viernes, 21 de agosto de 2020

El Más Pequeño es el Más Grande - Estudio de MATEO IX (Mt 18, 19 y 20)

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por mí respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)

[Empezar en Mateo Primera Parte]




SER COMO NIÑOS


Los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: "¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?", y Jesús puso por ejemplo a un niño, diciendo: "si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos". También dijo que el que recibe en su nombre a alguien que sea como un niño, lo está recibiendo a Él. Asimismo, cualquiera que haga tropezar a alguno de esos pequeños que creen en Él, va a recibir castigo; porque es inevitable que haya tropiezos, pero "¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!". Así que si nuestra mano, o nuestro pie, o nuestro ojo nos inducen a pecar, es mejor quitárnoslos, porque más vale entrar a la vida manco, cojo o tuerto que, teniendo el cuerpo completo, ser echado al fuego del infierno. (18:6-9)

* Los infantes son como vasos vacíos, mansos, humildes, dependientes, con todos sus sentidos ávidos de ser enseñados, y experimentar en sus vidas lo recibido; en cambio, los mayores creemos que lo sabemos todo, y nos resistimos a aceptar algo distinto de lo aprendido. El Señor nos llama a presentarnos ante Él como niños, dispuestos a derribar todas las fortalezas que hemos construido durante nuestras vidas, y a desaprender aquello en lo que hemos creído, y en lo que nos hemos convertido, y a vaciarnos, para que seamos como una hoja en blanco que puede reescribirse conforme a la justicia y verdad de Dios.

** Los "pequeños que creen" son personas que están comenzando a buscar al Señor o que recientemente se han convertido a Cristo, pero adolecen de madurez espiritual. Lamentablemente, no todos esos "pequeñitos" llegan a los lugares correctos, porque abundan los falsos maestros y pastores que sólo buscan apacentarse a sí mismos, enseñando error. Ellos recibirán su castigo, como dice Jesús, pero hay que reconocer que no todas las ovejas son víctimas, porque muchas caen en esas trampas por causa de sus propios deseos pecaminosos, como la codicia, (es el caso de la mayoría de los seguidores del falso evangelio de la prosperidad), lo que se agrava por la ignorancia con respecto a la Verdad, producto de su falta de interés en la lectura personal de las Escrituras.

*** Muchas tentaciones llegan a nuestro corazón a través de nuestros sentidos: nuestra vista, oído, gusto, tacto, olfato, cuyo canal de entrada es nuestro cuerpo. No es necesario mutilar nuestro cuerpo para liberarnos de ellas, pero debemos aprender a ejercer señorío sobre él, porque aunque fuimos declarados santos por la fe en Cristo, el pecado tiene aún cierta injerencia en los miembros de nuestro cuerpo carnal, y si somos débiles, podemos volver a caer en esclavitud del pecado, y rebelarnos contra DiosEl Apóstol Juan nos dice que no  nos dejemos llevar por los deseos de los ojos,  de la carne o la vanagloria de la vida, porque nada de eso es de Dios, sino del mundo.


CUIDAR A LOS PEQUEÑOS



También dijo Jesús: "Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido". El Señor comentó que, así como un hombre que tiene cien ovejas, al descarriarse una de ellas, deja las otras noventa y nueve para ir a buscar a la perdida; y al encontrarla, se alegra más por la oveja que recuperó que por las otra noventa y nueve que nunca se descarriaron, la Voluntad del Padre que está en los cielos es que no se pierda ninguno de estos pequeños. (18:10-14)

* Como podemos ver, hay otra acepción para los "pequeños" de que habla Jesús. Se refiere a los que se han alejado del Reino; los que han caído en debilidad, y se han embriagado con las atracciones que esclavizan al mundo. Como sucedió con muchos de los israelitas en ese tiempo, y ocurre hoy con muchos cristianos, quienes, por diversos motivos, se alejaron de los caminos de Dios, y cayeron en las trampas de la vida secular, quedando atrapados en ella. Sólo el Buen Pastor es capaz de traer de regreso al redil esas ovejas, para ser sanadas. Como está escrito: "Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad" ... "Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil..." (Ez 34: 11-12, 16)

