lunes, 1 de noviembre de 2021

Hosanna en las Alturas - Estudio del Evangelio de Marcos V (Mr 11 a 13)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)


(Comenzar en el Estudio de Marcos I)


ESTE ES EL DÍA QUE JEHOVÁ HIZO, REGOCIGÉMONOS EN ÉL


Aunque en las traducciones de la Biblia que usamos en estos días, todos los eventos que se narran vienen separados en capítulos, versículos, y bajo títulos y subtítulos, no es así en los escritos originales. De forma especial, mi recomendación es leer en su Biblia los textos que vamos a estudiar a continuación, como un solo relato, porque todos apuntan a mostrarnos la consumación de la principal tarea que el Hijo de Dios vino a hacer al mundo: la santificación de un pueblo para servir a Jehová, (que Jesús estaba por llevar a cabo en la cruz), y poner la piedra angular sobre la cual se edifica la morada de Dios en la tierra.



El Pollino es Atado a la Vid Verdadera


Cuando se acercaban a Jerusalén, estando cerca de Betfagé y Betania, frente al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos a que entraran en la aldea de enfrente, y desataran un pollino, en el cual ningún hombre había montado, y se lo trajeran. Los discípulos así hicieron, y pusieron sobre el animal sus mantos, y Jesús se sentó en él. Mientras avanzaba, muchos echaron sus mantos por el camino, y traían ramas de los árboles, y las tendían por el camino, gritando: "¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!". De esa forma entró en Jerusalén y en el templo. Mirando alrededor, viendo que la hora avanzaba, se retiró con sus doce discípulos a la ciudad de Betania. (11:1-11)

* La mayoría relaciona este evento sólo con la profecía de Zacarías, cuando dice: "he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna" (Zac 9:9). Sin embargo, la primera vez que la Biblia habla de un pollino (cría de asna) es en el libro de Génesis, cuando el patriarca Jacob, antes de morir, bendice a sus doce hijos. Al referirse a Judá, antepasado de Jesús, entre otras profecías, dice: "Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestido, y en la sangre de uvas su manto".

Tanto la asna, animal de carga, como el pollino sobre el cual nadie había montado simbolizan a los hijos de los dos pactos:

La asna representa a los hijos del pacto hecho en el Sinaí, que cargan sobre sus lomos todos los pecados que la ley les hizo evidente, y de los cuales nunca pudieron desprenderse, porque, por más que lo intentaran (y lo sigan intentando), el hombre carnal (que no tiene el Espíritu Santo) no puede someterse a la ley de Dios, por tanto, sigue bajo condenación. Sabiendo que la ley no puede salvar debido a la debilidad de la carne, Jehová dio la sangre para expiación de pecados. Pero la purificación hecha con la sangre de animales es pasajera, y no logra anular el poder que el pecado ejerce en los hombres. Se necesita un sacrificio superior: la sangre de un hombre sin pecado que muera en lugar de todos los pecadores.

Por su parte, el pollino no lleva carga, porque Jesús es ese hombre sin pecado que, habiéndose mantenido obediente al Dios y Padre durante toda su vida, cumplió toda la ley; y se ofreció como sustituto nuestro para llevar nuestra carga de iniquidad a lugar inhabitado. Su sangre preciosa no sólo hizo expiación una vez y para siempre de los pecados de los hombres que creen, sino también puso en vigencia el nuevo pacto de la salvación por graciaEs así cómo Jesucristo ata el pollino (el pueblo que nace bajo el nuevo pacto) a la vid verdadera, que es la Verdad de Dios, y lo conduce, bajo su suave yugo, al Lugar Santísimo, que es el cielo, por el camino que Él mismo abrió con su cuerpo y con su sangre. La asna sólo puede desprenderse de su carga cuando reconoce al que desató sus ligaduras para conducirla a la Ciudad celestial, e introducirla al templo.

** Betania significa "casa de frutos" o "casa de aflicción"; y Betfagé significa "casa de los higos". El monte de los olivos hace referencia a la ciudad Santa, cuyo rey es el Señor: es la Jerusalén celestial, que alberga los dos olivos: el olivo original (los hijos de Israel que recibieron a su Mesías) y el olivo silvestre (gentiles creyentes), que fue injertado al original, y hecho partícipe de la raíz y de la rica savia de la Verdad, por Cristo Jesús. Estos forman un solo pueblo, los hijos del nuevo pacto que están en la presencia del Señor, los cuales, en aflicción, son santificados y dan fruto. 

