mandamientos buenos y justos, destinados a enseñarles a andar en los caminos del Señor), la cual debían cumplir íntegramente para estar en buena relación con YHWH (Jehová), pero que, sin embargo, no tenía el poder de salvar; pues, su fin último era conducir a Israel hasta su Mesías que los iba a salvar por fe, no por obras. De hecho, la misma ley demostró que nadie podía cumplirla a cabalidad, "porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos" (Stg 2:10 NBLA). Como consecuencia, los hijos de Israel acumularon sobre sus lomos una gran carga de culpa por el pecado (el asna), pues la ley se había encargado de mostrarles cuánto pecado había en sus corazones, y cuán imposible era para ellos alcanzar salvación por medio de ella.

En cuanto al hijo de asna, éstos son los creyentes del nuevo pacto que conforman la iglesia de Jesucristo, porque la fe en el Hijo de Dios que profesa la iglesia, el cristianismo, tiene sus raíces en el judaísmo (el asna). Ésta es la congregación de los santos integrada por el remanente de judíos salvos por gracia y gentiles salvos por gracia, que no están bajo el viejo pacto de la Ley que condena, sino bajo el pacto eterno que se basa en la obra del Espíritu que da vida. La palabra "iglesia" viene del griego "Ekklesia", que es la traducción de la palabra hebrea "qâhâl" (קהל), que significa congregación o asamblea.
 
Tanto la profecía de Zacarías como las versiones de Marcos, Lucas y Juan dicen que Jesús entró montado, no sobre el asna, sino sobre el hijo de ésta; y dicen que se trata de un pollino, es decir, un asno joven, "en el cual ningún hombre ha montado jamás" (Lc 19:30); una cría que, antes de que la trajeran a Jesús, hubo que desatarla, representando así la necesidad del hombre natural de ser librado del yugo de esclavitud del pecado para llevar, en su lugar, el fácil yugo de Cristo, cuya carga es ligera, y en quien las almas angustiadas y afligidas hallan descanso. No está de más insistir en que la única forma de librar al ser humano de la esclavitud del pecado es por la fe en la sangre expiatoria que Jesús, el Hijo de Dios, derramó en la cruz. La sangre de Jesús tiene el poder de librar de una vez y para siempre del yugo del pecado, quedando, el que cree, limpio de culpa, como si nunca antes hubiera pecado; de hecho, ése es el motivo por el cual quedó expresado el comentario explicativo de que el pollino que Jesús mandó a buscar era un animal "en el que nadie antes se ha montado" (Lc 19:30 NBV). 
 
La profecía de Jacob (Gn 49:10-11dice que el Rey ata "a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna" (Gn 49:11); porque Jesús es la Vid escogida, que sujeta a sí mismo su iglesia, la cual es Su cuerpo. Él mismo declaró: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador" (Jn 15:1). La traducción de Ef 2: 15, de la Nueva Biblia Viva (NBV), dice que, tanto a judíos como a gentiles, Jesús "los hizo parte de sí mismo, creando una sola y nueva humanidad"; porque "el que está unido a Cristo es una nueva persona" (2Co 5:17 DHH), pues, Dios mora en ella por la fe, a través de SEspíritu Santo, tal como anunció por medio de Ezequiel diciendo: "pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Ez 36:27), milagro que sucede cuando nos humillamos ante Jesús, y lo reconocemos como Señor de nuestras vidas 
 
Como hemos podido ver, Jesús era Aquél a quien se congregarían los pueblos, "pues, por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu" (Ef 2:18 NVI). Ahora que Jesucristo nos hizo uno con Él, judíos y gentiles "somos un solo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu; además, hemos sido llamados a una misma esperanza" (Ef 4:4); "Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la Ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad." (Ef 2:14-16 NVI).  
 
Dice la Escritura que "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1Jn 5:12), pues, sólo estando en Cristo, Dios nos da entrada al reino de los cielos, que es lo que el Señor está simbolizando al ingresar al templo montado sobre el pollino 
  
** En otro sentido, es interesante ver la semejanza entre el versículo de Gn 49:11 citado anteriormente, y la ilustración que usa Pablo en su epístola a los romanos, para referirse a la incorporación de los gentiles, que no eran pueblo de Diosal pueblo de las promesas. En la ocasión, el Apóstol explica de qué manera unas simples ramas de olivo silvestre (los gentiles) llegaronn a ser parte del olivo cultivado. Dice Pablo a los gentiles: "Pues si algunas de las ramas (originales) fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivono te jactes contra las ramas (originales que fueron desgajadas); y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti" (Ro 11:17). 
  
*** Profecías en cumplimiento:
    • Gn 49:11 "Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto".
    • Zac 9:9 "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna".
    • Is 54:1- 3 "Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho JehováEnsancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas".


PURIFICACIÓN DEL TEMPLO


Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los comerciantes, volcando las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, mientras decía: "Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". Y estando aún en el templo, se acercaron a Jesús ciegos y cojos, y Él los sanó. Pero cuando los principales sacerdotes y escribas vieron los milagros que Jesús hacía, y cómo los jóvenes lo aclamaban diciendo: "¡Hosanna al Hijo de David!", se enfurecieron y le dijeron: "¿Oyes lo que éstos dicen?", a lo que Jesús contestó: "Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?". Habiendo dicho esto, se fue del lugar hacia Betania, y se quedó allí. (21:12-17)

Tal como se explica en Lv 16 que, antes de hacer expiación por los pecados del pueblo, se debe purificar el santuario, la tienda de reunión y el altarJesús entró en el templo terrenal para purificarlo antes de que se llevara a cabo el sacrificio expiatorio definitivo por los pecados del mundo, cuya ofrenda iba a ser el mismísimo Hijo de Dios.
 