** Reflexionemos y preguntémonos ¿Cuántas veces hemos condenado al prójimo que cae en adicciones? Muchas veces son echados a la calle por gente que se autodefine como "cristiana", para que no causen más problemas ni vergüenza. Los que hemos renacido, nos regocijamos de saber que Jesús perdonó nuestros pecados, pero ¿hemos sabido perdonar a estos "pequeños" que nos causan tanta aflicción?¿Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo y sacrificio por rescatar a esa oveja descarriada? ¿Hemos pedido sabiduría para que el Señor nos guíe en cómo hacer para rescatar a esa oveja perdida? ¿Hemos orado al Padre para que tenga misericordia de ese ser humano como tuvo misericordia de nosotros? Dice la Palabra que, para que los extraviados invoquen el nombre del Señor, debe haber alguien que les presente al Señor en sus vidas. ¿Hemos hecho la tarea?, porque nosotros somos los llamados a evangelizar, y a ser luz en medio de las tinieblasCuando uno de esos pequeñitos, persuadido por el Evangelio, viene a Cristo para ser rescatado, el Señor lo recibe con los brazos abiertos, y hace morada en su corazón por medio de su Espíritu para guiarlo en la rehabilitación no sólo de su adicción, sino de su alma. Jesús no rechaza a ninguno que venga con un corazón quebrantado a pedir ayuda

EL PERDÓN


Por esta razón, Jesús dice que cuando vemos a un hermano pecar, debemos hablar con él a solas. Si no quiere escuchar, se debe llevar a dos o tres hermanos como testigos, de manera que la conversación conste en más personas; si el transgresor no quiere entender, se deberá llevar su caso a la iglesia; pero si aun así no oyere, se le deberá considerar como a un incrédulo o un publicano. Dijo el Señor que "todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo". Y reiteró que, si dos creyentes se pusieran de acuerdo en la tierra, y pidieren sobre cualquier cosa, Dios les responderá desde el cielo, porque, dondequiera que se reúnen dos o tres en el nombre del Hijo, Él estará en medio de ellos. Vino Pedro, entonces, y preguntó al Maestro: "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?". Jesús respondió: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (18:15-22)

* ¿Qué significa considerar a alguien como incrédulo o publicano?

Cuando estudiamos el capítulo 16 de este libro, vimos que Jesús dijo a Pedro que le daría las llaves del reino, luego de lo cual, el Señor agregó: "todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos", por lo cual concluimos que las palabras "atar" y "desatar" tienen el significado de dejar entrar o impedir la entrada al reino. Esta autoridad Jesús se la dio a la iglesia, que se edifica sobre la piedra fundamental que es Jesucristo, con todos aquellos que, como Pedro, creen, por la revelación que Dios pone en sus corazones, que Jesús es "el Cristo, el Hijo del Dios viviente", porque nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.

Por tanto, tener a alguien por incrédulo o publicano significaría que el pecador no arrepentido no puede ser tratado como a un hijo de Dios. El apóstol Pablo debió enfrentar un caso de inmoralidad en Corinto, y lo resolvió diciendo: "el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús". No creo que Pablo haya condenado a muerte al transgresor, como algunos interpretan este pasaje, sino que lo excluyó de la iglesia, quedando el pecador expuesto a Satanás, quien no dejará pasar la oportunidad de atacarlo para destrucción de su carne; sin embargo, como sabemos, los dones de Dios son inmutables, por lo cual, si el que pecó había sido sellado por el Espíritu Santo, no perderá su salvación, aunque aprobará casi quemándose.

Pablo abordó el tema de juzgar a los hermanos, diciendo que cualquier situación sobre esta vida que enfrente a un hermano contra otro, debe ser juzgada al interior de la iglesia, en vez de ser llevada a los tribunales seculares; y esto es, porque sólo en la iglesia puede aplicarse la justicia que es según Dios. En consecuencia, el cómo juzgamos a los hermanos conlleva una gran responsabilidad; por eso, si es necesario, tendremos que perdonar hasta setenta veces siete al que peca contra nosotros, imitando así a nuestro Padre que está en los cielos, que es paciente y misericordioso, y perdona nuestras faltas todos los días, a cada instante. Y a no olvidar que tenemos mandato de amonestarnos mutuamente los hermanos, cuando observemos desobediencia a los mandatos de nuestro Señor, y a orar los unos por los otros, porque donde están reunidos dos o más en nombre del Señor, Él estará en medio, escuchando sus oraciones.