 

La Higuera Estéril 

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre, y vio una higuera que tenía hojas, y se acercó a ella esperando encontrar fruto. Al hallar sólo hojas, pues no era tiempo de higos, la maldijo diciendo: "Nunca jamás coma nadie fruto de ti". Sus discípulos escucharon esto. (11:12-14)

Israel es simbolizado, en muchos textos de las Escrituras, por la higuera. Ellos fueron escogidos por Jehová, entre todos los pueblos, para mostrar al resto del mundo que sólo Jehová es el Único Dios Verdadero, y dar a conocer su perfecta voluntad a través de ellos. Israel fue llamado a poner los cimientos de la casa de Dios; cuya piedra angular debía ser el Ungido que YHWH había prometido enviarles para su redención.

Como primogénito de Dios, Israel tenía la preeminencia en todo; por tanto, cuando se cumplió el tiempo de la venida del Mesías, la buena noticia fue anunciada, primeramente, a ellos. Jesús lo dijo: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel"; sin embargo, muchos gentiles, viendo las maravillas que hacía, y la autoridad con que Jesús hablaba, también comenzaron a creer. Gran número de judíos creyeron, y fueron sanados y acercados al reino, pero la mayoría de los líderes rechazaron al Señor. El evangelio a los gentiles fue una tarea encomendada por Jesucristo al apóstol Pablo, después de su resurrección. Sin embargo, Pablo también inició su ministerio yendo, en primer lugar, a las sinagogas, pues, también dijo que era necesario anunciar el evangelio primeramente a los judíos; mas cuando vio que rechazaban la palabra, volcó todos sus esfuerzos a llevar la luz del evangelio a los gentiles.  

Los escribas, fariseos y saduceos, responsables de mantener viva la llama de la Verdad, se volvieron arrogantes, y se jactaban de ser muy correctos y piadosos, pero, como dijo Jesús, no eran más que sepulcros blanqueados, llenos de putrefacción, por tanto, si bien de lejos el religioso pueblo judío lucía hermoso, como la higuera cubierta de hojas, no dio el fruto esperado, por tanto, ya no serían los hijos de Israel los encargados de producir los frutos del reino de Dios.

Continuando su camino a Jerusalén, entraron al templo, y Jesús empezó a echar de allí a los que vendían y compraban; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, y no permitía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno, y les decía: "¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones". Los escribas y sacerdotes buscaban cómo matarle, pues le temían debido a que la gente lo admiraba. Al llegar la noche, Jesús salió de Jerusalén. (11:15-19)

* Cómo dijimos, los hijos de Israel fueron escogidos para edificar la casa de Dios, pero sus líderes habían convertido ese privilegio inmerecido en motivo de auto exaltación, perdiendo la capacidad de ver más allá de lo que sus ojos terrenales podía ver, tanto así que, aún los eruditos en la ley y textos proféticos no fueron capaces de discernir el cumplimiento de los tiempos, y cuando el Mesías vino, no lo reconocieron, siendo sorprendidos inmersos en corrupción y todo tipo de pecados; entre ellos, el haber convertido el templo de Dios en una suerte de mercado. El fuego purificador se estaba encendiendo, y el Señor comenzaba a usar su aventador para limpiar su era.

A la mañana siguiente, mientras pasaban, vieron que la higuera que Jesús había maldecido se había secado desde las raíces. Pedro, admirado, lo comentó con Jesús, quien le respondió: "Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". También dijo que, cuando oremos, perdonemos a quienes nos han ofendido, para que Dios nos perdone a nosotros nuestras ofensas, porque si no perdonamos, Dios tampoco nos perdonará. (11:20-26)

* La higuera seca mostraba que había llegado el tiempo de entregar la tarea de edificar la casa de Dios a otros obreros que realmente produjeran el fruto esperado. Jesús dijo: "al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado" (Mt 25:29-30), queriendo decir que el que ejerce los talentos recibidos, le serán dados otros, pero si desperdicia la oportunidad de hacer uso provechoso de los pocos talentos que posee, incluso éstos le serán quitados.

** Un monte puede entenderse como un obstáculo en el camino. Los líderes judíos se habían convertido en montes que debían ser bajados, removidos para que el Israel de Dios pudiera avanzar hacia su salvación. Pablo enseña en su segunda carta a los corintios que "aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Co 10:3-5). Las doctrinas de los religiosos judíos parecían fortalezas infranqueables; y lo mismo sucede con todo tipo de creencia engañosa, falsos profetas, falsos evangelios que se han levantado a través de los tiempos; todo será destruido, porque ninguna obra de las tinieblas puede prevalecer ante las armas de la luz.