La corrupción que se había apoderado del templo de Jerusalén en tiempos de Jesús no era algo nuevo. Había ocurrido en los tiempos del sacerdote Elí, mentor de Samuel, motivo por el cual Jehová permitió que Silo, el lugar donde el Señor había hecho morar su nombre por varios siglos (todo el período de los jueces), fuera arrasado, y que los filisteos se llevaran el arca de la alianza; y también ocurrió en tiempos de Jeremías, cuando el reino de Judá había caído en idolatría y todo tipo de abusos, por lo cual Jehová los entregó en manos de los caldeos, y permitió no sólo que la ciudad fuera devastada, sino que el templo, la casa de Dios en la tierra, que estaba destinada a ser "casa de oración para todos los pueblos" (Is 56:7), fuera destruido y saqueado, habiendo previamente dicho por boca de Jeremías: "¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por Mi nombre, en cueva de ladrones delante de sus ojos? Yo mismo lo he visto», declara el Señor." (Jer 7:11 NBLA), palabras que Jesús les recordó a los líderes, quienes, sin reconocer su corrupción, seguían cometiendo los mismos pecados que sus antepasados, y sólo vieron como una afrenta a su autoridad los dichos del Señor.

Pero, como hemos dicho en otros estudios, todo lo que relata la Escritura que ocurrió en lo terrenal, también tiene un cumplimiento en lo espiritual; es decir, cada evento acontecido en lo temporal es sombra de lo que ocurre en lo eterno; porque lo que verdaderamente Jesús había venido a purificar eran las vasijas de barro, defectuosas y sucias, que se iban a convertir en templo viviente, morada del Dios vivo en la tierra.

El mal del ser humano no va a cambiar, por más que se sigan construyendo templos con la intención de que sean casa de oración, pues, "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican" (Sal 127:1). La transformación que se necesita es un cambio profundo desde el interior de cada ser humano, que sólo el Espíritu Santo de Dios puede producir. Por eso, cuando las Escrituras dicen que a Dios le ha agradado habitar en medio de su pueblo, no habla de un edificio hecho por hombres, sino de hacer que cada persona que oye el evangelio de la salvación y lo cree, se convierta en morada del Espíritu de Dios. Así es cómo se erige el templo de Dios en la tierra: todos los creyentes que se arrepienten (porque Dios manda "que todos procedan al arrepentimiento" - 2Pe 3:9), y son bautizados "en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados", reciben, por la fe, "el don del Espíritu Santo(Hch 2:38), los cuales, como piedras vivas, están siendo edificados como "un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios" (1Pe 2:5 DHH), siendo cada uno miembro del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, que se levanta "sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor(Ef 2:19-21). 

De esto hablaba Jehová cuando prometió por medio del profeta: "Y pondré mi Espíritu dentro de ustedes para que sigan mis instrucciones y hagan todo cuanto es justo y agradable para mí" (Ez 36:27 NBV); porque sólo cuando el Espíritu Santo está morando en el ser humano, el creyente puede hacer la Voluntad del Señor, porque es el Espíritu que mora en él, quien lo mueve a obedecer, ya que, el hombre natural (sin el Espíritu Santo) es enemigo de Dios, "porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede(Ro 8:7 RVA); es por eso que es necesario nacer de nuevo, pues, como está escrito: "los que viven según la carne no pueden agradar a Dios" (Ro 8:7-8 RVA). 

** Ya hablamos sobre el significado de su entrada a Jerusalén montado en un pollino, y de la purificación del templo. Ahora vemos que ciegos y cojos vinieron a Jesús en el templo, y Él los sanó (v.14). No pensemos que Jesús llevó a estos necesitados con la intención de mostrar sus poderes, sino, más bien, todo obedecía a un plan orquestado por Dios, con el fin de señalar a los presentes que Jesús era Su siervo escogido, en quien Su alma se deleita, el cual traería justicia a las naciones, según anunció por Isaías, diciendo: "Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las nacionespara que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas"; "Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé" (Is 42:6-7, 16).

Mas no sólo se trataba de milagros que daban testimonio de qué Él era el Mesías, eran también señales que hablaban de lo que Dios estaba por hacer en el ámbito espiritual por medio de su Espíritu, el cual iba a ser dado a los que creyeran en Jesús, cuando éste fuera glorificado, una vez que diera su vida en la cruz para rescate de muchos. Es decir, el Señor no sólo iba a purificar de sus pecados a los hombres; también, por obra de Su Espíritu, los iba a curar de la ceguera espiritual que les impedía conocer la Verdad (los ciegos), y enseñaría a caminar por sendas de rectitud a todos los que se habían extraviado (los cojos) por causa de los engaños de maligno (v.14).  

*** Aún hay más en esta única escena; también encontramos señales dadas por el Espíritu Santo con la intención de mostrar, tanto a los que fueron testigos de estos hechos en aquel entonces; y a los que leemos este relato en este tiempo, cómo en Jesús se iban cumpliendo una tras otra las Escrituras relativas al Mesías:

La exclamación de los jóvenes "¡Hosanna al Hijo de David!", significa "sálvanos ahora", y está haciendo alusión al Sal 118, cuyos versículos del 21 al 27 hablan de la llegada del Mesías salvador, en respuesta al pueblo que clama: "Te rogamos, oh, Señor, sálvanos ahora; te rogamos, oh, Señor, prospéranos ahora. Bendito el que viene en el nombre del Señor..." (Sal 118:25-26 NBLA). También en el citado Salmo leemos que: "La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo" (Sal 118:22). Tales "edificadores" son los mismos judíos liderados por hombres cegados por la ambición y el poder, los maestros de la Ley, que carecieron de entendimiento para reconocer a su Mesías, y en vez de alabar a YHWH, azuzaron al pueblo para que pidieran la muerte de Su Salvador. En cuanto a la piedra que llegó a ser cabeza del ángulo, las Escrituras afirman una y otra vez, que se trata de Jesucristo, la Palabra de Dios hecha hombre, el fundamento sobre el cual se edifica la ciudad de Dios 

Además, los que aclamaban a Jesús en el templo, lo llaman "Hijo de David", que es la expresión con la cual confirmaban que creían que Él era el descendiente de David, ungido por YHWH, cuyo reinado no tendrá finEsto motivó la furia de los líderes, pues, pensaron que era palabra demasiado sagrada la que proferían hacia un hombre que ellos despreciaban.