** Las palabras "atar" y "desatar" han sido muy mal usadas por algunos, asociándolas a la obtención de bienestar en esta vida. Dicen, por ejemplo, que si quieres obtener algo, debes enfocarte en ello y "atarlo" para que se haga realidad, como queriendo decir "no lo saques de tu mente para que se haga realidad". Es lo que se conoce como "pensamiento positivo", que no es otra cosa que una mala interpretación de la fe bíblica. La fe bíblica no es pensar positivo, sino tener convicción de que lo que no vemos existe, y la certeza de que lo que esperamos va a sucedercreemos que Dios es Espíritu; que es el Soberano de toda la creación; que Jesucristo es el Camino a Dios, y que está sentado a la diestra de la Majestad intercediendo por los hijos adoptados por la fe; que hemos sido salvados por su sangre; que el Espíritu Santo ha venido a morar en nosotros para guiarnos en la santidadque la Biblia es la Palabra de Dios; que hay una guerra espiritual; que, aunque no comprendamos cuando nos hallemos en diversas pruebas, sabemos que Dios lo permite por un fin superior, por tanto, descansamos en su Sabiduría; que cada promesa que Dios ha hecho la cumplirá; que Jesucristo vendrá por su iglesia; que resucitaremos; que la vida eterna es una realidad que anhelamos y aguardamos con paciencia; en fin, son tantas las verdades bíblicas que creemos por fe, y que nos mantienen viviendo con paz y gozo en medio de este mundo atribulado.

Entonces, Jesús comenzó a contar una parábola, diciendo que el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos, y enfrentó a uno que le debía diez mil talentos, pero como éste no tenía con qué pagar, ordenó venderlo a él, su mujer e hijos y todas sus posesiones a fin de darse por pagado. Entonces, el siervo se postró, y suplicó por misericordia, prometiendo pagar todo. El Señor tuvo misericordia, y le perdonó la deuda, pero saliendo, el siervo halló en el camino a un consiervo que le debía cien denarios, y comenzó a presionarlo para que pagara, y no quiso oír sus ruegos, y lo echó a la cárcel. Los otros consiervos, lamentando lo ocurrido, fueron hasta su Señor y le relataron lo que había hecho el siervo que antes había obtenido su perdón. El rey mandó llamar al siervo, y le dijo: "Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?". Entonces lo entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Jesús concluyó diciendo: "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas". (18:23-35)

* Jesús nos enseñó a orar al Padre que está en los cielos, diciendo: "perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Lamentablemente, en la cotidianeidad, ¡cuánto nos cuesta perdonar a los que nos ofenden! Sin embargo, hay que saber que, guardar rencor es como tomar veneno. Nadie sale más perjudicado que los que no perdonan, porque asemeja a tener una herida profunda que no deja de sangrar. Cada vez que nos veamos tentados a no perdonar, recordemos cuán misericordioso es Dios al haber perdonado toda nuestra maldad, y cuántas veces a diario sigue renovando sus misericordias para con nosotros; por tanto, como hijos suyos, seamos misericordiosos con los que nos ofenden, perdonando tantas veces como sea necesario.


VARÓN Y HEMBRA FUERON CREADOS


Estando en Judea, los fariseos llegaron hasta donde estaba Jesús sanando a las multitudes. Con la intención de hacerle tropezar, le preguntaron: "¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?".  Entonces Jesús les preguntó: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo (...) Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?" Y agregó: "Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". (19:1-6)

* Antes de analizar el tema del divorcio, quiero detenerme en las palabras que Jesús citó: "el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo". Dios creó un varón con ciertas características físicas, y después creó, a partir del hombre, una hembra con características similares; complementarios uno del otro, pero diferente en varios aspectos, entre otros, en su sistema reproductivo; porque el varón es el que porta la simiente que lleva vida, y la mujer tiene la matriz donde se formará el nuevo ser. La palabra "matrimonio" significa "calidad de madre"; y la palabra "madre" viene del latín "mater", que se refiere a una hembra que ha parido; o hembra respecto de sus hijos; o matriz en que se desarrolla el feto. En otras palabras, la finalidad primordial del matrimonio es la reproducción del ser humano dentro de un vínculo estable y seguro, como es la familia. Siendo así, y aunque entendemos que los idiomas son dinámicos, llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo, sólo para obtener beneficios civiles, carece de sentido. 