*** La oración con fe es una de esas armas poderosas, que podemos usar no sólo contra las falsas creencias religiosas. Durante nuestras vidas pasadas (antes de rendirnos a Jesucristo), en la medida que nos desarrollábamos como individuos, todo tipo de montes se fueron levantando en nuestro camino; a muchos de los cuales les atribuimos el poder de ser insuperables: desde pequeños permitimos que otros (padres, profesores, conocidos, etc.) nos definieran, y nos pusieran etiquetas sobre lo que éramos, las cuales aceptamos como la verdad. Tantas veces dijimos "yo soy de esta manera y nadie me va a cambiar", sin embargo, cuando Cristo nos recibe rendidos a sus pies, volvemos a nacer: somos nuevas criaturas, y nadie, sino el Señor, sabe para qué nos llamó. Si antes éramos esclavos de la ira, el desenfreno, la idolatría, el egoísmo, la falta de perdón, la cobardía, la lujuria, etc., ya no tiene que ser así, porque Cristo nos libertó de la esclavitud del pecado. Toda la miseria que cubría de tinieblas nuestros corazones puede ser removida o transformada en una virtud, si apelamos a la gracia de Dios por medio de la oraciónYa no vivimos para el mundo, sino para nuestro Señor, quien repartió dones entre sus hijos, y nos dio talentos para ponerlos al servicio de la edificación de la casa de Dios


Ser Religioso No Es Indicador de Ser un Hijo de Dios

Cuando volvieron a Jerusalén, estando en el templo, vinieron los líderes judíos y preguntaron a Jesús con qué autoridad hacía todas esas cosas. Jesús contestó que les iba a decir quién le dio esa autoridad, si ellos respondían la siguiente pregunta: "El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?". Ellos no se atrevieron a decir que era del cielo pues, entonces Jesús les preguntaría por qué no le habían creído; pero si decían que era de los hombres, la gente se les iría encima, pues, tenían a Juan como un verdadero profeta; así que resolvieron contestar que no sabían. Jesús respondió entonces: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas". (11:27-33)

* Hay un refrán que dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír. Los líderes judíos seguían a Jesús por todas partes, buscando encontrar en él cualquier falla que le hiciera tropezar, lo que los convirtió en testigos de primera línea de todos y cada uno de los milagros que Jesús hizo, y de cada palabra que el Maestro pronunció; sin embargo, no vieron ni oyeron lo que para el resto era evidente, y cayeron en pecados imperdonables: rechazaron a su Mesíasy lo entregaron a los gentiles para que lo asesinaran; y atribuyeron a Belzebú los milagros que Jesús hacia por el Espíritu Santo.  

Jesús dijo que ellos no le creían, porque no pertenecían a las ovejas que el Padre le dio, pues, sus ovejas reconocían la voz de su Pastor y le seguían, pero ellos no eran de Dios, sino del diablo. 

 

La Viña del Señor

Jesús entonces comenzó a hablarles en parábolas. Contó que un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores; y se fue lejos. A su tiempo, envió a uno de sus siervos para que le pagaran el fruto de su viña, pero los labradores golpearon al siervo, y lo despidieron con las manos vacías. El dueño envió varios otros siervos, pero todos sufrieron igual afrenta, y a unos incluso los mataron. Entonces, el hombre decidió enviar a su hijo amado, pensando que a él éstos malvados respetarían, sin embargo, los labradores dijeron: "Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra"; y lo mataron y echaron fuera de la viña. Jesús concluyó la parábola diciendo: "¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros". En seguida, les recordó las Escrituras que decían: "La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, es cosa maravillosa a nuestros ojos". Los líderes, comprendiendo que la parábola se refería a ellos, hubieran querido prender a Jesús, pero temían a la multitud. (12:1-12)

* Esta parábola de la viña es muy similar a la que dijo Isaías, donde cuenta que un hombre plantó una viña esperando recibir uvas dulces, pero recibió uvas silvestres, por lo cual, el hombre la desecha, y le quita las protecciones, dejándola expuesta a ser pisoteada y destruida. Isaías termina diciendo que la viña es Israel

La nación de Israel, hijos del pacto de la ley, no dieron el fruto esperado; se habían envanecido y ya no veían más allá de sus ojos: Había llegado la hora de entregar la viña del Señor a otros obreros que realmente rindieran el fruto deseable: el Israel de Dios, hijos del pacto de la Gracia 

Como el Apóstol Pablo explica, esto no significa que Dios se haya equivocado, porque lo cierto es que ley mosaica cumplió exactamente el motivo por el cual Jehová la dio a Israel: enseñar al pueblo escogido la voluntad de Jehová, de manera de prepararlo para la venida de su Mesías. La ley nunca tuvo la intención de salvar, porque la carne no puede sujetarse a ella, y eso Dios lo sabía, pero la ley tenía el poder de hacer consiente a Israel de su pecado; el punto es que, al ser conscientes de su pecado, eran condenados, porque "bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba". Para hacerlo más claro, si la ley no hubiera enseñado que codiciar es pecado, la codicia no hubiera sido motivo de condenación, pero una vez sabido que la codicia es pecado, actuar contra lo que la conciencia dicta nos condena. Por tanto, la ley fue dada como un maestro guía para conducir a Israel hacia la salvación que iba a ser por fe. 