**** Cuando los líderes manifestaron a Jesús su malestar por la declaración que hacían los jóvenes (vv.15-16), el Señor les respondió citando el Sal 8:2 "De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo"; más también, estaba implícita la palabra de Isaías, quien dijo: "¿A quién enseñará conocimiento, o a quién hará entender el mensaje? ¿A los que recién han sido destetados? ¿A los que recién han sido quitados de los pechos?" (Is 28:9 RVA).

La iglesia de Jesucristo es la casa de Dios en la tierra, donde moran los que han sido adoptados en la familia de Dios, judíos y gentiles creyentes, salvados por Gracia, quienes están unidos a Dios por medio del Espíritu Santo que les fue dado cuando creyeron el evangelio, se arrepintieron, y se humillaron ante el Señorío de Jesucristo. No es un edificio físico, sino el cuerpo de Cristo, quien es la cabeza.

Si bien es cierto, los profetas y escritos del Tanaj, el libro sagrado de los judíos, que corresponde a nuestro Antiguo Testamento, es parte del fundamento sobre el cual se edifica la iglesia, también lo son las enseñanzas de los apóstoles, quienes eran menospreciados por los líderes judíos. Los escogidos por Jesús para fundar su iglesia eran gente sencilla; no eran sabios, poderosos o nobles, según los criterios humanos, sino eran como niños que están aprendiendo a hablar; porque, para fundar la fortaleza, "lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia" (1Co 1:26-29). "Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres" (1Co 1:25).

Mas Isaías no sólo anuncia que los que el Señor iba a usar para fundar su iglesia serían tan simples como niños recién destetados, (judíos considerados lo más bajo en la escala social de su nación, y también gentiles incircuncisos, que poco y nada conocían de las tradiciones judías, pero que habían creído el evangelio de Jesucristo), sino que lo haría en un idioma diferente al hebreo: "¡Ciertamente, con balbuceo de labios y en otro idioma hablará Dios a este pueblo!" (Is 28:11 RVA), y sabemos que  nuestro Nuevo Testamento fue escrito en griego koiné, (no en hebreo), que era el lenguaje común usado por trabajadores y campesinos, herencia del imperio griego que había dominado largamente en esa región, antes de ser conquistados por los romanos. 
 
***** Hagamos un pequeño resumen sobre QUIÉN ES JESÚS: 
 
Él es el Hijo de Dios que vino desde la eternidad para habitar en medio de nosotros en un cuerpo de carne y huesopues, debía ser un mortal, igual a los que venía a rescatar de la muerte eternaesto es, a los descendientes de Adán, "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Ro 3:23). Él vino para ser ofrendado en expiación, porque la sangre de animales (corderos, becerros, macho cabrío, etc.) no es suficiente para purificar eternamente a las únicas criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios. En otras palabras, sólo la vida de un ser humano perfecto, la imagen misma del Dios vivo, podía ser aceptada como propiciación, en rescate de la humanidad, y sólo el Hijo de Dios, que fue concebido sin pecado y vivió toda su vida sin cometer pecado, podía hacerlo.
 
Jesús ofrendó su vida en la cruz como sustituto nuestro. Al tomar nuestro lugar, recibió sobre sí la ira de Dios que nosotros merecíamos por nuestras rebeliones; por tanto, habiendo cumplido la justicia de Dios por nosotros, quedamos libres de culpa. Con su sangre derramada en la cruz, entró en el lugar Santísimo, que es el cielo, rompiendo el velo que separaba a los hombres del Santo Creador, abriendo, de esa manera, un camino nuevo para los hombres que, desde el pecado de Adán, no era accesible a la humanidad. 
 
Es por medio de la fe en Jesucristo que los creyentes recibimos el regalo de adopción en la familia de Dios; tenemos acceso al Padre, y la vida eterna. "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios"; "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él(Jn 3:17-18, 36).  
 
Pero Jesús no quedó en la tumba; Él ahora vive, está sentado a la diestra de Dios en los lugares celestiales, en tanto somete a todos sus enemigos bajo sus piesÉl es el primogénito de los que resucitan para vida eterna, porque a todos los que Dios escogió para salvación, "también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Ro 8:28-39), y resucitaremos para vida eterna cuando Él venga a buscar su iglesia.
 
Jesús es el Señor de señores y Rey de reyes de la tierra, cuyo reinado no tendrá fin. El que rechaza su Señorío, sigue estando bajo condenación; y si no se arrepiente de haber rechazado tan grande salvación, cuando llegue la hora del juicio final sobre los hombres, será arrojado al lago de fuego, destinado para el diablo y los que no estén inscritos en el libro de la vida. "Este lago de fuego es la segunda muerte" (Ap 20:14). "Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos" (Ap 20:10). 
 

****** Profecías en cumplimiento:

    • Jer 7:11 "¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová".
    • Sal 8:2 "De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo".
    • Is 56:4-7 "A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca pereceráY a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".


LAS FALSAS DOCTRINAS NO PUEDEN DAR FRUTO


A la mañana siguiente, volviendo a la ciudad, Jesús tuvo hambre, y se acercó a una higuera, pero no halló fruto en ella, sólo hojas, y le dijo: "Nunca jamás nazca de ti fruto", luego de lo cual, la higuera se secó. Los discípulos, maravillados, se preguntaban cómo había sido eso posible. Jesús respondiendo, les dijo: "De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho". "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis". (21:18-22)

* La higuera simboliza al pueblo de Israel. Sin embargo, si profundizamos en las Escrituras, veremos que hay versículos que dan a entender que la higuera también representa aquello en lo que creemos, lo que nos da seguridad; la verdad bajo cuya sombra nos amparamos, descansamos y según la cual vivimos. Este pasaje puede usarse para ambas interpretaciones.
 