Por otro lado, en ninguna parte de las Escrituras se habla de una variante, o de la eventual mutación de los géneros humanos; sólo hay dos: hombre y mujer. Sin embargo, la homosexualidad existe, pero las Escrituras se refieren a ella como el resultado del comportamiento del hombre caído. El ser humano, aunque no comprende toda la obra de Dios, siempre ha tenido conciencia de que hay un ser superior que creó todo lo que ve, al cual hay que rendirle cuentas. Desde que el pecado tomó dominio de la voluntad del hombre, éste empezó a incomodarse de que el Dios Creador condenara su pecado, y optó por no reconocerlo en toda su magnificencia, entonces decidió reemplazarlo por ídolos fabricados con sus manos, a los cuales les atribuía haber hecho todas las cosas, pero que eran incapaces de enrostrarles sus perversiones. En respuesta a esta rebelión, y viendo cómo habían corrompido la verdad, el Dios Todopoderoso los entregó a sus pasiones desordenadas, por lo cual, hombres y mujeres, creyéndose libres del control divino, se dejaron llevar por todo tipo de deseos vergonzosos, y, entre otras cosas, comenzaron a deshonrar sus propios cuerpos, haciendo unos con otros lo que era contra naturaleza. Con el correr de los años, y para tranquilizar sus conciencias, ahora inventan todo tipo de argumentos para justificar la mentira, para que sea aceptada universalmente, pervirtiendo así la ley de Dios, intentando convencer a todo el mundo de que la inmoralidad es un valor; engañando y manipulando las mentes de niños y jóvenes, para que acepten como verdad las perversiones con que Satanás saturó sus corazones.

Pero HAY ESPERANZA, porque aunque el pecado de la homosexualidad es condenado en todas las Escriturashay salvación en Cristo para todo el que escucha la Palabra, se arrepiente, y viene con un corazón quebrantado, buscando ser rescatado. Porque la Palabra de Dios es palabra viva, que tiene la capacidad de derribar todo tipo de fortalezas que hemos levantado con pensamientos errados, y nos libera de las ataduras que nos han tenido cautivos por tantos años a través de falsos argumentos insertados con engaños en nuestros corazones, y nos regenera, para transformarnos en nuevas criaturas que gozan de la libertad que hay en el Señor.


EL DIVORCIO Y EL REINO



Entonces, los fariseos preguntaron a Jesús por qué Moisés permitió dar carta de divorcio para repudiar a la mujer. Jesús respondió que eso fue necesario por la dureza de corazón de los hombres de entonces, pero que el diseño divino no contempla el divorcio. Dijo que, si alguno repudia a su mujer, salvo que ella haya sido infiel, y se casa de nuevo, adultera; asimismo, el que se casa con la repudiada también adultera. Sus discípulos le dijeron que, siendo así las cosas, no conviene casarse. Jesús respondió que no todos pueden mantener el celibato, sino sólo quienes han recibido el don. Concluyó diciendo que hay quienes desde el vientre vienen con la condición para vivir como eunucos; otros que son hechos eunucos por intervención humana, y otros que escogen vivir como eunucos por causa del reino. El que lo pueda hacer, que lo reciba. (19:7-12)

* La continencia es un don. No todos tienen la fortaleza de ejercerla. Pablo también toca el tema, y recomienda casarse al que no puede reprimir los deseos sexuales. La Biblia no condena el sexo entre marido y esposa; lo que condena es la fornicación; esto es, sexo prematrimonial, así como extramarital, es decir, el adulterio

** Hay situaciones que Dios permite por causa de la maldad de los hombres, pero no significa que sean mandatos. Los fariseos preguntan "¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?", pero Jesús no usa el verbo "mandar", sino "permitir": "Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres". De hecho, Jehová condena el divorcio, y lo dice claramente por medio del profeta Malaquías: "Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio...".


LOS NIÑOS DEL REINO


Entonces, dice Mateo, le fueron traídos unos niños a Jesús para que pusiese sus manos sobre ellos, y orase, y los discípulos les reprendieron, pero Jesús dijo: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos", y puso sus manos sobre ellos, y luego se fue. (19:13-15)

* Nunca es muy temprano para enseñar a los niños en los caminos de Jesús. Mientras más pequeños son expuestos a versículos, a la fe en Cristo, al Nombre de Dios, más posibilidades hay de que los retengan toda su vida.

** En otro sentido, ya habíamos dicho que, en muchas ocasiones, las Escrituras llama "niños" a los neófitos, es decir, a los que son nuevos en la fe, o que están recién siendo atraídos hacia el Evangelio. Las puertas del cielo están abiertas para todo el que oye el llamado de Dios, y se arrepiente. Ninguno, por muy indigno que parezca a nuestros ojos, va a ser rechazado por el Señor si viene a Él como un "niño", manso, humilde, deseoso de ser acogido, y deseoso de ser alimentado del pan divino, que es la Palabra de Dios.