** En cuanto a los siervos afrentados y asesinados de que habla la parábola, no sólo está señalando a los profetas que, desde tiempos antiguos fueron ignorados y maltratados por los líderes hebreos, (aunque los que discutían con Jesús argumentaban que nunca hubieran matado a los profetas si hubiesen vivido en la época de sus padres, por lo cual el Señor los llamó hipócritas), sino también a la persecución y matanza que estaban por comenzar contra los creyentes, después de matar al Hijo del Señor de la Viña; respecto de lo cual, el Señor declaró: "he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altarDe cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación" (Mt 23:34-36 RVR).

Después de estas palabras, Jesús se lamentaba por lo que estaba por ocurrir, diciendo: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desiertaPorque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor". (Mt 23:37-39) El tiempo para que Israel diera fruto se acababa, pero no todo estaba perdido para ellos, pues a todo judío que reconozca que Jesús es el Cristo, que vino en el nombre de Jehová, su fe le es contada por justicia.

*** Citando las Escrituras, el Apóstol Pedro dijo: "Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzadoPara vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados". (1 Pe 2:6-8)

Jesús es la piedra fundamental de la casa de Dios en la tierra, enviada por YHWH para salvación, que se convirtió en piedra de tropiezo para los judíos, que fueron los primeros en ser llamados a poner las bases del edificio, pero que ahora se levanta sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo la principal piedra del ángulo.

 

LA AUTORIDAD DE JESÚS


En el Mundo, Pero Bajo el Señorío de Cristo

Se acercaron a Jesús unos fariseos y algunos herodianos, con la intención de hacerle tropezar, y comenzaron alabando al Señor, diciéndole que Él no se dejaba influenciar por la apariencia de las personas, sino que a todos enseñaba honestamente el camino de Dios, para luego preguntarle: "¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?". Percibiendo la hipocresía de los que preguntaban, les pidió que le trajeran una moneda para verla, y les preguntó de quién era la imagen tallada en ella. Le respondieron que era de César. Entonces les dijo: "Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". La respuesta del Señor los dejó asombrados. (12:13-17)

* El pueblo judío estaba sometido a la opresión del imperio romano, y Roma les cobraba tributos a favor de César; incluso contrataba a judíos como publicanos para  hacer esta labor, razón por la cual, estos recaudadores eran tenidos por traidores de Israel. Israel tenía sus propias ordenanzas escritas en la ley, y allí se les mandaba pagar el diezmo al templo; por lo cual, ellos detestaban tener que tributar, además, al imperio que los subyugaba. Sin embargo, Jesús no había venido a liberar al pueblo judío de la opresión del dictador de turno; Él había venido para salvar al Israel de Dios, a los escogidos del reino.

Lo cierto es que, mientras estemos en este mundo, debemos hacer lo que las leyes del gobierno de turno dicten, a menos que sean contrarias a la ley de Dios. En todas las Escrituras vemos este mandato: cumplir, primeramente, la ley de Dios, sin dejar de hacer lo que nos mandan las autoridades humanas; incluso, debemos orar por ellas aunque no sean de nuestro agrado. En otras palabras: dar a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.


La Vida Después de la Resurrección

Vinieron también los saduceos, que no creían en la resurrección, y citaron la ley de Moisés, donde se manda que, si un hombre casado muere sin dejar descendencia, su hermano deberá casarse con la viuda y dar descendencia a su hermano fallecido. Al respecto, le relataron que había una familia de siete hermanos. El mayor se casó, y murió antes de tener descendencia. El hermano que seguía, se casó con la viuda, pero también murió antes de dejar descendencia, y lo mismo ocurrió con el resto de los hermanos: se casaron sucesivamente con la mujer, y murieron sin dejar descendencia. Luego de morir el séptimo hermano, murió también la mujer. Entonces, los saduceos preguntaron a Jesús: "en la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?". Jesús les hizo ver que erraban, porque ignoraban las Escrituras, y no tenían conocimiento del poder de Dios. Luego les explicó que en la resurrección serán como los ángeles, que no se casarán ni se darán en casamiento. Además, les recordó que Dios, cuando habló a Moisés, le dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?", esto es porque  "Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos", y volvió a decirles que estaban equivocados. (12:18-27)

* Muchas veces nos hemos preguntado ¿cómo va a ser la vida después de la resurrección? La Biblia no dice mucho al respecto. Sabemos, por ejemplo que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva; que el mar ya no existirá; que ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor ni dolor; que ya no habrá más maldición; que no habrá allí más noche, y no habrá "necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará". Pero con respecto a cómo será la vida en la tierra nueva; de qué manera serviremos y glorificaremos a Dios y al Cordero, cuyo trono estará en medio de la ciudad de Dios, no sabemos mucho, pero el Señor nos ha dado un pequeño dato: seremos como los ángeles, que no se casan ni se dan en casamiento.