Si se trata de Israel, es necesario aclarar que, por las Escrituras, sabemos que "no ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció" (Ro 11:1-2). Lo que sucedió es que "parte de Israel se ha endurecido" (Ro 11:25 RVC), cumpliendo la profecía anunciada por Isaías, que decía: "Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado" (Is 6:10 NBLA). Sin embargo, como también dice la Escritura, se trata de un endurecimiento parcial, no de todo Israel, pues, lo cierto es que "hay en la actualidad un remanente (de judíos) escogido por gracia. Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia" (Ro 11:5-6 NVI) 
 
El punto es que, este remanente de judíos, igual que los gentiles, necesita creer el evangelio de Jesucristo, y arrepentirse de sus pecados para salvación, ya que, una vez que proveyó la salvación por medio de la fe en Jesucristo, "Dios sujetó a todos (judíos y gentiles) en desobediencia, para tener misericordia de todos" (Ro 11:32), porque, si alguien pudiera ser salvo por la ley, no habría sido necesaria la fe, sin embargo, nadie puede ser salvo por hacer las obras que exige la ley, porque nadie que no haya recibido el Espíritu Santo puede cumplirla. De modo que la ley fue el tutor que guio a Israel hacia su Salvador para que fuera justificado por la fe. Dijo Pablo: "la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes" (Ga 3:22); léase, creyentes judíos y gentiles. 
 
El evangelio de Lucas incluye una parábola que habla sobre una higuera que no da frutos, muy similar a los hechos que aquí se relatan: "Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después" (Lc 13:6-9). 

Jesús llevaba unos cuantos años (se estima, aunque la Biblia no lo dice, que su ministerio terrenal duró a lo menos tres años) anunciando el evangelio, y predicando arrepentimiento para perdón de pecados a Israel, pero los líderes del viejo pacto, que habían dejado de servir a Dios y no hacían más que servirse a sí mismos, no se daban por aludidos, y, por el contrario, se habían convertido en ciegos guías de ciegos, poniendo en riesgo la salvación de aquéllos que Dios había puesto bajo su cuidado, por lo cual, como ya había anunciado el Señor "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada" (Mt 15:12-14), porque, lo cierto es que esta higuera (Israel) que el Señor había plantado y cuidado, la cual había obtenido de la Ley (la savia) sus nutrientes, para poder crecer fuerte y dar mucho fruto, no había llegado a cumplir el propósito para el cual fue plantada, y sólo había dado hojas, que le daban aspecto de estar bien, pero que disfrazaban su incapacidad de ser fuente de alimento para el resto de las criaturas del campo (las naciones), que era lo que esperaba el Señor que la plantó. 

En el libro de Jeremías, Jehová habla de la abominación de Judá y sus líderes, que habían alterado la Palabra del Señor, y se movían según sus propias doctrinasigual que los líderes judíos en tiempos de Jesús, y decían: "Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros"; a lo que Jehová contestó: "Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas(Jer 8:8). Como no se habían arrepentido de lo que hicieron, el Señor dijo: "Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos" (Jer 8:11), anunciando que los que se creían sabios según su necia sabiduría serían cortados de la Higuera.

En otro sentido, si por la higuera, Jesús se refería a la fe que Israel profesaba, probablemente, el Señor estaba anunciando el fin del sistema religioso judío, que basaba sus creencias en hacer obras para agradar a Dios, cuyos líderes, si bien predicaban la palabra de Dios, no llevaban a la práctica lo que predicaban. Lo que está claro es que Jesús no estaba anunciando el fin de la Ley o los profetas, pues, Él no vino para abrogar, sino para cumplir sus propósitos.  
  
Lo ocurrido con la higuera está muy conectado con el desenlace que tuvo otra parábola; la de los labradores malvados, que veremos más adelante (Mt 21:33-46).   
 
** Con respecto a los montes que pueden ser movidos, nuevamente, yendo a las Escrituras, vemos que, en ocasiones, los montes simbolizan a los que tienen autoridad, que gobiernan o ejercen poder sobre otros. No podemos asegurarlo, pero, basándonos en el contexto en que Jesús dijo esto, es posible que Jesús haya estado refiriéndose al liderazgo de los que estaban a la cabeza del pueblo judío, que no obedecían a Dios, sino a su padre Satanás, tal como el mismo Señor les enrostró en una ocasión, diciendo: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer"; "El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios" (Jn 8:44, 47).  
 
Satanás no pierde el tiempo, y sin duda ha levantado falsos pastores y maestroscon mensajes que se parecen a la Verdad, pero que maliciosamente son sacados de contexto, con la intención de cautivar a los incautos (o simples, como los llama la Biblia) que son seducidos, porque no tienen conocimiento, y que nunca llegan a ser sabios, debido a que tienen pereza de leer o escuchar la Palabra de Dios de manera personal, y se conforman con lo que cualquiera viene a contarles.

Pablo advirtió que "no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Ef 6:12). Esos altos montes del ámbito espiritual tienen gran influencia en las personas, y debemos orar para que sean removidos (vv. 21-22), y sean puestos bajo los pies de Cristo y de sus santos para ser hollados, y para que los que están viviendo bajo su influencia miren a Jesús, y que su entendimiento sea alumbrado para salvación 

Nuestras oraciones deben ser permanentes, tanto por nuestros líderes espirituales en la iglesia, para que el Señor les dé sabiduría al predicar y al conducir al rebaño que el Señor les ha confiado, y por cada miembro del cuerpo de Cristo, para que sean disciplinados y sientan necesidad de adquirir conocimiento bíblico, y no se conformen sólo con lo que oyen decir a otros.