EL MAESTRO Y DIOS


Vino hasta el Señor un joven rico que dijo: "Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?". Antes de responder su pregunta, Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios". Luego, respondió su pregunta: "si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". El joven respondió que los había guardado desde su juventud. Entonces, Jesús le dijo que, si quería ser perfecto, fuera y vendiera sus posesiones y lo diera a los pobres, y el hombre se puso muy triste, porque era muy rico, y se fue. Jesús comentó a sus discípulos: "De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos", y que era más fácil que pasara un camello por el agujero de una aguja, a que un rico entrara en el reino de los cielos, pero para Dios nada es imposible. (19:16-26)

La versión NTV (Nueva Traducción Viviente) traduce el texto de esta manera: "Maestro, ¿qué buena acción tengo que hacer para tener la vida eterna?—¿Por qué me preguntas a mí sobre lo que es bueno? —respondió Jesús—. Solo hay Uno que es bueno...".  LNTV  tiene un comentario al pie de página que dice: "algunos manuscritos dicen Maestro bueno", dejando entrever que no todas las copias halladas de este evangelio contienen la calificación "bueno" acompañando al sustantivo "Maestro". Por su parte, la Septuaginta (LXX) traduce el texto así: "«Maestro bueno ¿qué de bueno haré para tener la vida eterna?»  Y él díjole: «¿Qué me preguntas de lo bueno? uno es el bueno...". Hay que destacar que la LXX es la primera versión de la Biblia, en la cual se basan todas las versiones bíblicas que existen el día de hoy, y se trata de la transliteración al griego de los textos sagrados escritos en hebreo y arameo, por tanto, debería ser la versión más confiable. Según la tradición, el evangelio según san Mateo es el único libro del Nuevo Testamento escrito en hebreo; todos los demás habrían sido escritos en griego originalmente. Otro elemento que debemos tener en consideración es que, si leemos la misma historia en los evangelios según san Marcos y san Lucas, veremos que ambos usan la misma expresión: "Maestro bueno", y en ambos, la versión de la LXX dice: "¿qué me dices bueno? Nadie bueno, sino uno: Dios".

¿Por qué me tomo tanto tiempo en hacer estos comentarios? Porque Jesús hace una distinción entre Él y su Padre que está en los cielos, durante su ministerio terrenal. No tengo ninguna duda, porque la Biblia lo dice, que Dios estaba en Jesús haciendo todas las cosas, y que Jesús es Emanuel, esto es, Dios con nosotros; pero también, antes de ser exaltado tras su ofrenda, Jesús dijo que el Padre mayor es que el Hijo. Jesús salió de Dios, y vino al mundo despojándose de su divinidad para hacerse siervo de Dios; un hombre perfecto, de carne y sangre, que fue enviado por Dios para ofrendar su vida por la descendencia de Abraham según la fe. Es un error decir que Dios murió en la cruz; primero, porque Dios es eterno, y no puede morir, (el que murió fue Jesús, el siervo enviado por Dios, que salió de Dios) y, segundo, porque la santidad de Dios es incompatible con el pecado, pero el santo Hijo de Dios, viviendo en un cuerpo mortalpodía llevar nuestros pecados sobre sí. Con ese propósito fue enviado, porque, para salvar a la humanidad, el perfecto hombre, proveniente de Dios, debía cargar los pecados de todo el mundo, cometidos desde la creación y hasta el final de los tiempos, y recibir la justa ira de Dios que merecen nuestras abominaciones, hasta morir, liberándonos de esa terrible condena. Era tan grande el peso de la iniquidad puesta sobre los hombros del Hijo del Hombre que, por un momento, Jesús sintió que Dios lo había abandonado cuando agonizaba en la cruz. Estamos convencidos que el Padre y el Hijo son Uno, y que durante todo su ministerio terrenal Dios moraba en Cristo; sin embargo, creemos que, Dios nunca abandonó su trono y que, mientras el Ungido ofrendaba su vida, el Padre seguía reinando desde en el cielo, viendo cómo su amado Hijo Unigénito consumaba el plan de redención de la humanidad.  