**  Jesús dice que Dios es Dios de vivos y no de muertos. Cada ser humano que viene al mundo ha sido concebido en pecado, por tanto, aunque es un ser vivo, espiritualmente está muerto. Mientras no seamos justificados por la fe en Jesucristo, seguiremos estando muertos, sirviendo al príncipe de las tinieblas. Pero, por la fe en el Hijo, Dios nos da vida eterna.

Antes de la venida del Mesías (Antiguo Testamento), la fe se demostraba con obediencia a Jehová. Abraham fue declarado justo por la fe; pues, lo que Jehová le mandó, él lo hizo, porque creyó que Jehová es fiel, y que cumple sus promesas. Lo mismo ocurrió con todos los patriarcas, y aquellos hombres y mujeres que actuaron en obediencia al Señor, de lo cual hay amplio testimonio en las Escrituras (un resumen de lo cual se presenta en la epístola escrita a los Hebreos). Todos ellos, si bien es cierto, murieron en la carne, tienen vida eterna, igual que el resto de los santos que estamos siendo redimidos por la fe en Jesucristo, en quien Dios se propuso reunir todas las cosas, tanto las que están en el cielo como las de la tierraAquel que es justificado por Dios, por medio de la fe en Jesucristo, ha pasado de muerte a vida, y aunque muera, vivirá, pues, la segunda muerte no tiene poder sobre los renacidos por la fe. 


Cómo Amar a Dios 

Un escriba que había visto a Jesús disputar con los saduceos, y que reconoció que el Señor les había respondido bien, preguntó al Señor: "¿Cuál es el primer mandamiento de todos?". Jesús contestó: "El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Continuó diciendo: "el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos". En seguida, el escriba agregó que, amar a Dios con  todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo es más que todos los holocaustos y sacrificios; y que uno es Dios, y no hay otro fuera de Él. Entonces Jesús, viendo que había respondido con sabiduría, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios". (12:28-34)

* ¿Qué significa amar a Dios con todo el corazón, y con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas? Algunas de las acepciones que el diccionario Strong da a estas palabras son las siguientes: Corazón, (que también se traduce como alma, espíritu, mente) puede definirse como ánimo, ardor, deseo, entendimiento, inteligencia, voluntad, propósito. La palabra alma se relaciona con la condición de ser vivo; criatura que respira, vitalidad; la palabra mente se relaciona con el pensamiento, el entendimiento, la razón, la inteligencia. La fuerza hace referencia al poder del cuerpo y de la mente, potencia, hacer algo con vehemencia, totalmente, de gran manera, muy alto, etc. 

En definitiva, amar a Dios debe involucrar todo nuestro ser, lo que somos, cómo vivimos, lo que hacemos, todo debe ser apasionadamente consagrado al Señor. ¿Cómo logramos hacer eso? Reconociendo nuestra debilidad, y humillándonos ante Él, sin dejar ningún espacio para que nuestra naturaleza pretenda dominar, ni buscar ídolos en los cuales apoyarnos, sino depender total y absolutamente de nuestro amoroso Señor. En otras palabras, menguar para que Cristo sea formado en nosotros, de manera que conozcamos cuál es el verdadero amor, y comencemos a amar a nuestro Dios y al Cordero de la perfecta manera que ellos nos aman.

** Según Mateo, el interés del escriba era poner a prueba a Jesús, pero cuando el fariseo, reconociendo la sabiduría del Señor, en un intento por mostrarse superior, dio su aprobación a lo dicho por Jesús, y complementó a sus dichos, el Señor le respondió: "No estás lejos del reino de Dios", evidenciándose que Jesús era la autoridad, y no el pretencioso intérprete de la ley.


¿Es Jesucristo Simplemente un Descendiente de David?

Estaba Jesús enseñando en el templo, y  preguntaba cómo es que los escribas llegaron a llamar "hijo de David" al Cristo, si el mismo salmista se dirigió al Mesías como "Señor", cuando, inspirado por el Espíritu Santo, dijo: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies". Si David lo llama "Señor", ¿cómo podría ser su hijo?. Y la gente le escuchaba con entusiasmo. (12:35-37)

* En otras palabras, Jesús les estaba haciendo ver que el descendiente de David, Ungido por Jehová como rey eterno, no era un hombre común, sino único en su tipo, investido de mayor autoridad que cualquier rey procedente del linaje David. Sin dudas, la pregunta dejó pensando a los líderes del templo. 