La Escritura también nos manda orar para que el Señor dé entendimiento y sabiduría de lo alto a los que están en cargos de autoridad en nuestras ciudades y países, porque si ellos hacen bien su trabajo, el pueblo puede vivir en paz

 

LOS QUE ENTRAN AL REINO


Cuando Jesús volvió al templo, los principales sacerdotes y ancianos se acercaron, y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?". Jesús, en vez de darles una respuesta, propuso hacerles una pregunta, y si la respondían, Él les diría quién le había dado la autoridad para hacer todo lo que hacía. Entonces preguntó: "El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?". Los líderes comenzaron a discutir entre sí, diciendo que, si respondían que era del cielo, Jesús les preguntaría por qué no le creyeron; y si decían que era de los hombres, el pueblo se iría en su contra, porque tenían a Juan por profeta. Así que resolvieron responder que no sabían. Entonces Jesús les dijo: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas". (21:23-27)

* Hubo una ocasión en que los fariseos enviaron a unos sacerdotes y levitas a preguntar a Juan si él era el Mesías, o Elías, el que el Señor había prometido enviar a la tierra "antes que venga el día de Jehová, grande y terrible" (Mal 4:5), o el profeta anunciado por Moisés en Deuteronomio 18:15, 18, al cual debían oíra lo que Juan respondió: "Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor..." (Jn 1:23), haciendo alusión a Isaías 4:3, quien anunció la venida del Bautista, diciendo: "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios".

En otras palabras, los lideres judíos no ignoraban que Juan tenía algún tipo de unción, sin embargo, su obstinación y ambición les impedía aceptar lo que era evidente para cualquier observador, por lo cual, Jesús se limitó a darles la respuesta que su tozudez merecía, ya que, si no habían reconocido al precursor del Mesías, tampoco serían capaces de reconocerlo a Él.  


Luego, Jesús les contó una parábola que hablaba sobre un hombre que tenía dos hijos, y dijo a uno que fuera a trabajar a la viña, y éste contestó que no quería hacerlo, pero luego se arrepintió y fue. Vino al segundo, y le dijo que fuera a trabajar a la viña, y éste dijo que iría, pero no fue. Entonces preguntó Jesús a los líderes judíos: "¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?", y ellos contestaron que el primero. Entonces Jesús les replicó: "En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que ustedes. Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y ustedes, viendo esto, ni siquiera se arrepintieron después para creerle" (NBLA). (21:28-32)

* Como ya hemos dicho en otras intervenciones, los publicanos eran judíos con fama de corruptos, porque servían al imperio romano a costa de sus conciudadanos, y obtenían sus ganancias a través de malas prácticas, pero muchos de ellos, cuando oyeron el llamado de Juan al arrepentimiento, y la buena noticia que traía Jesús, se arrepintieron y fueron bautizados. Así lo hicieron también muchos de los que eran considerados la escoria del pueblo, entre ellos, las prostitutas y todo tipo de pecadores que, a los ojos de los "perfectos" líderes judíos, no tenían ninguna posibilidad de entrar al reino de Dios, sin embargo, estos menospreciados, por creer, tenían entrada asegurada al Reino de los cielos, en cambio, los que se creían justos, que tenían apariencia de servir a Jehová, como rehusaron creer en el Redentor de Israel, estaban condenados a recibir la santa ira de Dios.

La Viña del Señor es Quitada de Manos de los Judíos


Jesús contó otra parábola, sobre un padre de familia que plantó una viña, la cercó, puso un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Cuando llegó el tiempo de cosecha, envió a sus siervos para recibir los frutos, pero los labradores mataron a uno, apedrearon a otro, y golpearon al tercero. Envió, entonces, más siervos, e hicieron lo mismo con ellos. Finalmente, envió a su hijo, pensando que lo respetarían, pero los labradores, viendo que era el heredero, lo sacaron de la viña, y lo mataron para apoderarse de la heredad. Entonces, Jesús preguntó a los líderes: "Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?". Los líderes contestaron: "A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo". A lo que Jesús respondió: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?". Entonces, les anunció: "el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.". Los líderes judíos se dieron cuenta que estaba hablando de ellos, pero no se atrevían a arrestarlo, porque temían al pueblo que tenía a Jesús por profeta. (21:33-46).

* El Padre es Dios; los labradores malvados son los líderes judíos; los siervos enviados por el Padre son los profetas; el Hijo es Jesús, a quien los líderes judíos despreciaron y mandaron matar. Jehová puso a los hijos de Israel como cuidadores de la viña, pero en vez de obtener de ella buenos frutos para el Reino, muchos, en especial sus líderes, se hicieron arrogantes, y se vanagloriaban creyéndose superiores al resto de la gente. Ellos fueron escogidos por YHWH para edificar la Casa del Señor en la tierra, sin embargo, cada vez que Jehová les enviaba profetas para que enderezaran sus sendas, los mataron, y cuando Dios envió a su Hijo, quien era la piedra de ángulo sobre la cual se iba a levantar el templo de Dios, la rechazaron y se deshicieron de ella. 
 
 
Ahora la Casa de Dios se levanta, con gente de todas las naciones que se someten al Señorío de Jesucristo, el Hijo de Dios, "sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor" (Ef 2:20-21).

 

Son Muchos los Llamados, Pero Pocos los Escogidos


Continuando con su respuesta, Jesús les contó otra parábola, diciendo que el reino de los cielos es semejante a un rey que hizo la fiesta de bodas de su hijo, y mandó llamar a los convidados, pero éstos no quisieron venir. El rey insistió, contando cuántas cosas había preparado para la ocasión, pero los convidados, ignorando la invitación, siguieron cada uno en sus ocupaciones; incluso hubo quienes mataron a los siervos enviados por el rey. Al saberlo, el rey se enojó e hizo destruir a los homicidas, y quemó la ciudad. Luego dijo a sus siervos que las bodas estaban preparadas, pero los convidados no habían sido dignos, así que los envió para que llamaran por los caminos a todos cuantos hallaran para asistir a las bodas, buenos y malos. Entonces, el rey salió para ver a los que habían venido a las bodas, y entre ellos había uno que no estaba vestido para la ocasión, y el rey le preguntó: "Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?", y el hombre quedó sin palabras, entonces, el rey mandó que lo atasen de manos y pies, y lo echaran en las tinieblas, afuera, donde será el lloro y crujir de dientes, "porque muchos son llamados, y pocos escogidos", dijo el Señor. (22:1-14)