** En cuanto a por qué Jesús dice que sólo Uno es bueno, refiriéndose al Padre, y se excluye de la calificación de "bueno", creo que es, porque Jesús aún no había sido glorificado cuando dijo esto. Recordemos que la Palabra dice que, "aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia", lo que quiere decir que, para completar la obra que Dios le mandó a cumplir, Jesús debía mantenerse obediente en todo, incluso, hasta morir de la peor forma, sin echar pie atrás, lo que el Hijo del Hombre cumplió a la perfección, terminando de esa forma con la maldición que heredamos de Adán, quien por su desobediencia nos condenó a todos a la esclavitud del pecado, y a la muerte eterna, como consecuencia. Cuando Jesús completó la obra de redención, Dios lo exaltó y lo puso por Señor de toda su casa. Ahora Jehová reina por medio de Jesucristo, quien está sentado a la diestra de la Majestad, desde donde el Hijo del Hombre reinará hasta que destruya el poder de sus enemigos, después de lo cual entregará el reino al Dios y Padre, para que Dios sea el Rey Supremo sobre todas las cosas.

*** Para Dios nada es imposible. Jesús no dijo que es "imposible" que un rico entre al reino de Dios, sino que "difícilmente" podría hacerlo, por causa de su amor a las riquezas. El Señor ya había dicho que nadie puede servir a dos señores, es decir, no se puede amar a Dios y a las riquezas con el mismo fervor; siempre se amará a uno más que al otro. Sin embargo, cuando el hombre es convencido por la Palabra del Evangelio, y se arrepiente, Dios inicia la transformación, por medio de su Espíritu, en el corazón de ese hombre. Como ejemplo, tenemos el caso de Zaqueo, el publicano que fue transformado por Jesús, y compensó a todos los que habían sido víctimas de su codicia.


LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS


Entonces Pedro preguntó: "nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?". Jesús, respondiendo, dijo: "De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel". Además, dijo que cualquiera que por su nombre haya dejado casas, hermanos o hermanas, padre o madre, o mujer o hijos, o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Terminó diciendo: "Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros". (19:27-30)

* Jesús no promueve el abandono a las familias, sino que nos manda a ordenar nuestras prioridades, y a que no convirtamos en ídolos a los que amamos. Dios, por medio de Jesucristo, debe ser puesto por sobre cualquier otra persona, porque, de lo contrario, nuestra fidelidad estará con un dios equivocado. La prueba que pasó Abraham también tiene que ver con haber puesto a Dios en primer lugar. Él estuvo dispuesto a ofrendar a su hijo amado en obediencia a Jehová, poniendo su amor por el Señor antes que su amor por su hijo Isaac, y su fe en Dios, por sobre las circunstancias, porque confió en la inmutabilidad de la promesa que Jehová le había hecho, de que a través de su hijo Isaac serían benditas todas las naciones.

** La autoridad para ejecutar el juicio final fue dado por el Padre a Jesucristo, porque es el Hijo del Hombre, dice Juan. Pero Jesús también ha dado esa autoridad a los hijos del reino. Aquí Jesús dice que los apóstoles juzgarán a las doce tribus de Israel. Por otra parte, el Apóstol Pablo, en su primera epístola a los corintios, dice que la iglesia de Jesucristo juzgará al mundo, incluso a los ángeles, (probablemente, se refiere a los ángeles caídos, que fueron encarcelados en las profundidades). Creo que es una facultad que tendremos los hijos como cuerpo de Cristo. Dios nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús cuando nos unimos a Él por la fe. Desde entonces, somos un espíritu con Él

*** Los postreros que serán primeros se refiere a la iglesia. Ésta comenzó a formarse durante el ministerio de Jesús en el mundo. Hasta ese momento, sólo los hebreos habían sido llamados al Reino de los cielos, pero muchos se envanecieron, por lo cual, el llamado se extendió a aquellos que no eran considerados pueblo, a los que, por la fe en Jesucristo, se les dio el derecho de ser miembros de la familia de Dios. Sin embargo, los gentiles no podemos desconocer que los primeros en creer el evangelio fueron hebreos; pues, todos los apóstoles eran judíos, pero después, cuando muchos de los judíos, especialmente los líderes, rechazaron al Hijo de Dios, la Palabra fue llevada a los gentiles. Pero todo forma parte del plan de redención de Dios, porque Dios permitió que el corazón de Israel se endureciera con la finalidad de que los gentiles también tuvieran entrada al reino, dice Pablo, y cuando entre la totalidad de los escogidos, se dará por concluida la redención de Israel. 