Al final de Apocalipsis, Jesús dice de sí mismo "Yo soy la raíz y el linaje de David", porque aunque según la carne nació de María, descendiente de David, su origen viene de la eternidad.


También Jesús advirtió a la gente que desconfiara de los escribas, pues su deleite estaba en vestir esas largas túnicas, y ser reconocidos en las plazas; ocupar asientos de honor en las sinagogas, y sentarse en los lugares de honor en las cenas; que devoraban las casas de las viudas, y como pretexto hacían largas oraciones. La condenación para ellos, dijo, será mayor. (12:38-40) 

* Al que más se le da, más se le exigirá. La hipocresía de los líderes judíos de esa época, y de todo aquel que se aprovecha de la grey del Señor el día de hoy, no quedará sin castigo. Estos son, probablemente, los que, llegada la hora del juicio, dirán a Jesús: "Señor, Señor...", y Jesús les dirá "no los conozco". Esos falsos pastores no están ocupados en las ovejas, ni en los asuntos del reino, sino que aman al mundo, y viven ocupados en satisfacer los deseos de la carne, de los ojos, la vanagloria de la vida, cosas que no son de Dios.


Dar lo Mejor con Corazón Alegre

Estaba Jesús sentado cerca del cofre de las ofrendas, viendo cómo todos echaban dinero. Muchos ricos echaban grandes cantidades dinero. Luego se acercó una viuda pobre que echó sólo dos monedas de poco valor. Entonces Jesús comentó a sus discípulos que quien más había dado era aquella viuda, porque todos echaron de lo que les sobraba, pero ella, de su pobreza, echó todo su sustento. (12:41-44) 

* La profundidad del concepto de la ofrenda es algo muy difícil de comprender y de interiorizar por el creyente. La primera ofrenda hecha a Jehová fue la de los primeros hijos de Adán y Eva, los hermanos Caín y Abel. Abel era pastor; Caín, labrador. Y sus ofrendas consistieron en dar cada uno de lo mejor de los primeros frutos de su trabajo, y ponerlo sobre el fuego, para que el humo de lo que el fuego consumía subiera hasta Dios. Sabemos que Jehová vio con buenos ojos la ofrenda de Abel, pero no la de Caín. Aunque las Escrituras no son específicas en lo que motivó el rechazo de la ofrenda de Caín, entendemos que la ofrenda de Caín, incluso si hubiera sido de lo mejor de su cosecha, no fue hecha con un corazón gozoso, sino que, probablemente, le pesó ofrendar lo mejor de sus primeras cosechas.

La ofrenda es una forma de adoración al Señor, y debe ir acompañada de fe. Si lo que damos no lo hacemos con el corazón postrado ante Dios, será una ofrenda como la de Caín. Por eso, el Apóstol Pablo dijo que debemos dar no con tristeza, ni por necesidad, ni como una exigencia de los líderes, sino como un acto de generosidad, conforme a lo que cada uno haya propuesto en su corazón; en resumen, ser un dador alegre


EL FIN DE LAS OBRAS HUMANAS


Salían del templo, cuando uno de los discípulos comentó a Jesús sobre la magnificencia del templo, y Jesús le dijo: "¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada". (13:1-2)

* Efectivamente la profecía se cumplió en el año 70 d.C., casi cuarenta años después que Jesús resucitó de entre los muertos, y ascendió al cielo, para sentarse a la diestra del Padre. El imperio romano, en manos del ejército comandado por Tito, destruyó el edificio del templo durante la primera guerra judía contra el poderío romano, ocurrida entre los años 66 y 73 d.C. El templo fue saqueado y quemado. Su principal vestigio es el muro de las lamentaciones, correspondiente al muro occidental del que otrora fuera un magnífico edificio de grandes bloques de piedra.

Estando Jesús sentado en el monte de los Olivos, frente al templo, se le acercaron Pedro, Jacobo, Juan y Andrés para preguntarle cuándo sucederían estas cosas, y qué señales habría previamente. Jesús les advirtió que no se dejaran engañar por nadie, porque habrá muchos que dirán que son el Cristo, y harán tropezar a muchos; que habrá guerras y rumores de guerra, pero que aún no será el fin; que se levantará nación contra nación, y reino contra reino, que habrá terremotos; hambres y alborotos, pero que no serán más que el principio de dolores. También les advirtió que ellos iban a ser entregados a los concilios y sinagogas; que iban a ser azotados; llevados ante reyes y gobernadores para dar testimonio del evangelio a ellos. Agregó que, antes del fin, es necesario que el evangelio sea predicado a todas las naciones. Les consoló diciendo que no necesitaban preocuparse por qué decir, pues no iban a ser ellos, sino el Espíritu Santo quien hablaría a través de ellos. Además, les dijo que, por causa de su Nombre, ellos iban a ser aborrecidos de todos; que el hermano entregará a muerte a su hermano; y el padre, al hijo; que los hijos se van a levantar contra los padres y los matarán; pero aseguró que el que persevere hasta el fin será salvo. (13:3-13)