* El rey es YHWH; las bodas de su Hijo son las bodas del Cordero de que habla el Apocalipsis; los primeros convidados que rechazaron la invitación son el pueblo hebreo; los siervos son los profetas; los de afuera son las naciones gentiles. A Israel Jehová escogió y apartó, de entre todos los pueblos de la tierra, para darles su ley y entrar en pacto con ellos, pues, el Señor había dispuesto que, del pueblo judío vendría la salvación para la humanidad. Ellos tendrían el privilegio de ser los primeros convidados a entrar al reino. Pero Israel siempre fue rebelde y, a pesar de que Jehová les mandó muchos profetas para que los hicieran volverse de sus caminos, ellos los mataron a todos, y terminaron desechando el pacto. Se desviaron del camino, y cayeron en idolatría, provocando la ira de Dios, quien permitió que sus enemigos los atacaran y llevaran cautivosprimero, en el 722 a.C., Asiria arremetió contra el reino del norte (las diez tribus que formaban el reino de Israel); y un par de siglos más tarde, Babilonia atacó al reino de Judá (o reino del sur, conformado por las tribus de Judá y Benjamín), cuyos habitantes fueron llevados cautivos a Babilonia, luego de lo cual, la ciudad de Jerusalén fue arrasada por el fuego, y el primer templo fue destruido. 
 
De esto hablaba Jesús en su parábola, cuando dijo que "el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad". En el 70 d.C., ocurrió algo similar, cuando Jerusalén fue atacada por los romanos, quienes destruyeron el segundo templo, y los judíos debieron huir, quedando dispersos por el mundo. 

La rebelión de Israel era constante. Hubo algunos períodos en que se volvían a Jehová luego de haber sido disciplinados, pero no se demoraban mucho en volver a la idolatría. Cuando Jesús vino a llamar a las ovejas de Israel, muchos le oyeron, pero la mayoría no tuvo la capacidad de ver a su Mesías, y lo rechazaron, y luego de la partida de Jesús, continuaron rechazando y persiguiendo a los apóstoles y discípulos. Fue así que se dio entrada a los gentiles, mas estaba escrito que sería de ese modo, pues, por medio del profeta Moisés, Jehová dijo: "Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata." (Dt 32:21). 

** Para ser salvos no basta con decir que uno cree en Dios, sino que hay que arrepentirse, y estar dispuesto a someterse al Señorío de Jesús. Por eso el rey de la parábola dice que salgan a llamar a bueno y malos (vv. 9-10), porque efectivamente, Dios no quiere "la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva" (Ez 33:11). Lamentablemente no todos se arrepienten para salvación. Hay personas que creen que hay un Dios, pero no tienen intención de someterse al Señorío de Su Hijo, porque su amor por las cosas mundanas es mayor que su amor por Dios. Lo que estas personas ignoran es que la Palabra de Dios dice que "El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano" (Jn 3:35), y que, "Cuando llegue el tiempo preciso, Dios reunirá todas las cosas —las que están en el cielo y en la tierra— bajo una cabeza, Cristo" (Ef 1:10 NBV). Esto quiere decir que, "El que cree en el Hijo tiene vida eterna. En cambio, el que lo rechaza nunca tendrá esa vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él" (Jn 3:36 PDT). En consecuencia, los que no se arrepienten de su incredulidad, siguen bajo condena, y serán echados al lago de fuego preparado para Satanás y los que le sirven, porque "la Luz vino al mundo y la gente prefirió las tinieblas a la luz, pues las cosas que hacía eran malas" (Jn 3:19 NBV). El que se niega a creer, debe saber que, fuera de Cristo no hay salvación. 
 
Como venimos diciendo, sin arrepentimiento, no hay salvación, pues, la voluntad de Dios es que seamos transformados, y que llevemos una vida santapor eso, cuando el rey vio que uno de los que estaban en las fiestas no se había vestido para la ocasión, lo echó fuera (vv. 11-14), pues, Dios llama a muchos al reino, pero sólo los que "han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Ap 7:14) podrán participar de las bodas del Cordero. Por eso, la Escritura manda: "deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad" (Ef 4:22-24 DHH).
 
Si alguien no experimenta transformación es porque, quizás, el Espíritu de Cristo no está en él; y si no está en él, la causa más probable es que no se ha arrepentido de su vana manera de vivir. 

**** Profecías en cumplimiento:
    • Sal 118:22 "La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo".
    • Is 8:14-15 "Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén. Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados".
    • Is 5:1-2 "Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres".


CIUDADANOS DEL CIELO, PEREGRINOS EN EL MUNDO


Con la intención de hacerle decir algo que lo comprometiera, los fariseos enviaron a sus discípulos junto a algunos herodianos a preguntar a Jesús si era lícito dar tributo al César. Jesús, conociendo sus intenciones, pidió que le mostraran una moneda, y preguntó: "¿De quién es esta imagen, y la inscripción?", y le respondieron "de César"; a lo que Jesús contestó: "Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Sorprendidos con la respuesta, se fueron del lugar. (22:15-22)

*  Nosotros, los que hemos renacido del Espíritu, ya no somos del mundo, porque nuestra ciudadanía está en los cielos, sin embargo, vivimos en el mundo. Jehová, por medio de Jeremías, mandó carta a los cautivos en Babilonia diciéndoles que, mientras permanecieran allí, edificaran casas, y las habitaran; que plantaran huertos, y comieran del fruto de ellos; que se casaran, engendraran hijos, y procuraran la paz del lugar a donde habían sido enviados, porque en su paz, tendrían ellos paz. Así debemos hacer los hijos de Dios mientras estamos en el mundo: bendecir el lugar donde vivimos, procurar un trabajo digno, y hacerlo como para Dios, plantar, comer, cuidar nuestro medio ambiente, respetar a las autoridades y la legislación vigente en el lugar donde habitamos, tener buena convivencia con nuestros vecinos, etc. Pero esto no significa que debamos adaptarnos a las costumbres del mundo, ni atarnos a los bienes materiales, porque lo cierto es que el llamado que Dios nos hace es a huir de todo eso, y a no contaminarnos de nada inmundo, ni traicionar los principios de Dios, ni dejar de cumplir con el ministerio que Él nos ha encomendado. De esa forma estamos dando al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.