Con respecto a lo anterior, la traducción hecha por la versión Reina Valera se ha prestado para confusiones. Dice: "que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo" (Ro 11:25-26 RVR). La expresión "luego" se ha interpretado como el adverbio que significa "más tarde", o "seguidamente", sin embargo, se trata de la conjunción que significa "por consiguiente" o "por lo tanto". La LXX lo translitera así: "que la ceguedad en parte a Israel aconteció, hasta que la plenitud de las gentes entrare. Y así todo Israel se salvará", lo que quiere decir que, cuando entre la plenitud de los gentiles al reino, se dará por completada la redención de Israel, es decir, la redención de los descendientes de Abraham según la fe. La esperanza de Pablo es que, mientras esto sucede, muchos de sus hermanos israelitas según la carne se arrepientan de su incredulidad, a fin de que sean reinjertados por la fe en el olivo original del cual fueron arrancados, porque no creyeron.

Jesús ejemplificó sus palabras con una parábola, diciendo que el reino de los cielos asemeja a un hombre padre de familia que salió a contratar obreros para su viña. En la mañana contrató los primeros obreros por un denario al día; pasadas unas horas, fue a contratar otros obreros, y les ofreció pagar un precio justo; más tarde, volvió a salir, y contrató a los últimos, ofreciéndoles también un precio justo. Cuando llegó la hora de pagar, comenzó desde los últimos (los postreros), a quienes pagó un denario por su trabajo. Cuando llegó a los primeros contratados, éstos pensaron que iban a recibir más, sin embargo, recibieron el precio convenido de un denario cada uno. Los primeros comenzaron a murmurar contra el padre de familia, pues encontraban injusto que hubieran recibido la misma paga que los últimos; entonces el Padre de familia les hizo ver que no había injusticia en lo que hizo, y que no tenían motivos para molestarse, por causa de que él había escogido pagar lo mismo a los que habían sido contratados al final. Jesús volvió a decir: "los primeros serán postreros, y los postreros, primeros", y agregó: "porque muchos son llamados, mas pocos escogidos". (20:1-16)

* Dios es Soberano, y como la entrada al reino es por fe, no por obras, si alguien se arrepiente, y entrega su vida a Jesucristo en el último segundo de su vida terrenal, será salvo, igual que cualquiera que vivió toda su vida en la fe de Cristo. El mejor ejemplo se produjo durante la crucifixión: uno de los dos malhechores crucificados junto a Jesús, se arrepintió de su pecado en el último momento, y Jesús le dijo que estaría en el paraíso junto a Él. Esto no quiere decir que si alguno, conociendo la Voluntad de Dios, decida vivir como un diablo toda su vida, reservándose hasta el último minuto de su vida para pedir a Cristo que  lo reciba como siervo, va a ser salvo, porque si esa persona escogió seguir viviendo en pecado después de haber oído el llamado del Señor, significa que amó más al mundo que a Dios, por tanto, difícilmente entrará al reino de los cielos. Por otra parte, nadie sabe cuándo va a llegar su hora, ni si va a tener tiempo para ofrendar su vida antes de expirar.


JESÚS VUELVE A ANUNCIAR SU MUERTE Y RESURRECCIÓN


Mientras se dirigían a Jerusalén, Jesús volvió a anunciar su muerte a sus doce discípulos, diciendo: "subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará". (20:17-19)

* Lucas, en su versión de estos hechos, agregó que "ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía". El mismo Lucas relata más adelante el encuentro de Jesús resucitado, con dos de sus discípulos que iban camino de Emaús después de la crucifixión, quienes estaban muy apesadumbrados, porque Aquél que habían creído que era el Mesías estaba muerto. Ellos no se habían dado cuenta de que el que hablaba con ellos era el Señor, y comentaron que habían escuchado que algunas mujeres decían que Jesús estaba vivo, porque su tumba estaba vacía. Entonces el Señor comenzó a revelarles cómo las Escrituras se habían cumplido en Jesús, sin embargo, no fue sino hasta que Jesús bendijo el pan y lo partió delante de ellos que sus ojos fueron abiertos, y pudieron comprender que el que les hablaba era el Señor resucitado. 