* La respuesta de Jesús no sólo se refiere a la destrucción del magnífico templo de piedra de Jerusalén. El Señor, en un breve resumen, hace un recorrido por todo lo que estaba por comenzar en el período que abarca desde su exaltación en los cielos, por haber obedecido a su Dios y Padre, y morir en la cruz, a fin de llevar al reino a la congregación de los escogidos, hasta cuando regrese, en gloria y majestad, para sacar su iglesia antes de la destrucción del mundo; período que se conoce como "los últimos tiempos" o "los tiempos postreros".

Estamos viviendo en los últimos tiempos, y el Espíritu Santo está siendo derramado sobre los hombres que confiesan a Cristo como su Señor y Redentor, sellándolos para vida eterna. Junto con esta salvación masiva, también comenzaron tiempos violentos, de los cuales todos estamos siendo testigos. El Señor retornará por su iglesia el día menos pensado; por eso, debemos velar, y estar atentos para no caer en los engaños del enemigo de nuestras almas, que anda como león rugiente, buscando a quien devorar.

** Luego de la última cena, en el aposento alto, Jesús oró al Padre por sus discípulos, para que fueran guardados del mal. Si consideramos las palabras que les dijo el Señor en este capítulo, la oración del aposento alto no era para que Dios los librara de la persecución que estaba por comenzar contra ellos, sino más bien para que Dios guardara sus almas de no caer en apostasía por la persecución y otras pruebas que debían padecer por causa del Nombre. De hecho, casi todos sus apóstoles murieron martirizados, excepto Juan, que probablemente murió de muerte natural, pero que no se eximió de sufrir en su carne por el evangelio, pues, las últimas revelaciones (Apocalipsis) de parte de Jesucristo las recibió estando preso en la isla de Patmos, en Grecia. Todos estuvieron no sólo dispuestos, sino gozosos de morir por el Redentor, pues, su fe les aseguraba que ningún sufrimiento en esta vida es comparable a la dicha de la vida eterna junto al Rey de Reyes y Señor de Señores

*** En el libro de los Hechos podemos ver también el cumplimiento de la profecía de que sus discípulos serían entregados a las sinagogas, y ante autoridades y reyes, lo cual daría pie para que el evangelio también les fuera anunciado a ellos. En la vida de los apóstoles podemos ver el poder de la Gracia del Señor obrando a través de ellos. Luego de ser sellados con el Espíritu Santo en Pentecostés, ellos comenzaron a predicar el Evangelio con valentía ante todos los que se les ponían por delante, no importando su rango o condición, pues, ya no temían a lo que pudieran sufrir en la carne, ya que tenían los ojos puestos en el gozo de la gloria eterna.

También les dijo que, cuando vieran la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar, los de Judea deben huir, y no volverse atrás para tomar nada. Dijo también que será especialmente lamentable para las que estén encinta en aquellos días; y les pidió que oraran para que esos días no ocurran en invierno. (13:14-18)

* Aquí Jesús vuelve a referirse a la destrucción del templo. Lo creemos así, porque Lucas, en su versión de estos hechos, en vez de usar la expresión "la abominación desoladora", que usan Mateo y Marcos, utiliza las siguientes palabras: "cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado" (Lc 21:20 RVR), lo que coincide con los hechos ocurridos el año 70 d.C., a los cuales ya nos referimos.

 

La Segunda Venida del Hijo del Hombre

Jesús dijo que serán días de gran tribulación, como nunca ha habido ni habrá. Agregó que "si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días". Reiteró que no debemos creer si nos dicen que Cristo vino y anda por tal o cual lugar, porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, que harán señales y prodigios, y que engañarán incluso a los escogidos, pero nosotros ya estamos avisados. (13:19-23)

* Los últimos tiempos comenzaron a correr desde la entrada en vigencia del segundo pacto, el pacto de la salvación por gracia, instituido con la sangre de Jesús.

Jehová había dicho al Hijo: "Pídeme, y te daré por herencia las naciones", lo cual se cumplió cuando Jesús derramó su impecable sangre en la cruz, permitiendo la redención de gente de todo linaje, lengua, pueblo y nación para servir al Dios vivo. Entonces fue hallado digno de recibir, de la mano del Todopoderoso, el rollo escrito por ambos lados, sellado con siete sellos, que da plena autoridad al Hijo del Hombre sobre toda la creación, por lo cual tiene poder para suprimir todo dominio, autoridad y potencia, y dar vida eterna a los que creen en Él.