DIOS ES DIOS DE VIVOS, NO DE MUERTOS


Ese día, se acercaron a Jesús los saduceos, que no creían en la resurrección, para plantearle una situación y hacerle una pregunta. Comenzaron argumentando que, de acuerdo con la ley de Moisés, si uno muere sin dejar hijos, el hermano del difunto debe casarse con su cuñada y darle descendencia a su hermano muerto (Ley de Levirato). Pues, bien, había una familia de siete hermanos; el mayor se casó con una mujer, y murió sin dejar descendencia. Se casó el segundo hermano con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia; y esto se repitió con cada uno de los siete hermanos. Resumiendo: los siete murieron sin descendencia, y después murió la mujer. Entonces, preguntaron a Jesús: "En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?"; a lo que Jesús respondió: "Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo". Y agrego Jesús: "Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos". Al oír esto la gente, se admiraba de las enseñanzas de Jesús. (22:23-33)

* Abraham, Isaac y Jacob, así como todos los héroes de la fefueron justificados por la fe, por tanto, aunque murieron físicamente, su fe les dio entrada a la vida eterna; por eso Jesús dice que "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos" (v.32). 
 
De hecho, cuando Pablo habla de los creyentes que han muerto, se refiere a ellos como "los que duermen", porque para los que murieron físicamente siendo del Señor, la muerte es como un sueño, que durará hasta que seamos despertados a su semejanza, el día en que El Señor venga en toda su gloria a buscar a los suyos, antes del derramamiento de las copas de la ira de Dios, que caerá sobre los que rechazaron la salvación que Él nos dio en Jesucristo.

** En las Escrituras no vemos mucha información de cómo va a ser la vida después de la resurrección de los muertos, cuando lo temporal haya terminado, y haya "cielo nuevo y una tierra nueva" (Ap 21:1); pero aquí Jesús nos da una información, por decir lo menos, interesante: "... en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo" (v.30). 

 

Entonces los fariseos, al ver que Jesús había dejado callados a los saduceos, le preguntaron: "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?". Jesús respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento". "Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Y terminó diciendo: "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". (22:34-40)

* Profundizando más en el segundo mandamiento, Pablo dijo que, "el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor" (Ro 13:8-10).

Sobre el amor, el Apóstol también enseñó cómo se ama según la Verdad: "El amor es paciente, es benigno; el amor no es envidioso; el amor no es presumido ni orgulloso; no se comporta con rudeza ni es egoísta ni se enoja fácilmente ni guarda rencor; al amor no le gustan las injusticias y se regocija cuando triunfa la verdad. El amor disculpa todos los errores, siempre confía en la persona amada, espera de ella lo mejor y todo lo soporta." (1Co 13:4-7 NBV). 


EL HIJO DE DIOS


Y estando reunidos los fariseos, Jesús les preguntó: "¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?", a lo que respondieron: "De David". Entonces Jesús les dijo, si el Mesías es hijo de David, "¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?" (cita del Sal 110:1). Si es su hijo, como afirmaron ellos, ¿por qué David lo llamaba "Señor"? Ninguno se atrevió hacer otro comentario al respecto, y no le preguntaron más. (22:41-46)

* Jesús estaba haciendo ver a los fariseos que el Cristo era mayor que David; y que, aunque procedía, según la carne, de él, era Hijo de alguien superiorPedro lo había dicho: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente", confesión sobre la cual se funda la iglesia de Jesucristo. 
 
En el libro de Revelaciones, Jesús dijo: "Yo soy la raíz y el linaje de David" (Ap 22:16), es decir, Él no sólo procedía de la simiente de David, sino que, antes que David naciera, Jesús existía en la eternidad.


JESÚS EXPONE LA VERDAD SOBRE LOS LÍDERES JUDÍOS


Entonces Jesús, dirigiéndose a la gente y a sus discípulos, les dijo: "Los maestros de la ley y los fariseos enseñan con la autoridad que viene de Moisés. Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra" (DHH). Además, dijo que ellos "atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas" (NVI), antes bien, agregó, "todo lo hacen para que la gente los vea: Usan en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas cintas y ponen en sus ropas adornos llamativos. Les encanta el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas. Y les gustan los saludos en las plazas y que la gente los llame “Rabí" (NVI). También el Señor dijo a los que oían que no permitieran que les llamaran "Rabí" o "maestro", "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos".  También dijo que no se debe llamar "padre nuestro" a nadie en la tierra, "porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos". Les dijo que el que quiera ser el mayor, debe aprender a servir, porque todo el que se enaltezca a sí mismo será humillado. (23:1-12)

* La humildad es un fruto espiritual que sólo se hace evidente cuando el orgullo, que es propio del ser no regenerado, es sometido al Señorío de Cristo. Un siervo de Dios debe aprender a sujetar su carne, a fin de no caer en la tentación de exaltarse a sí mismo por las obras que el Espíritu Santo hace en él. El Apóstol Pablo dijo que, a fin de que no se volviera presumido, por causa de las sublimes revelaciones que había recibido del Señor, le fue dado, lo que él llama, "un aguijón en su carne", respecto del cual pidió tres veces a Jesús que se lo quitara, a lo cual, el Señor respondió: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2Co 12:9). Pablo, conociendo el poder de la Gracia de Dios en su vida y en las de todos los creyentes, concluye diciendo: "Así que prefiero gloriarme de ser débil, para que repose sobre mí el poder de Cristo." (2Co 12:9 DHH).

Luego, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les dijo: "Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos; ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo partidario, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes". "¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el Templo, no significa nada; pero si jura por el oro del Templo, queda obligado por su juramento”. ¡Ciegos tontos! ¿Qué es más importante: el oro o el Templo que hace sagrado al oro?". "También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento”. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda o el altar que hace sagrada la ofrenda?", y agregó: "Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él. El que jura por el Templo jura no solo por el Templo, sino por quien habita en él. Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa". Y continuó diciendo: "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.  ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello"; "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están llenos de robo y falta de dominio propio. ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, así quedará limpio también por fuera". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas.  Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad". "¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”. Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!". Y los llamó: "¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?". Entonces, les advirtió: "Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra. Sí, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías. A este, ustedes lo asesinaron entre el santuario y el altar. Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación(NVI) (23:13-36)

* Con el fin de evitar cualquier error de interpretación en los versículos estudiados, no quise parafrasear las palabras de Jesús, sino que las transcribí tal cual fueron traducidas en la Nueva Versión Internacional (NVI).