EL MAYOR EN EL REINO DE LOS CIELOS



Entonces, vino la madre de Jacobo y de Juan, hijos de Zebedeo, para pedir a Jesús que, cuando estuviera en su reino, ordenara que sus hijos se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús respondió que ella estaba pidiendo algo que no comprendía; y preguntó a los hijos: "¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?", y ellos respondieron que sí podían; y Jesús les contestó: "A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre". (20:20-23)

* Jesús bebió la copa de la ira que nos correspondía beber a nosotros como pecadores: Él fue escarnecido, azotado y crucificado en nuestro lugar, liberándonos del castigo. Sin embargo, aun cuando su obra fue completa y perfecta, y ya no se necesitan más ofrendas por el pecado, sus apóstoles y primeros discípulos también bebieron del vaso amargo de la persecución, y fueron aborrecidos igual que su Maestro, torturados, encarcelados, muriendo, la mayoría de ellos, como mártires por causa del Nombre de Jesús. Es más, los cristianos de esta generación tampoco estamos exentos de sufrir por causa del Nombre; dicen las Escrituras que los hijos de Dios pasaremos por muchas aflicciones para entrar al Reino, pero también somos llamados a perseverar, porque Jesús, en quien vivimos y nos movemos, venció al mundo.

** Cuando Jesús habló de su bautismo, estaba refiriéndose a todo el proceso por el cual tuvo que atravesar para consumar el plan de redención de Dios, lo que incluía morir en la cruz. En más de una oportunidad el Señor llamó a sus discípulos a cargar su propia cruz, y a negarse a sí mismos, pero Él no estaba dirigiéndose solamente a los primeros cristianos, sino a todos los llamados, porque nuestro bautismo consiste en crucificar la carne con todos sus deseos y pasiones, y empezar a vivir para DiosEl bautismo de los primeros discípulos de Jesucristo, y de nosotros consiste en que, por fe, morimos en la muerte de Cristo en la cruz, y por fe, resucitamos junto con Él en su resurrección, para empezar a vivir en santidad aquí en la tierra, santidad que se perfecciona a través de las pruebas y tribulaciones, y que se completará cuando Jesús vuelva por su iglesia, y nuestros cuerpos sean también glorificados con la gloria de Jesús.


Cuando el resto de los discípulos oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús los reunió a todos y llamó su atención, diciéndoles que en la tierra los que gobiernan se enseñorean de los gobernados, y ejercen autoridad sobre ellos, pero que entre los hijos del reino "el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo", siguiendo el ejemplo del Hijo del hombre, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. (20:24-28)

* Muchas veces se mal interpreta este mensaje, creyendo que se trata de una amenaza para los que se enaltecen, quienes serán castigados, convirtiéndose en servidores del resto. Pero lo que está enseñando Jesús es que el reino de los cielos será para los humildes, los mansos, los que sirven al resto; ellos serán los primeros, los más grandesJesús dio ejemplo de esto cuando lavó los pies de sus discípulos, siendo Él Señor y Maestro.


VISTA A LOS CIEGOS



Saliendo de Jericó, le seguía una multitud. Junto al camino, había dos ciegos que le rogaban: "¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!", y a pesar de que la gente los hacía callar, ellos insistían; entonces Jesús los llamó y les preguntó qué esperaban que Él hiciera, y ellos le respondieron: "Señor, que sean abiertos nuestros ojos". Jesús tocó sus ojos, y enseguida recibieron la vista, y comenzaron a seguirle. (20:29-34)

* Reitero que los milagros registrados en los evangelios sucedieron tal y como son relatados, y sabemos que Jesús no sólo hizo los milagros registrados aquí, sino que fueron tantas las sanaciones que, si se contaran todas, se tendrían que escribir tantos libros que no cabrían en el mundo, pero las contenidas en el Nuevo Testamento quedaron para dejarnos un mensaje. 

Observemos la insistencia, casi desesperación, de estos dos hombres, y lo que piden: "Señor, que sean abiertos nuestros ojos", porque lo cierto es que todos los que hemos escuchado el llamado, llegamos a Cristo como estos dos ciegos: quebrantados, con la fe puesta en que Él es el único que puede darnos la vista espiritual, para comprender la Verdad y ser sanadosLos que éramos ciegos, y que ahora podemos ver gracias a que Jesús abrió nuestros ojos, empezamos a buscar, y hallamos; llamamos, y se nos responde; pedimos y se nos da

** Jesús vino a abrir los ojos espirituales no sólo de los judíos, sino de los gentiles también. Dos ciegos que no veían más allá de sus ojos terrenales, pero que en Cristo recibieron luz para comenzar a andar por las sendas correctas, conforme a la justicia y Verdad del Creador. En Cristo, las diferencias entre judíos y gentiles desaparecen, porque la sangre de Jesús reúne en un solo cuerpo a todo el que cree. Nace así la nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de Aquél que nos llamó, sacándonos de las tinieblas a su luz admirable.

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