Aunque es evidente que el libro del Apocalipsis es de muy difícil interpretación, creo que, a partir de la exaltación de Jesús, esos siete sellos empezaron a abrirse. Comenzó la persecución de la iglesia, y son muchos los que han muerto, y siguen siendo asesinados por causa del evangelio; hay guerras, muertes, pueblos que padecen hambre, pestes, desastres naturales en todas partes. Falsos profetas y falsos mesías se han levantado por todo el mundo, y la maldad y apostasía van en aumento; sin embargo, también es el tiempo en que el Espíritu Santo está sellando en la frente a los escogidos para vida eterna

Luego dijo el Señor que, después de esa gran tribulación, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas; "entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo." El Señor dijo que debemos aprender de la higuera,  la cual nos indica que el verano está cerca cuando su rama está tierna y brotan sus hojas. Asimismo, cuando veamos que todas estas cosas acontecen, significa que el tiempo está cerca. También agregó que "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca", y que se acabarán el cielo y la tierra, pero sus palabras perdurarán. Por último, aclaró que sobre el día y hora del fin nadie sabe, ni los ángeles, ni siquiera el Hijo del Hombre, sólo Dios. (13:24-32)

* Sólo Dios sabe cuándo se completará la entrada de los gentiles a la ciudad de Dios, de modo que todo Israel sea salvo, como dice el libro de Romanos. Porque el final de todo lo que conocemos vendrá, como está escrito, pero el Señor es paciente para con nosotros, y no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento, por tanto, sigue llamando, de diversas formas, para que se vuelvan a Él

** Jesús fue engendrado* por Dios, pero, aunque salió de Dios, se despojó de su divinidad cuando se encarnó. Él nació de una mujer, y creció y vivió como cualquier ser humano de su época, sólo que no era esclavo del pecado, como el resto de la humanidad, porque no fue engendrado de un hijo de hombre, que trae el pecado heredado de Adán, sino de la simiente divina. Jesús, como Adán, era susceptible de ser tentado, pero a diferencia del primero, no cedió a las presiones de Satanás, sino que se mantuvo fiel a la ley de su Dios y Padre. Cuando Jesús inició su ministerio, a la edad de treinta años, fue bautizado en agua, y también en Espíritu Santo, y sólo cuando el Espíritu de Dios llenó todo su ser, comenzó a  anunciar al mundo que el tiempo se había cumplido, y que el Reino de Dios se había acercado, por lo cual, llamó a todos al arrepentimiento, y a creer la buena noticia. Hasta antes de su exaltación, después de dar su vida, Jesús era el Hijo del Hombre, lleno del Espíritu Santo, pero no glorificado, pues, su glorificación estaba sujeta al total cumplimiento de lo que Dios le había enviado a hacer, por tanto, aunque Dios y el Hijo son Uno, el Hijo del Hombre sólo sabía lo que el Espíritu le comunicaba, y hablaba lo que el Espíritu le decía que hablara, pero había información que Dios había reservado sólo para Él, como por ejemplo, el día en que se cumplan los eventos finales.

(* engendrar: propagar la propia especie) 

** ¿A qué se refería Jesús cuando dijo: "no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca"? Esto puede tener dos significados: primero, que Jesús dijo estas palabras para referirse sólo a la destrucción del templo, evento que, como dijimos, ocurrió en el año 70 d.C., de lo cual esa generación (probablemente no todos los presentes, pues muchos murieron antes por causa de la persecución) fue testigo. O, segundo, que, al decir "generación" hacía alusión a los engendrados de la Palabra de Dios, a los renacidos para ser glorificados. En otras palabras, quizás el Señor estaba diciendo que, la generación de los santos no se exime de la gran tribulación, (que no es lo mismo que el derramamiento de las siete copas de la irapues, fueron libertados de recibir la ira de Dios, cuando Cristo pagó en su lugar), y permanecerá en la tierra hasta que Jesús venga por su iglesia, antes de la ira (amilenialismo). 

Por tanto, el Señor llamó a sus discípulos a velar y permanecer en oración, pues nadie sabe cuándo se cumplirá el tiempo. Lo ejemplificó diciendo que será como un hombre que se fue lejos, pero antes de partir, dio autoridad e instrucciones a sus siervos, y ordenó al portero que estuviera velando. Jesús, entonces, les volvió a decir que debían velar, porque nadie sabe cuándo volverá el Señor, a fin de que no los sorprenda durmiendo. Agregó que este mandato no sólo estaba dirigido a quiénes compartían con él en ese momento, sino a todos. (13:33-37)

* Jesús dio instrucciones antes de ascender a la diestra del Padre: "id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado", y es lo que esta generación, el pueblo nacido del Espíritu, debe estar haciendo, velando en todo momento para no distraernos de esa misión, ni ser arrastrados por las corrientes que dominan al mundo. 


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