Al respecto, cabe hacer algunas observaciones sobre los versículos estudiados:  
  • La Biblia Textual (BTX), que es una traducción literal de los manuscritos bíblicos más confiables en hebreo, arameo y griego hallados hasta ahoraomite, (igual como traducciones posteriores a la RVR60, como la NVI que estamos usando en este pasaje), el versículo 14 que aparece en la RVR60, que dice: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación". La explicación que da la BTX al pie de página del capítulo 23, es que el Nuevo Testamento Griego omite ese versículo, el cual fue inserto en manuscritos inferiores (menos confiables), quizás, debido a que el mencionado versículo sí aparece en los pasajes paralelos de los evangelios de Mr 12:40 y Lc 20:47. 

** En otro sentido, como Jesús había dicho previamente, los judíos enseñaban la Ley de Moisés al pueblo, y también a los prosélitos (nuevos convertidos al judaísmo), pero ellos no hacían lo que enseñaban, por tanto, no eran dignos de ser imitados (v.3), de modo que, aunque tenían éxito haciendo nuevos adeptos, el ejemplo de sus acciones (abusar de los que estaban bajo su cuidado, su soberbia y orgullo) no hacía más que cerrar las puertas del cielo a los que les seguían (vv.13-15). Enseñaban que más importante era el oro o la ofrenda que el mismo altar y el templo, cuando lo cierto es que es el altar el que hace sagrada la ofrenda, y el templo, al oro (vv.16-22). Se ocupaban de diezmar lo más insignificante, pero nada hacían por la justicia, la misericordia y la fe que es lo más importante (vv.23-24). Eran unos hipócritas preocupados de guardar las apariencias, pero por dentro estaban llenos de maldad (vv.25-28). Se ocupaban de mantener en perfectas condiciones los sepulcros de los profetas y los justos, diciendo que ellos nunca los hubieran matado, pero Jesús les enrostró que no sólo eran culpables de la sangre de los justos asesinados por sus antepasados, sino que, además, iban a convertirse en los verdugos de los profetas, sabios y maestros que Él mismo les iba a enviar, de modo que no escaparían de la condenación en el infierno (vv. 29-36). Estos escribas y fariseos no sólo llevaron en sus consciencias la sangre de generaciones de cristianos asesinados por seguir a Jesucristo, sino que su mayor crimen fue hacer matar al autor de la vida, el Hijo de Dios, Jesús, el Salvador enviado por Jehová a su pueblo Israel.

 

EL MESIAS SE LAMENTA POR JERUSALÉN 


Luego de condenar públicamente a los escribas y fariseos, Jesús, comenzó a lamentarse sobre Jerusalén, diciendo: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados!", "¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!". Finalmente, el Señor sentenció: "He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (23:37-39)

Con esta sentencia a la ciudad de Jerusalén, entre cuyas paredes se levantaba el segundo templo que, bajo el reinado de Herodes el Grande, había llegado a ser un edificio magnífico, lleno de riquezas y hermosa fachada, Jesús anunciaba el final de su ministerio terrenal. Con ello, se daba inicio a los últimos tiempos, que comenzarían a contarse luego de su crucifixión y resurrección, con la venida del Espíritu Santo que da vida a la iglesia, la hasta entonces estéril Jerusalén celestial, quien comenzaría a dar a luz a los hijos de Dios, que son hombres y mujeres que han renacido del Espíritu de Dios por la fe en el Hijo de Dios resucitado. 
 
Como ya dijimos, esto no significa que los hijos de Israel hayan quedado definitivamente fuera del reino. Si bien es cierto, el evangelio se anunció primeramente a Israel, lamentablemente, por su excesiva religiosidad, muchos lo rechazaron; sin embargo, como dice la Escritura, ha quedado un remanente que, como los gentiles, está siendo salvado por gracia, pues, la promesa es que, si los hijos de Israel se vuelven de su incredulidad, volverán a ser injertados en el olivo original del cual habían sido desgajados por rechazar a su Mesías. Pero ellos necesitan disponer su corazón a escuchar el Evangelio, de modo que puedan ver cómo las Escrituras se cumplen en Jesús, quien es el Mesías, y se arrepientan de haberle dado muerte, y crean y sean salvos, porque todo el que confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, tiene la vida eterna, sea judío o gentil. Así podrán decir, junto al resto de la congregación de los santos: "Bendito el que viene en el nombre del Señor".
 
** La historia ha confirmado las palabras de Jesús, demostrando que Jerusalén ha quedado desierta de la presencia de YHWH. La ciudad israelita ha sido mancillada una y otra vez por los gentiles. Como ya dijimos, en el 70 d.C. los romanos destruyeron el segundo templo, quedando sólo el muro occidental, conocido como el muro de los lamentos, y la comunidad judía fue dispersada por todo el mundo. 
 
Entre los siglos I y II d.C., los romanos destruyeron la ciudad. Desde 637 Jerusalén fue gobernada por varias dinastías musulmanas, salvo cortos períodos durante las cruzadas. El dominio del imperio otomano concluyó en 1917, y la ciudad se convirtió en capital del mandato británico de Palestina. Israel la proclamó como capital después de la guerra árabe-israelí de 1948, y se apoderó de ella durante la guerra de los seis días, en 1967. Pero su condición de capital de Israel no es reconocida por toda la comunidad internacional, mientras no se alcance un acuerdo definitivo sobre los derechos del territorio. Actualmente, el lugar en el monte Moriah donde se erigía el templo, está ocupado por una mezquita musulmana muy llamativa, conocida como la Cúpula de la Roca, porque está construida sobre la roca conocida como la Roca de la Fundación. (Fuente: Enciclopedia Universal Británica)